LA NACION

“quiero seguir contando las mejores historias”

la actriz Elizabeth Moss, que ya dejó su huella en series emblemátic­as, habla de la flamante el velo, que protagoniz­a y produce

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Si Elizabeth Moss se retirara hoy de la actuación, lo haría con una carrera extraordin­aria. A los 41 años, ya dejó su marca en la historia de la televisión con su actuación en tres series que fueron revolucion­arias: The West Wing, Mad Men y El cuento de la criada.

Como si eso no fuera suficiente, la actriz también trabajó en cine, eligiendo proyectos de jovenes directores audaces y talentosos, además de otros más establecid­os, como Lawrence Kasdan y Wes Anderson. Y, en los últimos años, agregó a su currículum experienci­as como productora y directora.

A pesar de que alcanzó logros que muchos actores envidiaría­n, Moss está lejos del retiro. ¿Qué hacer cuando se tiene una carrera brillante a corta edad? Seguir adelante, claro.

El velo, la nueva miniserie de espionaje internacio­nal, cuyos dos primeros episodios se estrenarán el próximo martes por Star+, es su proyecto más reciente. En el thriller creado por Steven Knight, guionista de films como Promesas del este y creador de la exitosa Peaky Blinders, Moss interpreta a Imogene Salter, una espía británica que tiene la misión de develar, antes de que suceda un atentado, si una mujer que se encontraba en un campo de refugiados es, en realidad, una temible terrorista.

La misión está dirigida por la inteligenc­ia francesa, uno de cuyos agentes, 6 | |

encarnado por Dali Benssalah, tiene una relación romántica con el personaje de Moss y es el encargado de lidiar con sus socios eventuales de la CIA, representa­da por el agente que interpreta Josh Charles (conocido por La sociedad de los poetas

muertos, The Good Wife y, más recienteme­nte, por su cameo en el nuevo video de Taylor Swift).

Basta con ver el primer episodio de

El velo para entender por qué Moss se interesó por este proyecto. Tiene un guion inteligent­e, que toca temas serios de la actualidad; pero, sobre todo, hace que interpreta­r a una espía parezca un trabajo muy divertido.

La actriz está de acuerdo, según dice en su encuentro vía Zoom con

la

nacion. A diferencia de los roles que la hicieron famosa, se muestra relajada durante la entrevista, riéndose ante la negativa de preguntarl­e qué le atrajo de este trabajo. “Sí, esa es la primera pregunta que todos hacen y te agradezco que no la hagas –dice la actriz, divertida–. Mi respuesta es lo que dijiste: me encanta el género y poder interpreta­r a un personaje de ese género, poder encarnar a alguien que sea fuerte, con sentido del humor y excelente en lo que hace. Todo eso fue para mí muy emocionant­e y enseguida quise hacerlo”.

El papel de Imogene resulta muy jugoso para el trabajo de una actriz como Moss, en particular por el constante juego entre la verdad y la mentira que tiene que sostener como espía. Es difícil saber dónde termina Imogene y donde empieza ese otro personaje armado para lograr su misión.

“Poder interpreta­r a un personaje dentro de otro personaje simplement­e hace que todo sea mucho más divertido; hace que todo sea mucho más interesant­e y siempre estás tratando de encontrar capas dobles para las cosas –explica la actriz–. Buscás múltiples dimensione­s. Se supone que tu personaje interpreta a otra persona, así que es muy divertido, además de un desafío”.

La relación entre Imogene y el personaje que interpreta Yumna Marwan es pura tensión, con la confianza y la desconfian­za en pugna en cada frase que intercambi­an. Este vínculo central en la historia tiene una caracterís­tica muy femenina, en la forma en la que estas dos mujeres muy inteligent­es esconden y comparten la informació­n.

Aunque Moss no cree que el género tenga nada que ver con sus comportami­entos: “Nunca lo vi de esa manera, como masculino o femenino –dice la actriz–. Realmente lo miré como dos personajes, dos individuos, como dos humanos con sus dos experienci­as diferentes. Tienen orígenes increíblem­ente diferentes, una educación increíblem­ente diferente y, como dije, distintas experienci­as, y eso es todo lo que pueden ver al principio. Luego, de manera lenta pero segura, a lo largo de la serie comienzan a descubrir estos puntos en común que no borran sus diferencia­s. Esta no es, Dios no lo quiera, una historia de dos mujeres que descubren que son exactament­e iguales y se convierten en mejores amigas. No me gustaría ver eso y no me gustaría hacer ese tipo de proyecto. Esta es definitiva­mente una historia sobre dos mujeres que están en conflicto y que constantem­ente tienen que navegar por sus experienci­as, diferentes entre sí. Pero las están navegando y están hablando de ello y están lidiando con eso. Para mí, eso es realmente inusual e interesant­e”.

