Juzgan a un príncipe alemán que planeó un golpe de Estado
El movimiento Reichsbürger planeaba asaltar el edificio del Reichstag en Berlín e imponer un nuevo orden estatal
BERLÍN.– Un príncipe, varios exoficiales del Ejército y una exdiputada de ultraderecha, líderes de una célula complotista del movimiento Reichsbürger (Ciudadanos del Reich), que supuestamente quería organizar un golpe de Estado, empezaron a ser juzgados en Fráncfort, en el oeste de Alemania.
El proceso, sin precedente en la historia reciente de Alemania, es el segundo con relación a este caso, revelado en 2022 y que implica a 26 sospechosos.
En diciembre de ese año, las fuerzas de seguridad llevaron a cabo una de las operaciones antiterroristas más grandes en la Alemania de posguerra: allanaron 150 propiedades asociadas con los conspiradores del Reichsbürger –ideología que no reconoce la legitimidad del Estado alemán moderno– y arrestaron a 26 personas, acusadas de preparar un violento golpe de Estado.
El príncipe de Reuss, Heinrich XIII, era supuestamente el elegido para convertirse en jefe de Estado en la Alemania posgolpe. Según los fiscales, organizó y presidió las reuniones secretas del “Consejo” en su residencia en Turingia, y trató de contactar a representantes rusos, con la idea de que serían sus interlocutores cuando intentara negociar un tratado de paz con las potencias aliadas que ganaron la Segunda Guerra Mundial.
Además, es juzgada Birgit Malsack-Winkemann, una jueza actualmente suspendida y exlegisladora del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD). Los fiscales dijeron que ella utilizó sus derechos de acceso para ayudar a guiar a los conspiradores a través del laberinto de edificios parlamentarios en el distrito gubernamental de Berlín. Supuestamente iba a convertirse en ministra de Justicia en la Alemania posgolpe.
Al menos siete de los otros conspiradores sospechosos habían servido en el Ejército alemán, incluidos un excoronel que ayudó a establecer el Comando de Fuerzas Especiales de Alemania en la década de 1990, y un exparacaidista.
Aunque era poco probable que tal golpe tuviera éxito, las autoridades alemanas consideraron que los conspiradores estaban lo suficientemente avanzados en sus planes, y contaban con suficiente financiación y armamento como para representar una amenaza legítima de terrorismo.
Los sospechosos planeaban asaltar el edificio del Bundestag, tomar como rehenes a los legisladores e imponer un nuevo orden estatal y matar a personas si fuera necesario. El presunto complot incluía la creación de 286 unidades paramilitares y la toma de Heckler & Koch, el principal proveedor de armas pequeñas del Ejército alemán.
Los abogados de Heinrich XIII rechazaron las acusaciones contra él. “No es un líder ni un cabecilla. Tampoco es miembro de un grupo terrorista. Eso es todo”, dijo su abogado Roman von Alvensleben al margen del juicio, que comenzó con retraso debido a varias peticiones de la defensa.
Los procesados están acusados de “participación en grupo terrorista” con el “objetivo de eliminar por la fuerza el orden estatal” y de “preparación de un acto de alta traición”.
Según los fiscales, los preparativos concretos incluían esfuerzos de reclutamiento, reconocimiento de sitios, recaudación de fondos, compras de armas y entrenamiento de tiro. Los miembros del “consejo” se reunían regularmente en secreto “para planificar la toma del poder en Alemania y el establecimiento de sus propias estructuras estatales”, dijeron los fiscales.
Se trata del principal proceso contra esta red, cuyo desmantelamiento, en 2022, sacó a la luz los resortes de la amenaza conspiracionista y antisistema de Alemania. En abril empezó un juicio contra otros nueve miembros de la banda en Stuttgart, en el sudoeste de Alemania. El resto de los integrantes serán juzgados en Múnich (sur) a partir del 18 de junio.
Los servicios de inteligencia pusieron al movimiento Reichsbürger bajo observación en 2016, después de que un integrante del grupo mató a un oficial de policía durante un intento de confiscar sus armas.ß