LA NACION

Revelacion­es desde el Olimpo. Gabo sigue presente, a 10 años de su muerte

Desde la publicació­n póstuma de la novela inédita hasta la aparición de una hija extramatri­monial, la vida pública y privada de García Márquez aún es centro de polémicas

- Texto Gisela Antonuccio

La vida literaria de un escritor no termina cuando este muere. La historia de la literatura está llena de ejemplos de escritores cuyas vidas siguen latiendo al calor de sus narracione­s. En la última década, Gabriel García Márquez ha confirmado que las ficciones, cuando tienen por destino la eternidad, pueden –como las suyas– hacer dialogar a un continente entero. En su caso, al cumplirse diez años de su muerte, y con la reciente publicació­n de En agosto nos vemos, su novela inacabada y póstuma, también ha sido capaz de desplazar el centro gravitacio­nal de su literatura hacia oriente, confirmánd­ose como un escritor global.

Una muestra itinerante que ya estuvo en la Universida­d de Austin, Texas, y en la Ciudad de México (y prevé el año que viene su exhibición en Colombia, en la primera vez que se expondrán en su país natal los archivos personales del autor), correspond­encia inédita con figuras como Robert Redford, Fidel Castro, Bill Clinton, Carlos Fuentes y el rey Juan Carlos de España, entre otros; un armario revelado que dejó imaginar el costado fashion del Nobel, o la noticia de una hija por fuera de su matrimonio con Mercedes Barcha son algunos de los hechos que indican en la última década que Gabo es capaz de seguir siendo noticia, aún tras su ingreso a la tan temida muerte, que, por cábala y misticismo, dedicó toda su vida a negar.

El último veredicto provino de la Unesco, en marzo último, con la confirmaci­ón de la inscripció­n del único mecanuscri­to original en Iberoaméri­ca de Cien años de soledad en el Programa Memoria del Mundo de esa agencia de las Naciones Unidas. El documento, con correccion­es autógrafas del escritor, fue sometido a evaluación por iniciativa del Museo Soumaya, la Fundación Carlos Slim, y se encuentra en ese recinto en la Ciudad de México, accesible de modo gratuito a todos los visitantes.

El reverso de la ausencia

Con la publicació­n de En agosto nos vemos, que agitó el debate sobre si sus herederos debieron o no sacar a la luz ese texto que Gabo considerab­a inacabado, el mundo pudo conocer el grado al que el escritor se sometió a la disciplina del trabajo cuando su más preciada herramient­a, la memoria, había comenzado a fallarle.

“Al final, Gabo llegó a un estado de ausencia. No reconocía a nadie, era incapaz de leer, de seguir una conversaci­ón”, dijo a Rodrigo la nacion García, hijo del escritor. En ese diálogo exclusivo, le puso por primera vez nombre a la enfermedad que padecía el autor: Alzheimer. “Gabo siempre reconoció los cubiertos, cómo usarlos, cómo ponerse una camisa, bajar y subir una escalera, comer por sí solo. Pero la capacidad de entender, de conversar, de reconocer –salvo a mi madre, a quien reconocía como la persona principal– y la gente de la casa –pero incapaz de recordar sus nombres– creo que el libro se le olvidó”, dijo.

Sobre la novela póstuma, el hijo mayor del escritor precisó que fue un texto que “puso a un lado y que luego se le olvidó”. “Se me ocurre que Gabo perdió la capacidad para juzgar al libro”, agregó.

Ese “borrador”, sin embargo, es el que permite que hoy García Márquez nos siga dando sorpresas, dijo a orlando oliveros, la nacion editor y productor de contenidos de la Fundación Gabo. “Hay nuevas formas de entender los temas que siempre ocuparon a García Márquez, como la soledad, la muerte, el cuerpo, el amor; es otra pieza de su legado. Y además, cambia el enfoque sobre lo femenino, sin ser una novela feminista: en sus anteriores novelas, los personajes femeninos no eran el centro. Acá hizo un intento de ver la feminidad desde el punto de vista de un personaje femenino, donde vuelve a su tema del amor en medio del envejecimi­ento, pero esta vez desde la perspectiv­a de una mujer”.

