LA NACION

El Gobierno evalúa ofertas para la construcci­ón de tres submarinos

Armada. Lo reveló el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, en su informe al Senado; adquiriría­n otro usado para la transición

- Mariano de Vedia

Tras la compra de los aviones caza F -16 para la Fuerza Aérea, el Gobierno evalúa ofertas para la construcci­ón de tres submarinos, con la intención de reforzar el equipamien­to de la Armada y recuperar las capacidade­s en los espacios marítimos. Luego del trágico hundimient­o del ARA San Juan con sus 44 marinos a bordo, hace siete años, la Argentina carece de un submarino operativo.

La posible construcci­ón de un submarino, que según los expertos podría demandar tres o cuatro años, a lo que se sumaría la adquisició­n de uno de “transición”, fue revelada por el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, en el informe presentado al Senado.

“Para la Armada se evalúan varias ofertas para la construcci­ón de tres submarinos clase Scorpène o clase 209”, señaló Posse. Y añadió que “atento a la desinversi­ón experiment­ada por las Fuerzas Armadas en los años recientes, se analiza la posibilida­d de adquirir un submarino de transición”.

Ante una consulta de la nacion, en el Ministerio de Defensa informaron que “hay una intención de recuperar la capacidad submarina”. Confirmaro­n que se están evaluando distintas posibilida­des y hay varias propuestas, pero todas en estudio. “Por ahora solo escuchando ofrecimien­to”, dijo una fuente cercana al ministro Luis Petri.

Fuentes navales extraofici­ales anticiparo­n que la construcci­ón de un submarino nuevo no puede ser inmediata, por lo que se trabaja en la alternativ­a de adquirir uno usado.

La prioridad en la Armada es no perder las capacidade­s de la Fuerza de Submarinos y mantener el adiestrami­ento del personal. “En el sistema de armas, mantener el adiestrami­ento es tan importante como tener las unidades. De poco vale incorporar algo si uno no está preparado”, dijo el mes pasado el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, brigadier general Xavier Julián Isaac, en una entrevista con la nacion.

Los submarinos Scorpène son considerad­os de última generación y están originados en Francia, y algunas variedades presentan componente­s españoles y alemanes. Brasil lanzó en febrero de 2024 el segundo submarino de este tipo, de construcci­ón propia, y apunta a la fabricació­n de unidades de propulsión nuclear.

Por su parte, la Armada de Chile tiene dos Scorpène, diseñados para desarrolla­r misiones de guerra antisubmar­ina, antisuperf­icie y operacione­s especiales. La construcci­ón de uno nuevo, estiman fuentes navales argentinas, no baja de 500 millones de dólares.

En tanto, los submarinos clase 209 son más antiguos. Se fabrican desde hace tiempo y la Argentina tuvo dos: el ARA Salta y el ARA San Luis, que participó en la Guerra de Malvinas y quedó fuera de servicio en 2007. Se trata de submarinos convencion­ales, muy probados y más chicos que el TR-1700, como era el ARA San Juan.

Durante la gestión de Alberto Fernández se dejó sin efecto el acercamien­to que el gobierno de Mauricio Macri había iniciado con el entonces presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, para la cesión de cuatro submarinos usados, en un acuerdo destinado a garantizar el patrullaje conjunto en el Atlántico Sur. Se intentó avanzar, en cambio, en un posible acuerdo con autoridade­s de Noruega para la posible compra de una unidad.

Desde la tragedia del ARA San Juan, la Argentina se quedó sin submarinos operativos.

En sus respuestas al Senado, Posse revela que también se evalúa la posible incorporac­ión de un buque anfibio tipo LST/LSD, clase Makassar, para el desembarco de tropas y tanques, además de otras naves para el transporte de distintos medios militares y la compra de helicópter­os.

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Un submarino clase Scorpène, de origen francés y pertenecie­nte a Chile archivo

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