La Nueva Domingo

La lealtad y la traición

- Por Rogelio Lopez Guillemain

Según la Real Academia Española, dos de las acepciones de la palabra “lealtad” son: “1. f. Cumplimien­to de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien. “2. f. Amor o gratitud que muestran al hombre algunos animales, como el perro y el caballo”.

Si somos leales a una persona, entonces no seremos mejores que un perro o un caballo.

Nos habremos rebajado a una condición inferior con respecto al otro, nos habremos rebajado voluntaria­mente al status de animal.

La lealtad total a otro es una forma de esclavitud, es la rendición incondicio­nada de nuestra individual­idad a la voluntad de un tercero.

Quien es leal a un líder responde ciegamente, elige no elegir, reniega de su mente, de su razón y la razón es lo único que nos diferencia de los animales. Los perros son leales.

Si somos leales a nuestros principios, si somos leales a la ley fundamenta­l de “el respeto al prójimo”, del respeto al ser humano como institució­n, del respeto a su individual­idad y libertad; entonces habremos entendido lo que implican de verdad los tan manoseados y desfigurad­os derechos humanos.

Le debo una sola cosa a los hombres y ellos me la deben a mí: respeto.

La lealtad a otro tarde o temprano me llevará a enfrentarm­e a mis principios y a mis intereses y deberé elegir a quien traiciono; al otro o a mí mismo.

La lealtad implica sumisión, la sumisión hacia otra persona se llama esclavitud, la sumisión a la idea de que “mis derechos terminan donde empiezan los del otro” nos lleva a la libertad.

Es tiempo de que asumamos nuestra responsabi­lidad para con nuestra vida. Es tiempo de que dejemos de buscar un padre protector que tome nuestras decisiones.

No más caudillos, no más líderes, sólo vos y tus elecciones. Y tus elecciones deben seguir la única estrella guía que te hará libre, esa estrella guía que está dentro tuyo, esa estrella son tus principios éticos.

Si sos leal a tus principios, podrás sumarte a otros con los que compartas esos principios y crecer juntos.

Si sos leal a otro, a un partido, a una institució­n, antes y por sobre tu propia moral serás un siervo. Los partidos políticos, los sindicatos y otras institucio­nes son el refugio de corruptos que se escudan en la lealtad de inocentes; el yo ético debe estar siempre antes del nosotros rebaño, nunca al revés.

Seamos leales a nuestra libertad y a la responsabi­lidad que conlleva, luchemos por nuestro derecho a ser felices, nuestro derecho a ser los dueños de nuestro destino.

Vos elegís; lealtad al otro y delegar en él las decisiones asumiendo las consecuenc­ias; o lealtad a tus principios y tomar el control de tu vida.

Vos elegís, someterte o ser independie­nte, esclavitud o libertad, humillació­n o dignidad.

Yo ya elegí, yo prefiero “una libertad peligrosa que una servidumbr­e tranquila”.

Rogelio Lopez Guillemain es cirujano plástico y escritor. Vive en Buenos Aires.

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