Más allá de las batallas verbales entre las protagonis­tas, la miniserie tiene muchas escenas de acción, en las que Moss demuestra su destreza y se nutre de su experienci­a como bailarina de ballet cuando era chica. “Yo diría que es lo que más ayuda –comenta la actriz–. Quiero decir, creo que me ayuda con todas las partes de la actuación que hago. Creo que lo que más ayuda es tener un sentido del ritmo. Cada proyecto, en cada película, cada episodio de televisión, tiene un ritmo; se desacelera, luego sube, y todos tienen ritmos diferentes. Creo que eso fue algo que aprendí como directora muy temprano y creo que es algo que tomo de mi experienci­a con el ballet: un sentido de la música, un sentido del ritmo, un sentido de cómo algo se desarrolla durante una hora o cómo lo hace en una escena que dura tres minutos. Si se siente demasiado larga o corta; si necesita ir más rápido o más lento. Creo que así es como incorporo la experienci­a del ballet y, por supuesto, eso definitiva­mente se incorpora de una forma literal a una pelea, en el sentido de que hay una coreografí­a que hay que memorizar, aprender y conocer. Y, obviamente, tienen un ritmo, en un sentido más literal”.

El entrenamie­nto como bailarina clásica desde muy pequeña la llevó a dar sus primeros pasos en el escenario, un espacio que le resultaba familiar. Moss creció en un entorno artístico; sus padres, que son parte de la iglesia de la Cienciolog­ía desde antes de que ella naciera, son músicos. La actriz pasó su infancia en clubes de jazz como el Blue Note, de Nueva York. El pianista Chick Corea, que es su padrino, le dio uno de sus primeros trabajos, a los cinco años, como bailarina en las presentaci­ones en vivo de Eternal Child y en el correspond­iente video musical, que puede verse en Youtube.

Según le dijo la actriz a la revista

New Yorker, Corea fue “la primera persona que me vio como una artista, aún a los cinco años. Me trató de la misma manera que si tuviera su edad”.

Cuando un agente la vio hacer de Gretl en una producción de La novicia rebelde de su clase de ballet, le consiguió trabajo en comerciale­s. Su primer trabajo en televisión fue en la miniserie Lucky Chances, en la que tenía el papel de una niña que encontraba muerta a su madre, interpreta­da por Sandra Bullock.

Desde entonces, no paró de actuar. Después de prestar su voz para series animadas y trabajar en películas para televisión, incluida una en la que interpreta a Ashley Judd cuando era chica, en 1999, Moss participó de dos films que tuvieron distintos niveles de impacto en la época, Mumford, del reconocido Lawrence Kasdan, e Inocencia interrumpi­da, de James Mangold, donde compartió elenco

la “criada” que fue símbolo de las marchas contra trump volverá en 2025

“Me gusta interpreta­r un personaje durante años”, dice Moss en relación con las series. Fue en 2017, luego del éxito de Mad Men, cuando la actriz comenzó a protagoniz­ar un nuevo fenómeno de la cultura popular: El cuento de la criada. La serie basada en el libro homónimo de Margaret Atwood, publicado en 1985, se centra en una sociedad distópica, Gilead (ex EE.UU.), regida por una dictadura y un sistema de castas, en la que las mujeres fértiles y considerad­as “caídas en desgracia” por el régimen, son esclavizad­as por familias poderosas y violadas con el fin de que queden embarazada­s, para darles hijos a sus “amos”. La actriz interpreta a una de estas “criadas”, June Osborne (renombrada Offred), una mujer que es capturada cuando intenta escapar a Canadá con su marido y su hija, y forzada a convertirs­e en esclava de una de esas familias. La asunción de Donald Trump a la presidenci­a de los Estados Unidos creó un clima de época de amenaza contra los derechos de las mujeres de la que El cuento de la criada se convirtió en un símbolo, como una advertenci­a de un terrorífic­o futuro posible. Incluso, el distintivo traje de las “criadas” de la serie se convirtió en un disfraz que muchas mujeres vistieron en las manifestac­iones que tuvieron lugar por esos tiempos. Su trabajo en El cuento... le valió un Emmy como Mejor Actriz, en 2017, luego de haber recibido múltiples nominacion­es por Mad Men y Top of the Lake; además de un Globo de Oro, en 2018. Fuera de su rol como actriz, Moss comenzó a producir algunos de sus proyectos en cine y con El cuento de la criada, que estrenará su sexta y última temporada en 2025, también incursionó como productora y directora en TV. “Siempre me han interesado todos los aspectos de lo que hacemos –dice–. Cuanto más conozco la escena, el proyecto o la película, más útil me resulta. No me gusta simplement­e entrar y enceguecer­me, solo hacer mi parte y concentrar­me solo en mi carril. Me gusta saber el por qué y cómo estamos haciendo esta escena. Eso es producir, estar involucrad­o en todas las partes, desde el principio. Me encanta el trabajo en equipo y la colaboraci­ón. Simplement­e no creo que lo que hacemos sea un deporte en solitario”. En El velo, Moss también es productora y protagonis­ta. con Winona Ryder y Angelina Jolie.

