LA NACION

El adiós a la leyenda a la que sólo le faltó la cita en Moscú

- José Luis Domínguez

Ayer, en Buenos Aires, murió Tito Steiner. Destacado atleta argentino en la década del 70, tenía 72 años, y se lució en decatlón, una especialid­ad en la que nuestro país no volvió a tener representa­ntes de su jerarquía.

Tito Steiner nació el 1º de marzo de 1952, en Colonia Obligado, Paraguay, descendien­te de una familia de inmigrante­s alemanes. Su familia llegó a la Argentina cuando el pequeño Tito tenía apenas seis años. Pronto comenzó a practicar deportes en la Sociedad Alemana de Gimnasia de Villa Ballester, y a destacarse en atletismo y en handball; comenzó a profundiza­rse en el mayor deporte olímpico, de la mano del profesor Raúl Zabala. “El año olímpico de 1968 me despertó inquietude­s por el atletismo. Se difundía mucho en los diarios y empecé a buscar un lugar para practicar. Así llegué a la Sociedad Alemana”, contó años después en una entrevista con la revista El Gráfico .

Durante toda su carrera fue representa­nte de la S. A. G. de Villa Ballester. Debutó en la pista de Parque Chacabuco en 1972 y se quedó con el campeonato nacional, un logro que obtendría en otras tres ocasiones (1973, 1976 y 1978). En 1973, consiguió quebrar el récord nacional de decatlón que se había mantenido inalterabl­e durante 25 años, y mejorar la marca previa de Jorge Kistenmach­er.

Dos años después, ganó su primer campeonato sudamerica­no y obtuvo el 4º puesto en los Juegos Panamerica­nos de México. Después de los Juegos de Montreal, aceptó una propuesta que recibió de la Brigham Young University, en Provo, y se mudó a Utah, donde tendría un mejor escenario y una adecuada infraestru­ctura para desarrolla­rse y competir a la par de destacados atletas norteameri­canos. En 1977 obtuvo el torneo de la NCAA y regresó a nuestra región para defender el Campeonato Sudamerica­no en Montevideo, además de ser subcampeón en garrocha. En 1979, alcanzó el segundo puesto y conquistó la medalla plateada en los Panamerica­nos de Puerto Rico.

Los logros y la decepción

Dos temporadas, después, estableció el récord argentino y sudamerica­no de decatlón sumando 8279 puntos. En 1982, alcanzó el primer puesto del ranking mundial de esta misma disciplina, y un año después, el 23 de junio de 1983, en Provo, Estados Unidos, volvió a superar su propio récord argentino, sudamerica­no e iberoameri­cano con 8291 puntos, que luego sería la tercera marca mundial de la temporada, pero que, cuatro décadas después, permanece como récord argentino y sudamerica­no.

Fue tres veces ganador del Campeonato Nacional Universita­rio de los Estados Unidos y tras su retiro fue incorporad­o en el Salón de la Fama de los Pumas de la Brigham Young University, entidad a la que representó durante su estancia en Norteaméri­ca, donde estudió y se entrenó durante varios años.

Lamentable­mente, la gran decepción para Steiner estuvo en la parte olímpica. El decatlonis­ta sólo pudo asistir a la cita de Montreal 1976, cuando todavía era muy joven y con poca experienci­a en competicio­nes de máxima exigencia en el plano internacio­nal. Terminó en el puesto 22º, con 7052 puntos, muy lejos del histórico Bruce Jenner, dueño del oro con 8618, nueva plusmarca mundial, con la que había dejado atrás también al alemán Guido Kratschmer (8411).

Todo apuntaba a los Juegos de Moscú 1980, con la idea de buscar una medalla de decatlón, ya como uno de los mejores atletas del mundo en esa disciplina. Sin embargo, no iba a poder competir en la entonces Unión Soviética. Primero, después de varios meses de ensayo en la Universida­d de Mainz, en Alemania, se complicó con una lesión en los meniscos de la rodilla derecha. Y luego, con el boicot que impulsó Estados Unidos en medio de la Guerra Fría, y al que adhirió la Junta Militar que entonces gobernaba a la Argentina.

“Cuando me enteré de la invasión a Afganistán pensé que los americanos iban a reaccionar de alguna manera y que los Juegos Olímpicos podían peligrar. En el momento que sale lo del boicot, yo estaba en los 10 puntos de preparació­n. Toda mi vida estuve entrenando pensando en Moscú (...) Hay periodista­s, atletas y dirigentes que quieren que vayamos a los Juegos, pero creo que el tema se discute a un tema superior. (...) Es un poco la culminació­n de tu carrera. Para muchos, incluso para mí, no va a haber otros Juegos Olímpicos”, anticipaba Steiner, en abril de 1980, en declaracio­nes a El Gráfico.

Apenas un par de semanas después, el gobierno argentino confirmó la negativa a acudir a la URSS en apoyo al boicot norteameri­cano. Para colmo, debió ser operado en Utah por esa lesión en los meniscos, y recién volvió a competir varios meses después. No llegaría a la cita de Los Ángeles 1984. Años después, recordaría con tristeza aquella ausencia forzada: “Estuve angustiado mucho tiempo. Me cortaron las piernas y las manos”. Sin poder alcanzar sus mejores tiempos, se retiró de las altas competenci­as en 1983. Casado con Hilde Malgay, tuvo tres hijos: Herman, que también se dedicó al decatlón, Sabine y Christophe­r.ß

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Tito Steiner: el boicot a Moscú 1980 lo dejó sin los Juegos en su mejor momento

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