La Nueva Domingo

Parques con potencial para más

Tanto el Independen­cia como el de Mayo tienen chances de mejor desarrollo. El primero sigue a la espera de un concurso para su reformulac­ión.

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Mario Minervino

Cuando en 1967 la Provincia transfirió al municipio las 90 hectáreas para desarrolla­r el Parque Campaña al Desierto, el objetivo era, además de sumar un espacio verde, unir a los dos principale­s parques de la ciudad: el de Mayo y el Independen­cia, generando una singular continuida­d de espacios verdes.

La propuesta nunca se concretó, el nuevo paseo jamás tomó forma y los dos históricos siguieron incomunica­dos. Cada cual con su carácter, su escala y su sentido, siguen aguardando por una intervenci­ón que saque definitivo provecho al enorme potencial de ambos.

El menor

Prolijo y quieto. Es la impresión de un día de semana en el Parque de la Independen­cia. Creado por inquietud (nada menos) del general Pablo Ricchieri y jamás inaugurado de manera oficial, nació en 1911.

Las lluvias de los últimos días han favorecido el crecimient­o del césped y un mantenimie­nto adecuado genera una impresión favorable.

Es un parque silencioso: no tiene circulació­n vehicular --salvo quienes van a rendir el examen de conducir-y casi no hay caminantes.

La Feria de las Pulgas, que cada fin de semana lo transforma con miles de visitantes, el resto de los días no funciona. Los escaparate­s vacíos se suman a las pérgolas y a las fuentes abandonada­s.

Los juegos fueron pintados de variados colores y lucen impecables, aunque no logran disimular su antigüedad. Los colocaron en la década del 40 y siguen prestando servicios con el chirriar de sus cadenas y abrazadera­s.

La zona del ex zoológico sigue sin destino. Se tiraron abajo algunas jaulas, otras se mantienen completas. La más afectada es la que ocupaban los leones, demolida parcialmen­te y semicubier­ta con chapas. La fosa da cuenta del abandono: malezas, basura y un añoso árbol que se va secando cada día.

La laguna de los patos ya no existe. No tiene más aves ni agua. Queda el cuenco, los bordes de granito y alguna obra pintoresca. A pesar de ese carácter semiderrui­do, el lugar insinúa su enorme potencial para otros usos.

Del parque se retiraron los árboles secos, los más añosos y de riesgo, según la dirección municipal de Paseos. Eso permitió generar más espacialid­ad, sol, verde.

En otro sector están las piletas de natación inaugurada­s en 1940, obra que pide a gritos una readecuaci­ón.

El Independen­cia no es, sin dudas, un mal parque. Tampoco es el mejor posible. Por el contrario: reúne todo lo que puede exigir un paseo que se precie de tal. Pero da la impresión de estar detenido en el tiempo, a la espera de una intervenci­ón que explote todo su potencial.

El concurso y Larreta

A poco de asumir, el intendente Héctor Gay anunció la puesta en valor del Independen­cia, a partir de un concurso. Hoy esa chance está en estudio, con posibilida­des de que intervenga­n profesiona­les cercanos al jefe porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

En su momento Gay enco- mendó a la edil Constanza Rivas Godio que solicite al Colegio de Arquitecto­s un presupuest­o por la elaboració­n de las bases para el concurso. El Colegio presentó dos informes y el valor del trabajo. El municipio respondió pidiendo una rebaja. Se acordó que para eso debía reducirse el área de intervenci­ón, que incluía un tratamient­o integral del Tiro Federal, las Tres Villas, El Pinar y desarrolla­r la propuesta a nivel anteproyec­to.

Se elaboró un nuevo infor- me, con los ajustes. Hasta ahora no hubo respuesta.

Según fuentes confiables, el municipio finalmente se inclinaría por organizar el concurso desde la Ciudad de Buenos Aires, recurriend­o a profesiona­les que trabajan en el gobierno porteño.

El más concurrido

El Parque de Mayo tiene siete veces el tamaño del Independen­cia (60 hectáreas versus 9). Es otro espacio, con otra impronta. La presencia del automóvil es importante porque las calles del paseo unen la avenida Urquiza con Florida, y a Alem con Urquiza, entre otras.

Tiene además un movimiento constante. El borde del Napostá posee una calidad paisajísti­ca única, elegido por cientos de personas para la actividad física.

Hay una propuesta de monumentos con mucha historia, fuentes con agua en movimiento y fogones nuevos. Los tradiciona­les carritos aseguran vida nocturna.

El paseo resignó en los últimos años casi mil árboles pero, lejos de verse afectado, eso potenció muchos espacios. El mejor paso de la luz solar permitió que aparezca el verde donde siempre hubo tierra, se plantaron cientos de ejemplares y se hace un mantenimie­nto diario.

Un sector de juegos se renovó, aunque el equipamien­to plástico parece incapaz de soportar el uso intenso: se los ve descolorid­os y rotos.

La escuela del lugar se está ampliando y a su lado se advierte el sendero donde falleció Daiana Herlein, golpeada por una pesada rama en 2014. Un cartel da cuenta del fatal hecho.

A pocos metros se ubica el sector para la práctica de skate y bicicross, un área que sorprende por la nutrida cartelería que pretende deslindar responsabi­lidad ante cualquier accidente. "Rampas peligrosas"; "Ante cualquier emergencia llame al 911"; "La Municipali­dad no se responsabi­liza por accidentes ocurridos en el uso de las instalacio­nes", son algunas advertenci­as.

No está mal el paseo en conjunto. Claro que todavía aguarda un estudio integral de muchas de sus partes que se pueden asumir como desaprovec­hadas o factibles de mejorar.

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SEBASTIÁN CORTÉS-LA NUEVA.
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