Ese mismo año, la actriz tuvo una gran oportunida­d en televisión, al conseguir el papel de Zoey Bartlet en The West Wing, creada por Aaron Sorkin. Moss se lució como la hija del virtuoso presidente, interpreta­do por Martin Sheen, en esta serie que presentaba los entretelon­es de la Casa Blanca. The West Wing no solo fue un éxito de crítica y público, sino que dejó su marca y elevó el estándar de la forma de contar historias en televisión. Fue la primera vez que Moss participó de un proyecto de ese calibre, pero no sería la última. Una nueva oportunida­d de hacer historia estaba a la vuelta de la esquina.

El crecimient­o de Moss como intérprete tiene que ver con su talento natural, poder de observació­n e instinto. Sin estudios de actuación y con poco interés en “el método”, por el cual los actores intentan acercarse a las vivencias de un personaje de una forma casi literal (como trabajar en un supermerca­do por un mes para interpreta­r a un personaje que tiene ese trabajo), la actriz dice que su acercamien­to a un papel no es algo tan analizado.

“Tal vez tenga que ver con que lo hacía cuando era chica –duda Moss–. No tengo ni idea. Es más bien que no puedo hacerlo, no puedo actuar con ‘el método’, más que no gustarme. Simplement­e, no puedo hacerlo. Me aburro y me aburro de mí misma y no puedo quedarme metida en eso. No es sin pensamient­o ni intención. Soy mejor cuando puedo entrar y salir de algo. A veces, si estoy luchando con una escena o si tengo problemas con una emoción o un momento, en realidad tengo que irme y hacer otra cosa. Reírme un poco o simplement­e tomar un descanso. Así que trabajo mejor cuando no estoy metida en ello todo el tiempo”.

Luego de trabajar en Broadway y tener algunas otras participac­iones en televisión, el destino la llevó hasta las audiciones de Mad Men. Creada por uno de los guionistas principale­s de Los Soprano, Matthew Weiner, la nueva serie se centraba en una agencia de publicidad en los 60 y Moss fue elegida para interpreta­r a Peggy Olson, la secretaria de Don Draper, el protagonis­ta encarnado por Jon Hamm.

Al principio, la actriz creía que sus intervenci­ones serían secundaria­s. Pero pronto comprendió que Weiner tenía otros planes para su personaje. Sostenida por la brillante actuación de Moss, Peggy fue creciendo y tuvo un arco de profunda transforma­ción en las siete temporadas que duró la serie, de joven inocente a una mujer que se abre camino en un mundo de hombres. El personaje se convirtió en ícono y, con una escena en la que renuncia a la agencia y se retira, luciendo anteojos de sol y fumando un cigarrillo, ascendió a ese Olimpo de la celebridad posmoderna que es el meme.

A la par de su trabajo en Mad Men y luego de su final en 2015, Moss siguió actuando en cine, eligiendo proyectos de directores independie­ntes, alejados de las formas del mainstream, como Charlie Mcdowell, con quien hizo The One I Love (2014); y Alex Ross Perry, con quien estableció una colaboraci­ón prodigiosa en tres films:

Analizando a Philip (2014), Queen of Earth (2015), y Her Smell (2018). También fue parte de los notables elencos de Nosotros, la segunda película de Jordan Peele; de High Rise, de Ben Wheatley; y de La crónica francesa, de Wes Anderson. Entre otros films, Moss trabajó en la premiada

The Square, de Ruben Östlund y en la maravillos­a Un ladrón con estilo, de David Lowery; e incursionó en el cine de terror con El hombre invisible, de Leigh Whannell.

Esta impresiona­nte lista de películas no implica, de ninguna manera, que Moss dejara la televisión. En medio de Mad Men se tomó un tiempo para filmar Top of the Lake, la serie dirigida por Jane Campion, considerad­a uno de los thrillers más impactante­s de la TV de los últimos años.

Haber protagoniz­ado series que ya son parte de la historia de la televisión, además de películas y obras de teatro, parecería que debe tener un impacto en las metas que Moss tiene para su carrera. Sin embargo, según ella, no es así: “Realmente no me importa, supongo que no pienso en las cosas de una manera muy planificad­a como esa –dice–. Solo quiero encontrar el mejor trabajo posible y continuar haciendo el mejor trabajo posible, y encontrar el mejor material. Solo quiero seguir contando las mejores historias y trabajar con personas que son mejores que yo. Y mejorar en lo que hago. Me concentro más que nada en eso”.ß

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 ?? ?? En El velo (Star+), Moss interpreta a una espía; a la derecha, como Peggy Olson (Mad Men) y June Osborne (El cuento de la criada)
En El velo (Star+), Moss interpreta a una espía; a la derecha, como Peggy Olson (Mad Men) y June Osborne (El cuento de la criada)
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