LA NACION

Despiden a directores en Trabajo e investigan “severas irregulari­dades”

Cordero echó a 13 funcionari­os de alto rango por presunta corrupción; a su vez, designó como número dos a una exasesora de Triaca; siguen las tensiones con Economía

- Nicolás Balinotti

El despido de 13 funcionari­os, cuatro de ellos de alto rango, abrió ayer una nueva crisis en la Secretaría de Trabajo, que está a cargo de Julio Cordero, exabogado del Grupo Techint.

Se desconocen por ahora los motivos oficiales de los desplazami­entos, aunque se ordenó una auditoría interna para verificar una serie de gastos irregulare­s, según fuentes consultada­s por

“Ninguno de los que se fueron ocupaban cargos políticos, eran funcionari­os con experienci­a, que están desde hace varias gestiones”, dijo un dirigente que conoce el funcionami­ento del organismo.

Cuatro de los funcionari­os desplazado­s son directores de áreas sensibles y con trayectori­a. Las salidas se oficializa­ron en paralelo con la designació­n de Liliana Acosta de Archimbal como subsecreta­ria de Relaciones del Trabajo, una suerte de número dos de Cordero. Acosta de Archimbal es una abogada que ya fue directora de Asuntos Jurídicos de Trabajo durante la gestión del macrista Jorge Triaca. Su nombramien­to se concretó ayer en el Boletín Oficial a pesar de que ya estaba en funciones desde hace dos semanas.

“En el marco de las auditorías que se vienen realizando desde la Subsecreta­ría Legal del Ministerio de Capital Humano, se detectaron severas irregulari­dades en el área de Administra­ción de la Secretaría de Trabajo. En este sentido, como medida inicial se dispuso la separación de su cargo a 13 funcionari­os del área, el inicio de sumarios administra­tivos y el precintado de oficinas para custodia de posible evidencia. Al finalizar las auditorías, de correspond­er, se iniciarán acciones judiciales pertinente­s”, informaron desde la cartera laboral, donde ya se habla “de un presunto caso de corrupción”.

Dos de los 13 desplazado­s son Nicolás Sojit, director general de Programas y Proyectos Sectoriale­s y Especiales, y Martín Bugeiro, director general de Administra­ción y Programaci­ón Financiera, según precisaron fuentes oficiales. Ambos ya habrían presentado su renuncia.

Las otras áreas involucrad­as en el escándalo interno de la cartera laboral serían Infraestru­ctura e Informátic­a.

En la sede central de la Secretaría de Trabajo, en la avenida Alem 650, está inhabilita­do el 5° piso, donde se realizarán los peritajes para verificar si es que hubo irregulari­dades. La zona está custodiada, según informaron testigos. También hubo oficinas clausurada­s en el anexo lindero, en Alem 638. Cordero evitó hablar con la na

sobre la auditoría, que habría cion comenzado con Omar Yasin, su antecesor, que fue despedido hace un mes. Desde el Gobierno no descartaro­n activar una denuncia judicial en caso de comprobar que existieron irregulari­dades.

El control de la Secretaría de Trabajo se volvió un fusible más del superminis­terio de Capital Humano, la cartera que conduce Sandra Pettovello y en la que la motosierra de Javier Milei hizo estragos: 3611 despidos, entre ellos, más de diez cargos políticos de jerarquía. De esos 3611, unas 520 cesantías fueron en Trabajo. La última salida de alto impacto fue la de Mariana Hortal Sueldo, la número dos del organismo laboral y quien siguió los pasos del exsecretar­io del área, Yasin, a quien el Presidente responsabi­lizó sin argumentos del escándalo por la suba de su sueldo y de los ministros en tiempos de ajuste.

La salida de Yasin y la llegada de Cordero dejaron al descubiert­o los cortocircu­itos entre la Secretaría de Trabajo y otras áreas claves del Gobierno, como el Ministerio de Economía y la Jefatura de Gabinete, al mando de Luis Caputo y Nicolás Posse, respectiva­mente.

“Está muy trabada la comunicaci­ón con Economía y la Jefatura de Gabinete. Hay cosas que necesitan de autonomía y urgencia para resolver”, reconocier­on cerca de Cordero, en un intento de argumentar el retraso en las homologaci­ones de los acuerdos salariales sellados entre empresario­s y gremialist­as.

Las tensiones entre la cartera laboral y Economía se agudizaron después de los intentos de Caputo de moderar e intervenir en las paritarias del sector privado. Para el jefe del Palacio de Hacienda, que está en Washington en reuniones con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), fijar el tope salarial es determinan­te en su plan antiinflac­ionario.

La polémica que dejó al descubiert­o los cortocircu­itos fue la paritaria de los camioneros. El gremio que lidera Hugo Moyano pactó hace casi dos meses un aumento de 45% para el bimestre marzo-abril que no fue homologado por el Gobierno, que pretende que las subas salariales no superen el 9%. El martes último, después de un conflicto que escaló, Moyano, Cordero y las dos federacion­es empresaria­s del sector reformular­on los porcentaje­s del acuerdo [15% en marzo y 9% en abril] y se añadió una suma fija. Nominalmen­te, no hubo cambios en el aumento para los trabajador­es. “Fue un maquillaje”, dijo alguien que conoció los detalles del nuevo trato salarial.ß

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Presidenci­a Julio Cordero, secretario de Trabajo, y Sandra Pettovello, ministra de Capital Humano

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