Los cazas, una postal de cine y “las fuerzas del cielo”
Aunque este tipo de aeronave nació a fines de los 70, se mantiene vigente y ha incorporado con el tiempo una avanzada tecnología
política — En una presentación que incluyó escenas inspiradas en la película Top Gun, el ministro de Defensa, Luis Petri, posó para las fotos en uno de los 24 aviones caza F-16 que el gobierno de Javier Milei adquirió en Dinamarca. “Desde hoy, los argentinos volvemos a tener fuerzas del cielo que nos protejan”, dijo el funcionario, quien firmó con su par danés el contrato de compra. El costo final de la operación ascenderá a 650 millones de dólares.
WASHINGTON.– La compra de aviones caza F-16 estrechará la relación entre la Argentina y Estados Unidos y sus aliados occidentales, y les dará a las Fuerzas Armadas acceso a tecnología militar de última generación, aun cuando se trate de aviones usados con varios años de servicio. Un alto oficial de la Fuerza Aérea norteamericana dijo a
que es un caza de “cuarta generación plus”, capaz de incorporar avances y tecnología de los jets más modernos pese a que es un modelo de fines de los 70.
El F-16 Fighting Falcon es un avión caza compacto, relativamente pequeño y liviano, altamente maniobrable, capaz de volar armado más de 860 kilómetros y regresar a su punto de partida –su “radio de combate” supera el de sus competidores, según Estados Unidos–, localizar blancos en cualquier condición climática, ejecutar misiones aire-aire y ataques aire-tierra, alcanzar una velocidad de 2500 kilómetros por hora o “Mach 2”, y soportar hasta nueve “G”, o nueve veces la fuerza de gravedad. Nació a fines de los 70, y su versatilidad le dio popularidad, y también longevidad. Testimonio de sus años, el avión llegó al cine en los 80, en películas como Águilas de Acero y La Joya del Nilo.
El avión fue desarrollado bajo un acuerdo de consorcio entre Estados Unidos y cuatro aliados europeos: Bélgica, Dinamarca, los Países Bajos y Noruega. Hoy, Estados Unidos tiene más de 700 aviones F-16 en servicio, y la edad promedio de su flota es de 31 años, según la Fuerza Aérea. Ucrania los quiere para combatir a Rusia, y casi 30 países lo tienen en su inventario, incluidos varios miembros de la OTAN. La Argentina pasará a formar parte de esa familia, un salto que tiene profundas ramificaciones para la política exterior, y la cooperación militar, tecnológica y de seguridad del país con Estados Unidos y otras potencias occidentales. Más aún si se tiene en cuenta que el otro país que ofreció aviones caza fue China.
El oficial de la Fuerza Aérea norteamericana remarcó dos beneficios vinculados a la incorporación de los F-16. El primero es la “interoperabilidad” que ganará la Argentina con el resto de los países que utilizan el avión. Los aviones F-16, indicó van a estar operando con aliados y socios que utilizarán los F-16 y otros activos de quinta generación durante varios años más, hasta bien entrado 2040.
“Sumar a la Argentina ahora a esa familia de cazas amplifica el grado de interoperabilidad y cooperación en el que ahora podemos incluir a la Argentina. Ese es realmente el beneficio y la capacidad del F-16”, completó.
Otro rasgo es la capacidad de modificar y modernizar el avión para preservar su vigencia, nutriéndolo en el tiempo de los avances tecnológicos militares norteamericanos. La compra también sella una relación a futuro. Estados Unidos ve al F-16 como una “plataforma” de última generación “actualizable”, y ubica a los aviones daneses a la par de los F-16 que se han desplegado activamente en todo el mundo y en situaciones de conflicto, pese a sus años.
Si bien el F-16 integra la familia de cazas de cuarta generación, la aeronave ha incorporado tecnología y armamento utilizado en los aviones más modernos de quinta generación, como el F-22 o el F-35. La cabina estilo burbuja está diseñada para que el piloto pueda procesar información fácil y rápidamente para transformarla en acciones concretas. Los F-16 que incorpora la Argentina incluyen misiles aireaire AIM-120 AMRAAM y AIM-9, tal como informó a fines la nacion del año anterior cuando Estados Unidos aprobó la operación, los dos principales misiles aire-aire utilizados por la Fuerza Aérea norteamericana.
“En última instancia, querés un avión con el que puedas crecer y que pueda incorporar ese armamento y ese instrumental altamente avanzado, y el F-16 posee esa arquitectura”, explicó el oficial norteamericano.
“Lo que espero que haga la Argentina es que, después de un breve período inicial de implementación, muy probablemente comience a buscar actualizaciones de la plataforma que les permitan continuar creciendo desde una cuarta generación hasta una cuarta generación plus”, continuó. ●