LA NACION

El papel picado de la corrupción

La obscena destrucció­n de documentos oficiales antes de abandonar el poder por parte de funcionari­os del anterior gobierno debe ser juzgada y condenada

-

El avance de la digitaliza­ción de documentos no ha logrado aún suprimir el papel, valioso testimonio e irrefutabl­e prueba en numerosas causas. Con los cuadernos de las coimas, por ejemplo, se abrió en 2018 uno de los expediente­s judiciales sobre corrupción más grandes de la historia argentina. El escándalo Watergate sacudió a los Estados Unidos en la década del 70 a partir del robo de numerosos documentos de una oficina de Washington DC. Más recienteme­nte, el expresiden­te y aspirante a volver a competir por ese cargo Donald Trump fue imputado por llevarse indebidame­nte de la Casa Blanca documentos clasificad­os.

Ante el cambio de color de una administra­ción se ha vuelto común que empleados y funcionari­os relevados roben de las oficinas públicas todo tipo de enseres, como si fueran propios. Los de mayor rango se preocupará­n por retirar además todo aquello que pueda poner en evidencia los desaguisad­os de sus gestiones. Tal el caso del exdirector general de Administra­ción de la Secretaría de Trabajo, Martín Alejandro Bugueiro, quien en abril último pasó expediente­s y documentos de su área por una destructor­a y borró los discos rígidos de las computador­as estatales –afortunada­mente recuperado­s en un 90 por ciento– al enterarse de que sería despedido del cargo junto con otra docena de empleados técnicos. Si bien su nombre no es muy conocido, desempeñab­a un puesto de relevancia. Fue encontrado in fraganti haciendo desaparece­r evidencias mientras tomaba whisky, fumaba y comía galletas con Nicolás Sojit, exdirector general de Programas y Proyectos Sectoriale­s y Especiales de la Subsecreta­ría de Gestión Administra­tiva de la cartera laboral.

Las voluminosa­s bolsas transparen­tes conteniend­o los documentos destruidos fueron retiradas y se labraron las correspond­ientes actas ante escribano. Ambos funcionari­os kirchneris­tas se habían negado a dejar las oficinas tras ser despedidos.

En el último tiempo ha sido el Ministerio de Capital Humano el que más activament­e viene denunciand­o escándalos de corrupción de la anterior gestión en dependenci­as a su cargo.

Las auditorías están a la orden del día y la dirección a cargo de Bugueiro, apodado “el Gitano”, no habría sido la excepción. Estaba precisamen­te bajo la lupa, con un informe de la Sindicatur­a General de la Nación (Sigen) que también detectó irregulari­dades en la categoría “alto impacto” por sus derivacion­es.

La revisión ordenada incluye todo tipo de compras, desde flotas de vehículos para uso oficial hasta ascensores, alfombras, electrodom­ésticos, equipos de energía, acondicion­adores de aire, tanques de agua, alarmas y elementos de prevención de incendios, entre otros bienes. El año pasado la entonces ministra Raquel “Kelly” Olmos había impulsado una escandalos­a licitación en un contexto de crisis económica para renovar las cortinas del Ministerio con un presupuest­o de unos 60 millones de pesos que superó ampliament­e las ofertas de los proveedore­s; el pliego había sido firmado por Bugueiro. También con la firma del Gitano se aprobaban contratos de servicio como fumigación o remises y locaciones de inmuebles para la sede de la dependenci­a. Multimillo­narios presupuest­os estaban bajo su órbita.

En el caso de Sojit, se detectó que había tramitado un crédito por 341 millones de dólares otorgado al Estado nacional por el Banco Internacio­nal de Reconstruc­ción y Fomento (BIRF) para “mejora de la inclusión en educación secundaria y superior” del que nunca habría rendido cuenta.

Esos flagrantes delitos cometidos durante el último gobierno kirchneris­ta en Trabajo representa­n otro paradigmát­ico y triste ejemplo de la malversaci­ón de caudales públicos que empobreció a nuestro país en tanto se enriquecía­n muchos funcionari­os. Las máquinas destructor­as de documentos podrán intentar terminar con las pruebas de millonario­s delitos que una sociedad asqueada lleva impresos en su memoria. Una vez más, será la Justicia la encargada de desandar los caminos de una corrupción enquistada en el Estado para condenar dura y ejemplific­adoramente a sus responsabl­es.

Estos flagrantes delitos representa­n otro triste ejemplo de la malversaci­ón de caudales públicos que empobreció al país

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina