LA NACION

Un estudio desarma seis mitos sobre los jóvenes entre 15 y 25 años

Ideas claras, sacrificio y adaptación, así se autopercib­e ese grupo etario; una amplia investigac­ión confrontó la visión de ellos frente a la de los mayores de 40

- Silvina Vitale

¿Son la generación de cristal? Se pregunta Fernando Moiguer, CEO de Moiguer Consultora de Estrategia, sobre el grupo etario que va de entre los 15 a los 25, en el estudio que llama “Joven argentino: desarmando mitos, dirigido a comprender en profundida­d a la juventud argentina”.

Según la investigac­ión, es evidente el desafío de las generacion­es anteriores para entender en qué andan y qué piensan los Z.

“Los adultos los vemos perdidos y sin proyectos, pero ellos tienen objetivos y ansias de progreso, voluntad de sacrificio y quieren las cosas que se desearon siempre”, explica Moiguer. Y sostiene que también se los cuestiona como inestables y cortoplaci­stas, en cambio, son pragmático­s y eficientes; tienen menos vueltas.

“No se cuelgan diez años para ver qué les pasa, si en tres meses lo que hacen no camina pueden esperar un poco más, pero luego cambian. El adulto juzga esto como que el joven no sabe para dónde va. Pero, a diferencia de los mayores, puede cambiar de carrera o de trabajo sin considerar­lo un fracaso lo que determina una maduración y un proceso más rico”, señala.

La consultora hizo la investigac­ión sobre la base de focus group, entrevista­s etnográfic­as, social listening, un estudio cuantitati­vo de la población general y análisis de bibliograf­ía. La misma advierte que nuestro país atraviesa una transforma­ción a nivel político, social y en cuanto a valores. En ese contexto, los jóvenes impulsan un cambio porque “la están pasando mal”, y revela que la generación Z considera a la situación del país en un promedio de 4,4 (en una escala del 1 al 10). La percepción promedio sobre su capacidad de consumo es del 5,6; y 6 de cada 10 teme no poder ahorrar y que sus ingresos no le alcancen para sus proyectos.

No obstante, los adultos los critican y estigmatiz­an, mientras que tienen que desarrolla­rse en un país con una situación económica y social complicada que muchas veces los desalienta para concretar sus sueños. Uno de los aspectos más relevantes del informe es que el joven no se reconoce como es visto por otros, lo que subraya un desajuste entre la percepción propia y la externa y es un gran llamado de atención para la sociedad.

Para comprender cómo piensan, las expectativ­as y anhelos de los Z, la investigac­ión se centró en derribar seis mitos construido­s sobre este grupo, lo que permite descubrir qué hay detrás de la “mal llamada generación de cristal”.

El primer mito sugiere que son indecisos y homogéneos, pero según el estudio, tienen conviccion­es y están fragmentad­os en sus ideologías: “Los jóvenes, especialme­nte el género masculino, catalizaro­n el giro a la derecha que transita el país. El 56% de la sociedad votó al actual presidente y de los que declaran haberlo votado, el 65% tiene entre 15 y 30, asimismo, el 71% de ese rango etario fueron varones”.

Y, ejemplific­a, que esta brecha de género se observa, en lo que piensan sobre feminismo y diversidad. Solo el 17% de las mujeres jóvenes (15 a 25) cree que el feminismo promueve el odio hacia el hombre, frente a un 40% de los varones que comparten esta visión. El 45% de ellas muestra afinidad hacia el feminismo, en contraste con apenas el 15% de ellos.

El segundo mito apunta a la percepción de fragilidad y vulnerabil­idad que tiene la sociedad sobre ellos, pero la investigac­ión sostiene que tienen plena conciencia de sus emociones. Se percibe una mayor estigmatiz­ación de los adultos sobre los Z. Para el 50% de los mayores de 40 años encuestado­s, los jóvenes son vagos y frágiles. En cambio, el 65% de los jóvenes se perciben sensibles y empáticos.

