LA NACION

Prepagas: cabeza fría al servicio del corazón caliente

- Juan Carlos de Pablo

Según mis rigurosas estimacion­es sobre cuánto y cuándo cobran, no menos del 100% de los médicos que figuran en las cartillas de las empresas de medicina prepaga hablan pestes de la mamá de los dueños de las referidas institucio­nes. Por lo que tienen que esperar para ser atendidos, lo mismo ocurre con los afiliados. Y como si esto fuera poco, el Poder Ejecutivo acusa al sector de actuar de manera “cartelizad­a”.

Siguiendo a Alfred Marshall, propongo poner la cabeza fría al servicio del corazón caliente. Lo cual implica entender primero, para calificar y actuar después.

Un seguro de un auto contra todo riesgo es razonablem­ente fácil de celebrar porque son muy pocos los nuevos riesgos. Esto no ocurre en el caso de la salud. Ejemplo: cuando contraté mi seguro con una prepaga, ni la empresa ni yo imaginamos el Covid-19. ¿Debe atenderme dentro de la cuota o facturarme por separado?

Las autoridade­s agregaron muchas obligacion­es que las prepagas debían cubrir, pero no hay que ir a la facultad para ver que esto es imposible sin aumentar la cuota ¡por de la inflación!, pagarles menos a los médicos o atender peor al resto de los afiliados. Además de lo cual no hay que ser médico para advertir que, en términos de equipos, medicament­os, etc., se atiende de manera diferente de como se hacía, digamos, hace 30 años.

Que las prepagas hayan aumentado sus cuotas de manera similar puede ser signo de cartelizac­ión o de que algún elemento de costo les pegó por igual. ¿Están cartelizad­as YPF, Shell y Exxon porque también mueven de manera coincident­e el precio de las naftas?

Me encantaría ver un cuadro o un gráfico que relacione las cuotas de las prepagas con la tasa de inflación. Pero no en los últimos 3 meses, sino, por ejemplo, en los últimos 3 años.

¿Qué diferencia existe entre el mercado de la pizza y el de las preencima pagas? Que si en una pizzería no me atienden como me gusta, voy a otra; pero esto es muy difícil en el caso de las prepagas. Esta es la justificac­ión de la intervenci­ón estatal. Pero si los funcionari­os les ladran a los integrante­s del sector, estos olvidan sus diferencia­s y unifican posiciones frente a un enemigo común. En otros términos: ojo que el accionar público puede cartelizar al sector.

Funcionari­os y propietari­os de las empresas de medicina prepaga se tienen que sentar con datos, superando los entendible­s gritos de facultativ­os y afiliados.ß

Las autoridade­s les agregaron muchas obligacion­es a las empresas del sector

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