Angola cambia de rumbo
Angola es un país africano realmente rico. Emplazado sobre el litoral atlántico del Continente Negro es poderoso en recursos naturales por sus importantes reservas y fuerte producción de hidrocarburos.
Pero su pueblo es pobre y muchos viven en la miseria más abyecta.
La renta petrolera ha enriquecido enormemente a una elite pequeña, muy cercana al poder y corrupta en extremo, según señalan los observadores. Lo cierto es que una tercera parte de sus 25 millones de habitantes vive hoy por debajo de la línea de pobreza.
Angola ha estado desde 1979 en manos de un tirano corrupto, José Eduardo Santos. Que, a los 74 largos años, acaba de anunciar que no volverá a competir por la presidencia de su país, sorprendiendo a muchos. Se dice que tiene un serio problema de salud.
Hablamos del país en el que, ante el asombro general, nuestra expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, en un recordado papelón, se exhibió -no hace mucho- bailando burlonamente ante los ojos atónitos del público local.
Era, recordemos, un viaje organizado por el cuestionado Guillermo Moreno, que generó altos gastos y que no derivó en la creación de flujos comerciales bilaterales permanentes, propósito que se anunciara en su momento.
Angola se independizó de Portugal hace ya más de 40 años y ha estado siempre gobernada por un partido monopólico: el “Movimiento Popular para la Liberación de Angola” que acaba de elegir como su próximo candidato presidencial para las elecciones de agosto venidero al actual Ministro de Defensa, Joao Lourenzo, a quien desde hace rato se le atribuyen ambiciones políticas evidentes.
La hija del actual presidente, Isabel dos Santos, es considerada como la mujer más rica de toda África. Pero como no nació en Angola, no puede constitucionalmente aspirar a suceder a su padre en la primera magistratura de su país. Pre- side, sin embargo, Sonangol, la lucrativa empresa estatal de hidrocarburos.
Su hermano, José Filomeno, está a cargo del “Fondo” soberano que maneja los más importantes recursos e inversiones del país. Todo en familia, queda visto. Como en la década pasada entre nosotros.
Por el momento, como Venezuela, Angola se maneja financiada mediante préstamos externos garantizados –en especie- por el flujo de petróleo crudo.
Pero este recurso no es ni eterno, ni ilimitado y hay quienes auguran que el 2018 será un año especialmente difícil para Angola, financieramente.
Ante el probable “cambio” de gobierno que aparentemente se avecina nos viene a la memoria aquello tan francés que dice: “plus ca change, plus c’ est la memme chose”. ¿O no es así?
Emilio J. Cárdenas fue embajador argentino ante las Naciones Unidas.