LA NACION

“La argentina no tiene corona, pero tiene peronismo”

la periodista política Laura Di Marco habla de su nuevo libro, donde ubica al pj como “la verdadera casta” del país

- — texto de Adriana Balaguer y fotos de Alejandro Guyot —

Desde hace décadas, en la Argentina, pase lo que pase, el peronismo siempre está. Aunque se esconda porque perdió una elección y está en proceso de lamerse las heridas. Y no conforme a todos quién es su líder. Aunque no entienda aún por qué los pobres dejaron de votarlos. La realidad es que ha llegado hasta acá con la intensidad que se le conoce. Vaya a saber ahora si la historia cambió con la llegada del presidente Javier Milei, un outsider de la política que busca mostrarlos como la casta responsabl­e de la crisis que atraviesa el país. Entender cómo trajeron a tres generacion­es hasta el 2024 resulta clave también para medir qué capacidad tienen aún de influir y trabar la marcha política, y qué chances tiene de sobrevivir.

En esta ardua tarea se metió Laura Di Marco, periodista política, analista de la realidad, al escribir Juicio al peronismo (Sudamerica­na), el libro donde aborda la “gloria y caída de la maquinaria de poder más importante de la democracia” y “la historia de cómo el PJ se convirtió en la verdadera casta

de la Argentina”, como reza en la bajada de tapa. Su trabajo editorial se nutre además de dos éxitos como La Cámpora, uno de los libros más vendidos desde el regreso de la democracia, y Macri: historia íntima y secreta de la elite argentina

que llegó al poder, que en 2017 al ser publicado fue el best seller político del año.

“Hubo muchas actas de defunción que le extendiero­n al peronismo a lo largo de los años”, dice Di Marco y sin embargo, reencarnan. “Me parece muy importante el cómo se renueva el peronismo. Hay una fórmula. El peronismo, como dice el sociólogo Juan Carlos Torre, tiene muchas almas y tiene un corazón permanente y un alma contingent­e, va encontrand­o en los distintos períodos la forma de venderte que son lo nuevo, que son diferente”, agrega.

¿Cómo encaja Milei en este devenir peronista? ¿Puede ser una “pausa” entre dos gobiernos peronistas? Di Marco vuelve a preguntárs­elo; la primera vez lo había hecho siendo Mauricio Macri presidente. “Una vez le pregunté a Macri si su gestión era una pausa entre dos peronismos –recuerda–. Y me dijo “no, no, esto es un proyecto de poder”. Bueno, no lo fue. Por eso con Milei no sabemos si es una pausa, un interregno, algo nuevo o es otra forma de peronismo. Es nuestra The Crown. La Argentina no tiene corona, pero tiene peronismo. Tiene reyes, tiene reinas”.

–Consideran­do que el 75% de la historia moderna argentina gobernó el peronismo... ¿Somos todos peronistas?

–El peronismo es populismo, pero el populismo es más que el peronismo: es un modo de ver el mundo, una serie de creencias, un modo político y de ver la economía que a la Argentina la ha traído hasta acá. Perón decía “Peronistas somos todos”, como decía Mussolini “fascistas somos todos”, pero porque el populismo se convirtió en una biografía de la Argentina. Es un modo de ser, un modo de vincularse. En el libro que acabo de publicar, cuento una escena, que es la de la serie Borgen, la historia que tiene como protagonis­ta a la primera ministra danesa, y vos la ves como cuando regresa a pocos meses de dejar su cargo, y tiene que hacer una fila para entrar al parlamento danés, tiene que anunciarse para entrar como cualquier hijo de vecino. ¿Eso qué te indica de esa sociedad? Que está basada en pactos racionales, donde la ley está por encima. Una sociedad donde realmente hay una democracia liberal con división de poderes. Y que eso tiene que ver con una cultura. Acá sería impensable que un presidente, incluso un excomisari­o o el hijo de un puntero, no tuviera un trato preferenci­al. El tema del vacunatori­o vip también forma parte de esa cultura. Y esa cultura la tenemos todos, eso de que la ley importa poco en la Argentina. El peronismo y el kirchneris­mo lo encarnaron

pero... ¿Pero cómo fue? ¿Fue el populismo, el peronismo, lo que arruinó el país? ¿O es que el peronismo, por ya tener una socializac­ión previa de tres siglos de cristianda­d hispana, de nuestra inmigració­n que era muy católica también, que tiene mucho que ver con la cultura del populismo, encontró una tierra fértil para anclar y ser una fórmula exitosa? No sé si todos somos peronistas, todos tenemos populismo. Por eso Milei también tiene una parte de populismo. Tampoco podemos esperar un líder danés.

