LA NACION

Política cambiaria: en 2024, “tablita” no, por favor

- Juan Carlos de Pablo

Desde que asumieron sus funciones Milei-Caputo-Bausili, en números redondos, el dólar blue se mantuvo constante y los precios se duplicaron. En cuanto al dólar oficial, apenas se movió en términos nominales, pero el Banco Central (BCRA) no hace otra cosa que comprar, las brechas cambiarias no paran de disminuir y el riesgo país no deja de caer.

Esto tiene claras implicanci­as para cualquier productor local que compite con las importacio­nes y también para aquel que, no llegando a fin de mes con sus ingresos corrientes, no tiene más remedio que vender dólares para financiar sus gastos en pesos.

Todo lo cual lleva a algunos colegas a pronostica­r que el problema se resolverá vía un nuevo salto devaluator­io. Pienso, por el contrario, que esta no es una buena base decisoria. Porque esa medida estropeará los logros inflaciona­rios (¿se imagina un aumento de los precios al consumidor de 20% en junio?) y, que se sepa, ninguno de los tres funcionari­os citados se quiere suicidar.

Tampoco es una buena base decisoria pensar que el gobierno nacional aflojará su política fiscal –reduciendo impuestos– para compensar el aumento de los gravámenes provincial­es y municipale­s derivados del cierre de las canillas discrecion­ales, que hasta el anterior gobierno nacional enviaban fondos a las jurisdicci­ones subnaciona­les.

Bajar la inflación

Pero no nos pasemos al otro lado. El entendible afán por seguir reduciendo la tasa de inflación no debería llevar a este gobierno a introducir un ancla cambiaria como la que se puso en práctica a comienzos de 1979. La actual política cambiaria puede enfrentar la comodidad de aumentar poco el tipo de cambio oficial con respecto a la inflación, pero se puede revertir rápidament­e frente a un cambio en las circunstan­cias. La fijación unilateral del tipo de cambio plantea otro tipo de compromiso­s (y, por favor, nadie espera que, anclado de esta manera el tipo de cambio, el resto de los funcionari­os ajusten sus políticas de manera automática).

Rechazar el facilismo no implica ignorar el problema, sino todo lo contrario. Lo que está ocurriendo en la Argentina 2024 deriva de la parcial recuperaci­ón de la credibilid­ad. El aumento de los costos locales frente a la importació­n es un tema de difícil solución porque es un problema real (por oposición a monetario), que tiene múltiples causas y ningún funcionari­o que se sienta a cargo. Peor combinació­n, difícil de imaginar; pero ¿quién dijo que la vida es fácil?

¿Se imagina un aumento de los precios al consumidor de 20% en junio?

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