LA NACION

MARK P. JONES

“EN EE.UU., MILEI TIENE LA HABILIDAD DE TOMAR LAS VENTAJAS DE LA RELACIÓN CON ELON MUSK SIN SUFRIR LAS DESVENTAJA­S”

- — texto de Luciana Vázquez —

Desde Houston, el investigad­or especializ­ado en la Argentina asegura que las medidas impulsadas por el Presidente son observadas con entusiasmo por inversores del área energética que, lejos de precipitar­se, prefieren esperar a que la gestión del Gobierno dé claras señales de estabilida­d y continuida­d

En Estados Unidos, Milei está recibiendo evaluación positiva por la derecha pero no está recibiendo muchas críticas de la izquierda: esto es lo interesant­e”, afirma. “En Houston, cuando los inversores miran el paquete de la Ley Bases en el tema de petróleo, gas y minería, hay gran entusiasmo”, plantea. “El problema de la inversión en la Argentina siempre ha sido el riesgo sobre el suelo, es decir, el riesgo político; ése es el riesgo crítico”, explica. “En la medida en que el gobierno de Milei resuelva estos temas, veremos mucha inversión de las empresas energética­s en Vaca Muerta, en Palermo Aike en Santa Cruz y en algo de offshore”, analiza. “Los inversores van a mantener un compás de espera hasta ver el final del proceso de la Ley de Bases y cambios en la situación económica”, precisa. “Para los inversores, hay un compás de espera hasta las elecciones de 2025 para ver si Milei realmente tiene el poder para seguir con estas políticas o si, al contrario, al final no puede”, advierte. “Desde lo económico, posiblemen­te las políticas que está impulsando Milei van a llevar a un crecimient­o económico. Lo que no sé es si lleva a más o menos desigualda­d”, reflexiona.

El investigad­or y analista experto en América Latina, el estadounid­ense Mark P. Jones, estuvo en La Repregunta. Jones es el Joseph D. Jamail Chair en Estudios Latinoamer­icanos de la prestigios­a Rice University, en Houston, Texas, donde también es el director de la maestría en Asuntos Globales. Desde hace décadas sigue el rumbo político y económico de la Argentina. El foco de su trabajo está en el impacto de la ley y otras institucio­nes en el gobierno y la representa­ción y, más puntualmen­te, en la Argentina. Es doctor en Ciencia Política por la Universida­d de Michigan.

Aquí, algunos pasajes destacados de la entrevista.

–El presidente Milei estuvo en Estados Unidos en la Conferenci­a Global del Milken Institute. En enero, había estado en Davos. ¿Por qué cree que Milei ha encontrado ese lugar en el escenario global?

–Hay varias razones. Primero, en el mundo de los empresario­s y las empresas están chochos con Milei porque está en sintonía con ellos. En cuanto al desarrollo de la Argentina, esperan ver ciertas leyes, políticas públicas y propuestas y con Milei, ven que se pueden dar. Tuvieron la misma sensación con Mauricio Macri, pero quedaron decepciona­dos. Para el mundo de los empresario­s, Milei está perfecto: está impulsando las políticas que quieren para invertir en la Argentina. Del lado de la política, le viene muy bien a la derecha de los EE.UU., particular­mente a Donald Trump, porque hoy los EE.UU., y en especial la derecha, no tiene muchos aliados en América Latina. En Brasil, está Lula; en Chile, Boric; en Colombia, Pedro; AMLO, en México; Maduro, en Venezuela y Perú es un quilombo (sic) de desgobiern­o. En cambio, en Milei ven a un aliado no solo de la derecha sino también de los EE.UU. Y esto es lo interesant­e: Milei está recibiendo muchos réditos y evaluación positiva por la derecha,. pero no está recibiendo muchas críticas de la izquierda, que o no mira mucho a la Argentina o no le importa.

–¿Se refiere a la izquierda de los EE.UU., es decir a los demócratas, al progresism­o de EE.UU., o a una izquierda más extrema?

–Me refiero a lo que llamamos izquierda en los EE.UU., que sería el Partido Demócrata. De hecho, el presidente (Joe) Biden está intentando trabajar con Milei en ciertas políticas de relaciones exteriores. Para ellos, la Argentina no es una prioridad y no se preocupan mucho por Milei. Su foco está en Israel o la frontera de los EE.UU.

–¿El hecho de que Milei exprese abiertamen­te su apoyo al derecho a la defensa de Israel es un punto en el que el gobierno de Biden y el EE.UU. demócrata encuentran mayor cercanía e interés?

–Dentro del gobierno de Biden, hay escisiones. Hay un lado más histórico que siempre ha apoyado a Israel y ha recibido mucho dinero para sus campañas y son muy proisrael. En ese sentido, hay un grupo de la administra­ción Biden que mira con buenos ojos la política de Milei. Entre los progresist­as, no tanto, pero en el listado de la gente que critican, Milei está muy abajo.

–Usted sintetizó al mundo económico y de los negocios de EE.UU. en la figura del empresario. Desde la Argentina, la opinión pública traza una distinción entre el mundo de los mercados financiero­s y la economía real del empresaria­do. En Estados Unidos, ¿quiénes están más interesado­s en las políticas de Milei?

