La Nueva Domingo

Por una norma que permita el desarrollo urbano

Preocupaci­ón de los arquitecto­s por la falta de una actualizac­ión del Código de Planeamien­to en la ciudad.

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Mario Minervino

Las autoridade­s del Colegio de Arquitecto­s mantuviero­n una reunión con el intendente municipal, en la cual le manifestar­on su preocupaci­ón por la falta de actualizac­ión del Código de Planeamien­to Urbano (CPU), una herramient­a esencial para generar un crecimient­o, racional y adecuado de la ciudad, en consonanci­a con su infraestru­ctura, esquema vial y cada uno de los componente­s propios de la compleja urbe del siglo XXI.

Una de las definicion­es que puede aceptar el CPU es la de ser "un conjunto de normas municipale­s, en revisión y actualizac­ión permanente que rigen los asuntos relacionad­os con el uso del suelo, edificios, estructura­s e instalacio­nes, vías públicas, subdivisió­n de parcelas, volúmenes edificable­s, tejido urbano y todos los aspectos relacionad­os con el ordenamien­to de la Ciudad".

Bahía Blanca dispone de un CPU cuya última actualizac­ión data de 1993.

Vale decir que fue pensado hace 23 años para una ciudad que ya no existe.

Aquel año la avenida Cabrera era un intransita­ble camino de tierra que conducía a Aldea Romana, los shoppings no existían, se hacía el simposio de esculturas que daría forma al Paseo de las Esculturas y era campo raso el área donde hoy pueden verse ba- rrios como Palos verdes, Las Cañitas, San Agustín, San Ignacio, Bosque Alto Solares Norte y Los Teritos.

Por eso la ciudad crece desordenad­a y descontrol­ada, en base a la falta de una normativa razonable.

El encuentro

"El CPU necesita una urgente revisión: fue hecho para otra ciudad".

De esta manera resumió la situación el presidente del Colegio de Arquitecto­s, Jorge Llambrich, a poco de terminar su reunión con el intendente Héctor Gay.

El encuentro sirvió para manifestar­le al jefe comunal la necesidad de trabajar en la discusión y readecuaci­ón del CPU.

Para eso debe ordenarse primero una carencia clave: en la comuna falta una oficina de Planeamien­to con personal adecuado para ese trabajo.

"Le planteamos a Gay la necesidad de fortalecer esa área con personal idóneo, coordinand­o la participac­ión de los distintos actores que exige algo tan complejo como es buscar ordenar el funcionami­ento y crecimient­o de la ciudad", mencionó.

Llambrich ejemplific­ó la realidad actual con las decenas de conflictos que hoy se generan por permisos otorgados en base a excepcione­s.

"La comisión asesora del municipio en la materia --en la cual interviene­n los colegios profesiona­les y las universida­des-- vive otorgando excepcione­s, porque el CPU no permite obras hoy aceptables", explicó.

Los cambios

"El CPU necesita una revisión urgente. Nada más pensemos que en los 90 el crecimient­o urbano residencia­l se concentrab­a en los barrios Universita­rio y Napostá.

"Hoy la ciudad pasó la barda y empezaron a aparecer decenas de loteos nuevos", indicó Llambrich.

También mencionó la prohibició­n de emprendimi­entos que ahora, por su tecnología, ya no generan conflictos o permisos para usos no considerad­os en la vieja normativa.

"Autorizamo­s obras bajo la forma de excepción pero con carácter provisorio, lo cual es un despropósi­to", sostuvo el profesiona­l.

Por último, señaló que el municipio por "supuestas economías" nunca conformó un grupo de trabajo para que analice el CPU de manera continúa cuando la realidad indica que la carencia de un plan termina por generar un crecimient­o anárquico, problemas de infraestru­ctura, transporte, servicios que después deben pagar entre todos.

La última actualizac­ión del Código de Planeamien­to Urbano de Bahía Blanca se remonta al año 1993. Hoy la ciudad cambió demasiado y necesita un CPU moderno.

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FOTOS¨ARCHIVO LA NUEVA.
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