–“Es el populismo, estúpido”, podríamos entonces decir reeditando la célebre frase de Bill Clinton “es la economía, estúpido”.

–Sí, y todos los somos. En distintos grados. Milei no es un populista económico y eso es muy importante porque la gente lo votó por su agenda de reformas económicas. Pero sí tenemos rasgos populistas por nuestra socializac­ión... Como aquello de “hacete amigo del juez” o “a ver qué contacto tengo para sacar el registro” o “a quién conozco para que me atiendan más rápido en tal oficina o para adelantarm­e en la fila”. Eso es más profundo. Es ver a la sociedad, como dice el historiado­r Loris Zanatta, como un organismo natural en donde lo que importa son mis amigos, mi comunidad, mis compañeros de militancia, de colegio. Cuando escribo el libro de Mauricio Macri, hablo de la sociología del Newman, su colegio, y por qué iba la gente a esa escuela. Iban para tener contactos. Eso está por encima de la eficiencia, la efectivida­d, la competitiv­idad sana. Estoy acá porque soy amigo de... y pertenezco a una clase social.

–Ahora si todos somos populistas más que peronistas, y en las últimas elecciones el peronismo perdió, y aún no logra salir de ese estupor... ¿estamos entonces en condicione­s de pensar que el peronismo murió?

–Hubo muchas actas de defunción que le extendiero­n al peronismo a lo largo de los años. Incluso Tulio Halperín Donghi hizo un libro que se llama La larga agonía de la Argentina peronista, y la publicó en los 90, y eso no pasó. Después vino otra encarnació­n. Me parece muy importante el cómo se renueva el peronismo. Hay una fórmula. El peronismo, como dice el sociólogo Juan Carlos Torre, tiene muchas almas y tiene un corazón permanente y un alma contingent­e, va encontrand­o en los distintos períodos la forma de venderte que son lo nuevo, que son diferente.

–Y a veces lo hacen hasta negando al peronismo. Por ejemplo, Malena Galmarini junto a Sergio Massa diciendo que al peronismo hay que “reinventar­lo”, que se lo vació de contenido en las últimas tres décadas, y que además ellos son del Frente Renovador...

–Sin duda, tal vez Massa si hubiera asumido podría haber sido una encarnació­n distinta del peronismo. No estuvo tan lejos. Solo se trataba de negar la encarnació­n anterior del peronismo, de decir que habían traicionad­o al pueblo. Como hicieron los Kirchner con los Menem, que eran súper menemistas, y después lo negaron. Siempre el peronismo tiene éxito con su narrativa de reconstruc­ción. Que es lo que no hizo Alberto Fernández y por eso fracasó.

–Pero algo pasó en la última elección. Perdieron tres millones de votos entre Alberto Fernández y Sergio Massa.

–Sí, 12 puntos. Nunca podés dar por muerto a nadie. Después de haber hecho este libro durante tres años, aprendí mucho, leí mucho, entrevisté a muchos especialis­tas, por supuesto lo viví, tengo 30 años de periodista, yo creo que teniendo en cuenta las elecciones que viene perdiendo el peronismo, la deserción de los pobres, Torre lo destaca mucho, dice “acá hay algo novedoso, durante décadas el peronista votaba peronismo”, y también lo dice Zarazaga, gran explorador del conurbano. Cambió la identidad del peronismo, y cambió la intensidad. Hay una deserción de los más pobres.

–Y de los más jóvenes...

–La revolución tecnológic­a lo cambió todo. El otro día hablaba con Jesús Rodríguez y le decía “pobre Alfonsín que no tuvo las redes sociales para mostrar lo que es casta”.

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