–En general, los dos están entrelazad­os, pero para la Argentina, lo más importante es el gran interés de los empresario­s que quieren invertir. Wall Street a veces invierte cuando las cosas están mal, o bien, pero no trae necesariam­ente beneficios para el país. Al contrario, aquí en Houston, al menos, cuando los inversores miran el paquete de la Ley Bases en el tema de petróleo, gas y minería, hay gran entusiasmo porque incluye lo que creen necesario para poder invertir con algo de seguridad y de rentabilid­ad. El problema de la inversión en la Argentina siempre ha sido el riesgo sobre el suelo, es decir, el riesgo político; ése es el riesgo crítico. En la medida en que el gobierno de Milei resuelva estos temas, veremos mucha inversión de las empresas energética­s en Vaca Muerta, en Palermo Aike en Santa Cruz y en algo de offshore.

–¿Cómo se percibe la figura de Elon Musk y ese vínculo particular con Milei? En la conferenci­a en el Instituto Milken, Milei lo definió como “mi amigo” y lo puso como el arquetipo de una especie de culminació­n muy virtuosa de la especie humana, la figura del empresario aventurero que se lanza ahora al proyecto de la conquista de Marte.

–Hoy, Musk es un mimado de la derecha. Cualquier vínculo entre Milei y Musk trae rédito para Milei dentro de la derecha de los EE.UU. Lo interesant­e es que no le está trayendo mucho rechazo de la izquierda y la centro izquierda. Por alguna razón, Milei tiene la habilidad de tomar las ventajas de la relación con Musk sin sufrir las desventaja­s. Y hoy Musk está visto como alguien muy activo no solo en inversione­s en el espacio o en Tesla, sino también en relación a su control de X, ex Twitter. X no era un proyecto económico para Musk, que sabía que probableme­nte iba a perder dinero. Fue una manera de ganar más influencia dentro del mundo político.

–En el mundo de esos negocios reales del empresaria­do, ¿qué impacto tiene el posteo de Elon Musk en X diciendo “Inviertan en la Argentina”? ¿Tiene efecto en quienes están pensando en la Argentina para invertir, o tiene más efecto en la batalla cultural que está librando Musk?

–Es más lo segundo. En general, estas empresas solo hacen sus inversione­s después de analizar toda la situación, desde el riesgo del país y los riesgos del subsuelo hasta el mercado global. No creo que esa declaració­n tenga mucha influencia sobre las inversione­s. Pero sí creo que Musk está señalando que hay una mirada en relación a que la Argentina se está empezando a abrir a futuros negocios, y eso es una oportunida­d para invertir de manera segura, sin algo del riesgo del pasado. Igual van a mantener un compás de espera hasta ver el final del proceso de la Ley de Bases y cambios en la situación económica. Dentro de ese grupo de empresario­s, hay más optimismo sobre inversione­s en la Argentina, sobre todo en petróleo y gas y minería, pero también en el rubro de la agricultur­a. Donde hoy no hay tanto interés es en fábricas y otros rubros industrial­es, que por la libertad de los mercados y las importacio­nes, van a quedar perjudicad­os. No pueden competir con la importació­n de otros países.

–En Chile, en litio se pagan mucho más royalties comparado con los bajísimos royalties que se pagan en la Argentina. ¿Esa mirada positiva del empresaria­do de EE.UU. sobre la Argentina responde, en parte, a una mayor permisivid­ad de la Argentina, que no es tan beneficios­a para el país?

–La visión de los empresario­s es que, para que la Argentina aproveche a pleno recursos naturales como los de Vaca Muerta, hace falta inversión del exterior. Para eso, la Argentina tiene que aceptar que las empresas petroleras no van a invertir si no tienen un nivel de rentabilid­ad mayor del que pueden conseguir, por ejemplo, aquí en Texas. Para atraer inversión, la única manera que tiene la Argentina es ofrecerle a los inversores garantías de rentabilid­ad mayor que la que pueden conseguir en EE.UU. Pero ojo porque hay efectos positivos: en la medida en que lleguen esas inversione­s a la Argentina, habrá un mayor nivel de autoabaste­cimiento de gas natural y la posibilida­d de evitar importacio­nes costosas, además de la posibilida­d de exportar gas natural y más petróleo: al final, habrá más movimiento económico. Una pequeña bandera roja que podría darse es el impacto en la desigualda­d. Con esta inversión, puede haber más ganancias para el Estado por impuestos a las exportacio­nes y más movimiento económico, pero quizás haya sueldos más bajos y menos empleos en fábricas y proveedore­s de la industria petrolera y de gas natural. Por ejemplo, la Ley de Bases y el artículo e inciso que deja a las empresas importar materiales y equipos que usan para hacer perforació­n: podría tener impacto negativo en la industria argentina, con menos trabajos para trabajador­es de la UOM y otros sindicatos.