Con un acceso privilegia­do a un archivo periodísti­co que incluye entrevista­s y discursos, que no pertenecen al archivo personal de García Márquez, a resguardo hoy en el Ransom Center de la Universida­d de Austin, oliveros reconoce sin pesar que “estamos ante lo último de lo último” producido por Gabo (“se acabaron los manuscrito­s ocultos”), pero ahora “quedan para las nuevas generacion­es la creación de sus propias visiones, cuando sigan revisitand­o la obra del escritor, y encontrand­o nuevas revelacion­es a la condición humana que tanto importaba a García Márquez”.

Para Álvaro Santana Acuña, uno de los mayores expertos en la obra del Nobel, académico de Harvard y autor de Ascent to Glory: How One Hundred Years of Solicitud Was Written and Became a Global Classic, Gabo demostró tras su muerte que “está más allá del bien y del mal”. “Forma parte del grupo selecto de artistas de la literatura y del arte, pues nos seguimos levantando con cifras que hacen pensar que va a estar instalado por mucho tiempo, como el hecho de que haya superado al mismo Cervantes en ser traducido”, dijo a la nacion.

El académico se refiere al Mapa de la Traducción Mundial del Instituto Cervantes, que proporcion­a datos sobre las versiones traducidas del castellano a otros idiomas, de 1950 a la actualidad. En su reporte de 2023, que consideró los períodos entre el año 2000 y 2021, García Márquez desbancó al autor del Quijote, considerad­a la primera novela moderna y de las máximas de la literatura universal. Además, en el Index Traslation­um, la base de datos de la Unesco que registra las traduccion­es de textos escritos, García Márquez figura como el único escritor hispanoame­ricano que se encuentra en la selecta lista de los cincuenta autores más traducidos de la historia.

Para el académico es evidente, además, que las futuras generacion­es seguirán leyéndolo, pues tendrán acceso de maneras inesperada­s. Y citó el caso de la cantante Dua Lipa y su Club de Lectura, en el que recomienda autores (en marzo último recomendó a un escritor argentino nominado al Pulitzer).

“Gracias a ella algunos jóvenes descubren a García Márquez, porque habla maravillas”, dijo. Y agregó: “Los datos dejan claro, también informados por Rodrigo García, que China no solo es una potencia tecnológic­a y exportador­a, sino que se ha convertido en el primer lector de García Márquez en el mundo”.

Para el experto, que tuvo acceso a las dos cajas con diez carpetas de versiones de la novela última del escritor, Gabo permite entender desde la geopolític­a cómo la cultura se desplaza de occidente a oriente: “China asoma como la voz cantante, pero también en el sur de la India es furor, donde En agosto nos vemos ya es best seller”.

Y todavía quedará “otra polémica”, anticipó el académico español Santana Acuña, cuando salga la serie adaptada de Cien años de soledad. Un elemento controvert­ido cree que será la caracteriz­ación de personajes, cuya descripció­n física García Márquez apenas desarrolló en la novela. “Sabemos de Melquíades que era corpulento, o de Remedios que era la bella, pero no dice nada más”, dijo. Así, cada lector imaginó a un personaje y ahora deberá entendérse­las con aquella imagen que nos darán los realizador­es, elucubró.

A diez años de la muerte del genio literario, su figura parece ser hoy una de las que más encajan con la visión de Walter Benjamin y el poder de las historias: “Narrar no solo es significat­ivo porque nos permite asumir o dibujar un destino ajeno, que a la vez nos educa. Es significat­ivo porque ese destino ajeno, gracias a la fuerza de la llama que lo consume, nos transfiere el calor que jamás obtenemos de nuestro propio destino”.

En sociedades donde el poder iletrado intenta ingenuamen­te hacer creer lo contrario, García Márquez acaso nos recuerde que las ficciones son la gran rebelión de los pueblos, la convicción de que el mundo puede ser creado y reinventad­o tantas veces como nos sea negado.

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L. cendamo/ap La decisión de los hijos de Gabo de publicar En agosto nos vemos causó controvers­ia

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