Un continente que está en acción para responder a los nuevos desafíos
En la reciente reunión “Líderes de la Ruralidad de las Américas”, organizada por el IICA, se reflejó la realidad de la región que, mediante la tecnología y la inclusión, es capaz de aumentar la producción y cuidar el ambiente
Con el propósito de pensar en la agricultura del futuro, la producción de alimentos y la importancia del cuidado del medioambiente, se presentó un prometedor proyecto que busca realzar los sistemas alimentarios para que estos ayuden al diseño de políticas y reconozcan las fortalezas de la actividad. El documento fue oficializado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) tras el evento Líderes de la Ruralidad de las Américas que se realizó hace unos días. En él se enfatiza sobre las necesidades de enfoques equilibrados en los procesos de transformación.
El proyecto es de Eduardo Trigo, consultor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID); Eugenio Díaz Bonilla, director del Programa para América Latina y el Caribe del IFPRI, junto a Manuel Otero, director general del IICA; contó con la colaboración de la economista Rosario Campos. De la presentación participaron Fernando Mattos, presidente de la Junta Interamericana de Agricultura (JIA), máximo órgano de Gobierno del IICA e integrado por 34 ministrso-, y ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, junto a sus pares de Guyana y Honduras, Zulfikar Mustapha y Laura Suazo, respectivamente. El proyecto es denominado “Acerca de los sistemas alimentarios fallidos y otras narrativas”.
En él los expertos señalan que los análisis respecto del funcionamiento de los sistemas alimentarios deben ser abordados de forma equilibrada a modo de obtener diagnósticos adecuados para diseñar políticas que corrijan aspectos negativos, potencien los beneficios existentes e involucren a la mayor cantidad posible de actores en una transformación positiva que contribuya al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de París.
El documento también especifica que la agricultura es el único sector que puede ayudar simultáneamente con la mitigación, la adaptación y la resiliencia, lo que la convierte en una parte considerable de la solución al cambio climático, como ya lo han demostrado los países de América Latina y el Caribe, pioneros en la adopción generalizada de la agricultura sin labranza y la ganadería sostenible. Por eso, los expertos sugieren un enfoque más equilibrado y, de esta manera, dicen que “habrá más probabilidades de contar con un diagnóstico adecuado para diseñar políticas que corrijan los aspectos negativos, potencien los beneficios existentes e involucren a la mayor cantidad posible de actores en una transformación, entre otros puntos centrales”.
Para poner en contexto recuerdan los momentos destacados de la historia de los sistemas alimentarios mundiales, cuando la población mundial aumentó 3000 millones de personas en 1960 a cerca de 8000 millones en la actualidad. Según señalan, en ese lapso la producción total se incrementó en una proporción aún mayor, ya que hoy hay un 30% más de calorías disponibles y casi un 35% más de proteínas per cápita. Por eso, explican que esta expansión se alcanzó con un aumento en el uso de las tierras agrícolas mundiales de menos del 9% entre 1960 y 2021, y precios de los alimentos que, en términos reales, están un 14% por debajo de los niveles de las décadas de 1960 y 1970.
“A pesar de ello, los niveles de hambre, aún persistentemente altos, dificultan el acceso a dietas saludables, el aumento de la obesidad, las elevadas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y las duras condiciones de vida de muchas de las personas que operan en distintas etapas de la producción y la industrialización que han dado origen a una narrativa que sostiene que los sistemas alimentarios son fallidos”, precisan. Frente a estos flagelos, indagan si es necesario preguntarse si esta es la mejor manera de involucrar a los actores, particularmente a los agricultores, en los esfuerzos destinados a resolver los problemas y aumentar los beneficios actuales, de manera de avanzar hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y las metas del Acuerdo de París.
Por su parte, Otero mencionó que “el trabajo apunta a profundizar sobre la realidad de los sistemas alimentarios para comprender mejor la lógica de su funcionamiento. Mucho se ha avanzado desde la década de 1960 cuando se pronosticaban
MANUEL OTERO
DIRECTOR GENERAL
DELIICA
“El trabajo apunta a profundizar sobre la realidad de los sistemas alimentarios para comprender mejor su lógica”