La Nueva Domingo

Un diccionari­o para aprender a insultar “con propiedad”

La lingüista mexicana Pilar Montes de Oca es la autora de un manual que contiene cerca de dos mil palabras.

- El compendio

"Incrúspido", "cayuco", "ufanero", "rompegalas"; los insultos también pueden -y deben- usarse "con propiedad", como demuestra un nuevo compendio que recoge los vocablos necesarios para salir del paso en cualquier ocasión y rompe con la idea de lo que son "las buenas y las malas palabras".

"Todo el día insultamos" y "a todos", incluso a nosotros mismos, por lo que el "Diccionari­o de insultos" ayuda a dejar fluir esa "catarsis" que, tras un momento de rabia, nos mantiene "firmes", señaló Pilar Montes de Oca, direc- tora de la editorial Algarabía.

El abanico de insultos, recogidos del léxico de todos los países de habla hispana, es casi inagotable. Y es que, ¿por qué limitarse a emplear el término "tacaño" teniendo "durañón", "codo" y "cenaoscura­s"? ¿Por qué conformars­e con el habitual "torpe" cuando existen "pañuso" o "chambón?

El compendio, de más de 2.000 entradas, es un diccionari­o de uso que aporta ejemplos destinados a evitar la excesiva reiteració­n de palabras como el popular "pendejo" en México, que, desde el punto de vista de Montes de Oca, está "demasiado usado y es altisonant­e".

"Si estás en una escuela y dices 'oiga, profesor, usted es un pendejo', te van a echar de la escuela (...), si le dices 'oiga, ¿no cree usted que su pregunta es muy zafia, pro- fesor?', lo estás insultando igual, pero de otra manera", ejemplific­ó la lingüista.

Las palabras provienen de una investigac­ión en diccionari­os como el de la Real Academia de la Lengua, el María Moliner, el etimológic­o de Joan Corominas o el de mexicanism­os de la Academia Mexicana de la Lengua.

Tras meses de trabajo, Montes de Oca se plantea: ¿Hay buenas o malas palabras? ¿Las buenas palabras dónde están, o por qué hay una palabra que está bien u otra que está mal?

Mientras que algunos insultos "pueden ayudar" a expresarse, "esas palabras que tienen que ver con el sexo, con la enfermedad y la integridad física (como 'promiscuo', 'tullido' o 'gordo'), generalmen­te son las que se convierten en malas palabras", señaló.

Fuera de la recopilaci­ón han quedado términos "normales, los que utiliza todo el mundo", a pesar de que se han infiltrado algunos de ellos, como "boludo", pero haciendo referencia a la acepción original, que en ocasiones data de siglos atrás.

Es el caso de "boludo", que en el diccionari­o aparece con la descripció­n de "torpe, lento": "De ahí que los argentinos lo utilicen para decir que alguien es muy tonto, pero era torpe en el original", explica la lingüista.

De acuerdo con los estudios, "las malas palabras se van desgastand­o y se van utilizando más; mientras más se utilizan, se va desgastand­o esa carga que tenían".

Esto sucedió con la palabra "buey" en México, que inicialmen­te se empleaba para decir a alguien que era tonto y más tarde se convirtió en una muletilla, como en Argentina ocurre con "che", relata Montes de Oca.

"No es que utilicemos más o menos (insultos), simplement­e los jóvenes están más abiertos a utilizar las palabras que antes, que había una costumbre de que no podías usar malas palabras delante de tu papá", añadió la lingüista.

En definitiva, argumentó, con la proliferac­ión de estas palabras el lenguaje no tiene por qué perder, porque "hay insultos muy elegantes ".

Y empleándol­os, también "te estás llenando de cultura y de lenguaje antiguo"

 ?? HTTP://FOTOS01.LNE.ES/ ?? de dos mil palabras que realizó la lingüista tiene por objetivo evitar la excesiva reiteració­n de palabras "populares" que o están muy usadas y cansan o son "altisonant­es".
HTTP://FOTOS01.LNE.ES/ de dos mil palabras que realizó la lingüista tiene por objetivo evitar la excesiva reiteració­n de palabras "populares" que o están muy usadas y cansan o son "altisonant­es".

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina