El misterio del busto presidencial olvidado en un rincón de la Casa Rosada
La imagen de Isabel Perón, elaborada hace 15 años, nunca fue presentada oficialmente
Todo fue algarabía y reencuentro el martes en la Casa Rosada cuando el presidente Javier Milei encabezó la colocación de la imagen del expresidente Carlos Menem en un sitio privilegiado del Salón de los Bustos, en camino obligado hacia el despacho presidencial.
Entre funcionarios actuales, familiares del exmandatario y empleados de la casa, alguien se preguntó por el busto de María Estela Martínez de Perón, quien gobernó el país entre julio de 1974 y marzo de 1976, luego de la muerte de su esposo, Juan Perón, y hasta que fue derrocada por el último gobierno de facto.
“Sé que lo hicieron, pero no sé dónde está”, contestaba esta semana, para salir del apuro, un antiguo colaborador de los gobiernos kirchneristas. Otros memoriosos habitués de Balcarce 50 recuerdan que en 2007 Néstor Kirchner mandó a hacer el busto de “Isabel”, tarea que encargó al prestigioso escultor Enrique Savio. Una vez terminado aquel fino trabajo en mármol de Carrara, se sucedieron dos gobiernos de Cristina Kirchner, uno de Mauricio Macri y otro de Alberto Fernández, quienes postergaron la instalación del busto de la expresidenta, hoy con 93 años y residente en España. “Cristina no quería porque era reconocer que Isabel fue la primera presidenta mujer”, comentó por lo bajo una fuente oficial sin ánimo de retomar viejas discusiones. Lo cierto es que, luego de que ni Macri ni Fernández demostraron interés por inaugurar el busto (hubo incluso un reclamo de la cúpula de la CGT, por carta, al expresidente para que lo hiciera), la idea fue desechada de plano por la administración Milei.
Olvidado durante años –incluso se cuenta que fue rescatado de un anticuario por un coleccionista y devuelto a la Casa Militar–, el busto de Isabel Perón estaría guardado, según susurran conocedores de Balcarce 50, en la denominada reserva del Museo de Casa Rosada.
Allí convive con la serie de obras donadas por presidentes del continente al kirchnerismo, y antiguos cuadros utilizados en gobiernos anteriores para engalanar las paredes de la casa.
Sin expresarse sobre su tormentoso paso por la Casa Rosada en las últimas cuatro décadas, la expresidenta conserva en silencio los secretos de su gestión, mientras su busto sigue sin ser inaugurado.ß