LA NACION

El calvario de una pyme por un duro conflicto gremial

“Estoy cansada y desilusion­ada”, afirma Alejandra Bada Vázquez, dueña de Lácteos Vidal, que desde hace casi dos años enfrenta el hostigamie­nto del sindicato lechero

- Pilar Vazquez

Desde hace 639 días, la pyme Lácteos Vidal lucha por mantener a flote su actividad frente a un gremio que, en numerosas ocasiones y a través de diferentes medidas de fuerza, intentó paralizarl­a. Se trata de uno de los conflictos que preocupa al sector productivo en general y que mantiene en vilo al pueblo de Moctezuma, a 30 kilómetros de Carlos Casares, en donde está ubicada la empresa. “Todavía estamos sufriendo las consecuenc­ias del ataque de Atilra”, dijo a Alejandra la nacion Bada Vázquez, dueña de la empresa privada, en referencia al conflicto con el sindicato.

Con el argumento de una falta de recategori­zación de empleados, el 19 de abril de 2022 Atilra comenzó a tomar una serie de medidas de fuerza que afectaron la actividad de la pyme, dejándola a un paso de la quiebra. Bloqueos, amenazas y presiones, entre otras acciones, fueron algunas de las situacione­s denunciada­s por la compañía y enfrentada­s también por algunos de los trabajador­es. El conflicto volvió a cobrar visibilida­d esta semana con un fallo judicial desfavorab­le para la empresa láctea en el que se desestimar­on varios recursos presentado­s. Este veredicto reavivó la preocupaci­ón y generó malestar en el ámbito empresaria­l por la desprotecc­ión al sector productivo.

“Nos costó muchos nd meses recuperar la producción y a los clientes. Todavía no los pudimos recuperar a todos. Tuve muchos gastos en abogados, seguridad, en todo lo que devino del ataque. Hay policía en la fábrica. Todavía tengo el embargo de $5 millones a pedido de Atilra. Son muchas todas las pérdidas económicas que nos causaron”, contó la empresaria.

Durante estos casi dos años, la empresaria ha luchado por mantener vivo el negocio de una firma que emplea directamen­te a unos 100 trabajador­es. Fue en la madrugada de ese 18 de julio de 2022 cuando un grupo de trabajador­es instaló una carpa en la puerta de la firma para iniciar un “bloqueo” que duró aproximada­mente dos meses.

En esa jornada, según recordó ahora Bada Vázquez, no le permitiero­n encender la caldera de la empresa que sus padres, Idal Bada y su madre, Alicia Vázquez, habían fundado hace 50 años. De esta manera, se interrumpi­ó la producción de quesos, dulce de leche, manteca y suero elaborados a partir del procesamie­nto de unos 60.000 litros de leche por día. La planta es de exportació­n a la Unión Europea; hacia allí se envía mozzarella. Además, se elabora leche en polvo para Bolivia y suero para China y Corea del Sur.

Además de la planta láctea, también bloquearon un establecim­iento que la firma tiene en el barrio de Villa Devoto, en Buenos Aires. El gremio negó siempre que se haya tratado de un bloqueo y, en cambio, el sindicato hablaba de “huelga”.

“No había ningún motivo para hacer un bloqueo, eso es un delito. Nunca hay motivo, pero tampoco hubieran tenido un motivo para hacer una huelga porque están todos los sueldos al día, todas las cargas sociales y las categorías ya había dicho el Ministerio de Trabajo que estaban bien”, expresó Vázquez.

A los dos días, el Ministerio de Trabajo dictó una conciliaci­ón obligatori­a que luego de aproximada­mente tres semanas venció y ahí fue que el sindicato volvió a proceder con la misma medida. El conflicto escaló aún más cuando, después de más de dos meses, la empresa despidió a 29 trabajador­es que seguían adheridos a la metodologí­a del gremio.

En este contexto, el caso comenzó a tomar visibilida­d a nivel nacional y, en estos casi dos años, la firma recibió el apoyo de empresas del sector, políticos que se expresaron, como el expresiden­te Mauricio Macri y la actual ministra Patricia Bullrich. El 8 de julio de 2023 se realizó un abrazo simbólico en las puertas de la láctea en el que participar­on productore­s, industrial­es y vecinos.

La batalla en la Justicia ha sido intensa, y también las dificultad­es. Luego de las cesantías, el Juzgado Nacional de Primera Instancia del Trabajo Nº 69, a cargo de José Ignacio Ramonet, emitió una medida cautelar prohibiend­o los despidos por huelga y ordenando la reincorpor­ación. Posteriorm­ente suspendió la medida tras escuchar la defensa de la empresa. No obstante, ante la apelación de los trabajador­es, vino un nuevo revés de la Justicia. La Cámara Nacional de Apelacione­s de Trabajo Nº 9 ordenó la ejecución de la medida cautelar a pesar de que existía un dictamen fiscal que afirmaba que la Cámara no debía tratar el recurso. En este contexto, se le ordenó a la empresaria pagar $290.000 por día, es decir, $10.000 por persona si se demoraba.

Lácteos Vidal apeló la decisión del juez y realizó un gran número de presentaci­ones que fueron desestimad­as por no estar prevista la apelación en el proceso sumarísimo. Sin embargo, anteayer se conoció que la Cámara le denegó eso.

Con cierta resignació­n, frente a esa decisión judicial, la empresaria sostuvo que está “cansada, desilusion­ada, agotada, aburrida y triste porque veo que no tienen en cuenta el sacrificio, lo que cuesta mantener una empresa viva”. Para concluir agregó: “Es desgastant­e y me genera impotencia y me parece una injusticia, sobre todo por mis empleados que quisieron trabajar a pesar de estar amenazados, hostigados. Son ellos quienes pidieron que los despidan a los violentos. Genera mucha angustia”.ß

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Alejandra Bada Vázquez, dueña de Lácteos Vidal, en la puerta de su establecim­iento, en Buenos Aires
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