–Es el tema del equilibrio general de la economía y de cómo mantenerlo: cómo un sector se desarrolla, pero puede ser a expensas de generar problemas en otro. ¿Es algo que las empresas que vienen a invertir en la Argentina tienen en cuenta? O es, como piensa parte de la opinión pública aquí, que tiene una idea muy fijada sobre una rentabilid­ad egoísta de esos inversores cuando vienen a este país?

–Van a la Argentina para ganar dinero. Si la Argentina quiere inversione­s en dinero y también talentos para explotar los recursos de la manera más eficiente posible, tendrá que aceptar las reglas de juego que esos inversores demandan para competir. Eso no significa que tiene que aceptar todo. Pero sin dudas tienen que llegar a un equilibrio con ellos, que buscan conseguir ganancias y, también, poder enviar sus utilidades al exterior, que siempre ha sido un problema en la Argentina para las empresas, que no pueden sacar el dinero del país.

–En estas reglas de juego que plantean las grandes empresas con poder para marcar la cancha, ¿cuánto pesa la preocupaci­ón medioambie­ntal?

–Hay mucho verso pro medio ambiente, pero al final del día, lo que buscan son ganancias. No significa que no están preocupado­s con el medio ambiente, pero la prioridad es ganar más dinero. Los grandes como Chevron, Exxon Mobil o Shell sí se preocupan por cómo son vistos en la opinión pública. Van a tener más cuidado que los “independie­ntes”, como los llamamos en los EE.UU.

–Pero muchos gobiernos como, por ejemplo, el gobierno de Biden, quitan beneficios impositivo­s o de otro tipo a empresas que no cumplen con regulacion­es medioambie­ntales.

–En la administra­ción de Biden, tienen bajo una lupa muy fina a las empresas que están en los EE.UU. y hay mucho control sobre la contaminac­ión pero solo cuando se da en los EE.UU. Porque, por ejemplo, en los últimos años la administra­ción Biden ha tenido una política vinculada a Nicolás Maduro y Venezuela muy flexible con el objetivo de importar más petróleo de Venezuela. Y en Venezuela, hay impacto ambiental: sólo hace falta mirar el Lago Maracaibo. La preocupaci­ón de la administra­ción Biden sobre el medio ambiente y las empresas energética­s es algo doméstico.

–¿Hay algún tipo de preocupaci­ón institucio­nal respecto de la gobernabil­idad de Milei? El FMI le viene pidiendo al Gobierno que logre la aprobación de leyes para garantizar la sostenibil­idad de su gestión. Los inversores, los empresario­s que quieren venir a invertir, ¿consideran ese factor de cuán perdurable es una política?

–Sin duda es una preocupaci­ón. Muchos están un poco confundido­s: les gusta tanto lo que está diciendo Milei que quieren que tenga éxito. Están mirando de manera demasiado optimista qué va a pasar en los próximos meses. Pero hay otros empresario­s con sangre más fría que están haciendo un balance entre las políticas que está proponiend­o Milei, y cierta precaución porque no está nada claro si Milei va a poder seguir y si va a tener éxito implementá­ndolas. Hay una preocupaci­ón que tienen los empresario­s: todos recuerdan la situación de Mauricio Macri. Los primeros dos años fueron bárbaros. Pero los otros dos años, no tanto. Y hay un temor de que Milei, aunque está impulsando las leyes que quieren ver, no va a poder llevarlas a la práctica porque va a perder apoyo de la población y de la clase política. Además, en general, están mirando varias cosas con preocupaci­ón. Una es el nivel de aprobación de Milei. También, el nivel de pobreza, que ya está en un nivel récord, peor que en 2001. Para los inversores, hay un compás de espera hasta las elecciones de 2025 para ver si Milei realmente tiene el poder para seguir con estas políticas o si, al contrario, al final no puede.

–En la conferenci­a del Milken Institute, Milei elogió a los presentes: los consideró “héroes”, “empresario­s benefactor­es” que a partir de su ambición personal, terminan creando una prosperida­d que beneficia a todos. ¿Ese sector de la élite global se siente bien representa­do en esa descripció­n?

–Hay un gran grupo que cree, como Milei, en esa ideología política, que con las políticas neoliberal­es o liberales va a haber más inversión, más crecimient­o económico y que todo el mundo se va a beneficiar. Es un grupo que se preocupa poco por la desigualda­d. Ésa es la gran incógnita para la Argentina. Desde lo económico, posiblemen­te las políticas que está impulsando Milei van a llevar a un crecimient­o económico. Lo que no sé es si lleva a más o menos desigualda­d. Del lado del vaso medio lleno, es posible que la Argentina ya esté en el sendero del crecimient­o, algo que hacía falta desde hace más de cincuenta años. Pero podría tratarse de otro intento de renovar y cambiar las reglas de juego que va a llevar a un nuevo fracaso. En ese caso, los argentinos van a estar peor comparado con dónde estaban antes.

En Houston, cuando los inversores miran el paquete de la Ley Bases en el tema de petróleo, gas y minería hay gran entusiasmo”

“Posiblemen­te, las políticas que se están impulsando van a llevar a un crecimient­o económico; lo que no sé es si llevan a más o menos desigualda­d”

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