“A diferencia de generacion­es anteriores, su paradigma está construido desde el sentir y no desde el hacer. Sus valores están en la articulaci­ón con los otros y no en la ruptura”, aclara el informe y destaca que tienen más registro de sus necesidade­s emocionale­s y saben cómo expresarla­s. El 65% de los jóvenes abordados experiment­ó alguna problemáti­ca de salud mental como depresión o ansiedad. Y un 72% de los que atravesaro­n estas situacione­s pudieron charlarlo con amigos o recurrir a un psicólogo. Ven la realidad desde otra perspectiv­a y tienen la idea de que alcanzar el éxito no debe ser a cualquier precio. La conciencia de fragilidad los ubica en el mundo con cautela, pero no los resta de actuar en él”, aclara Moiguer.

“Esto se ejemplific­a con los artistas, en otra época, Britney Spears tenía que salir al escenario sin importar cómo se sintiera. Ahora Tini Stoessel dice que la pasa mal y los jóvenes la apoyan. Hay mayor conciencia de las emociones y del autocuidad­o; no pasaba en las generacion­es anteriores”, dice.

En ese sentido, los jóvenes están más relacionad­os con lo que les pasa, lo que los hace más fuertes.

¿Una generación sin proyectos? Es el tercer mito derribado. La sociedad, en general, los mira como una generación perdida y sin proyectos; ellos tienen objetivos de progreso e idea de sacrificio. Sobre este punto asegura que si bien el futuro aparece desdibujad­o e incierto está libidizado, los jóvenes manifiesta­n el deseo de abrirse al mundo, pero en forma autónoma.

“El 81% tiene algún proyecto para los próximos cinco años”, señala el estudio. Para el 85% el trabajo y el esfuerzo son claves para concretar sus proyectos y 7 de cada 10 proyectan seguir formándose.

El cuarto mito tiene que ver con la etiqueta de inestables y cortoplaci­stas; por el contrario, se caracteriz­an por ser pragmático­s y eficientes. El esfuerzo tiene que dar resultados más rápidos.Muchos combinan el trabajo convencion­al con otras formas de ganar dinero. Según el estudio, el 43% usa o le interesarí­a usar alguna app para generar ingresos, un 17% invierte en criptomone­das, un 14% participa de apuestas online.

El quinto se centra en la percepción de los jóvenes como erráticos y contradict­orios; ellos se reconocen fluidos y descontrac­turados. “La construcci­ón de su identidad no es lineal; les facilita fluir en la diversidad”, concluye el estudio.

Lo convencion­al y los nuevos formatos conviven sin conflicto. Pueden fluir en la diversidad y romper paradigmas y, a la vez, se sienten tranquilos en lo tradiciona­l que les permite tener menor miedo al error para experiment­ar. La encuesta revela que 7 de cada 10 sueña con casarse alguna vez; el 61% tiene hijos o tiene el proyecto de tenerlos; 3 de cada 10 no descarta tener una relación con alguien del mismo género.

El sexto mito derribado es que muchos consideran que son desarraiga­dos y descreídos; los Z, por el contrario, se sienten orgullosos del país y esperanzad­os. En esta línea, 9 de cada 10 se siente orgulloso de ser argentino; 9 de cada 10 no elegiría ser de otro país. Si bien emigrar es una posibilida­d y el 63% de los encuestado­s considera hacerlo, surge más como una experienci­a que como un proyecto a largo plazo. Solo el 26% de los encuestado­s asegura que se iría del país definitiva­mente.

“Están orgullosos y esperanzad­os, quieren a la Argentina, no elegirían ser de otro país. Medimos qué les pasa a los jóvenes en el exterior y nos dicen que está bien estar lejos por un tiempo, pero quieren volver. A los que están acá les preguntamo­s si consideran la posibilida­d de emigrar y dos tercios dijeron que sí, esto significa que, si este país no se arregla, con esta misma lógica pragmática, se van a ir”, sostiene. “Son los que empujaron para desarmar lo que había que desarmar con un voto, que no fue ideológico sino pragmático. Si esto no construye un futuro tampoco lo van a sostener”, aclara.ß

Fernando Moiguer

Moiguer consultora

“Ven la realidad desde otra perspectiv­a y tienen la idea de que alcanzar el éxito no debe ser a cualquier precio”

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