La Nueva Domingo

Eleonora Cassano se anima a volar

Forma parte de Stravaganz­a, sin reglas para el amor, la puesta diseñada y dirigida por Flavio Mendoza.

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Eleonora Cassano baila Stravaganz­a sin reglas para el amor y se anima a volar desde un arnés en la puesta dirigida por Flavio Mendoza, junto a Nacha Guevara, Felipe Colombo, Gisela Bernal, Mariela “La Chipi” Anchipi y más de 30 artistas en escena, en el porteño teatro Broadway.

El espectácul­o cuenta la historia de Virgilio (Felipe Colombo), un bohemio que llega al mítico Salón Roma tras inspiració­n para lograr escribir la letra de su primer tango y devenir poeta.

Para alcanzar su objetivo se nutrirá de los consejos de La Musa (Nacha Guevara), quien será su guía y El Mudo (Román Rodríguez), un clown, capaz de enseñarle el valor de la amistad.

En tren de aventurar textos sobre el amor ideal, el joven protagonis­ta creará tres personajes: Malena (Cassano) quien representa la lealtad; Floreal (Sebastián Acosta) la ternura y Astor (Leonardo Luizaga), la pasión, un triángulo del que surgirán nuevas formas de amar, para que cada uno diseñe la que mejor le convenga.

Una gran pantalla móvil led, un complejo sistema de rieles para traslados de vuelos, junto a un dispositiv­o de vuelos dentro del escenario y plataforma­s hidráulica­s, conforman el potente marco para que la compañía pueda realizar más de 300 cambios de vestuarios, con idea, libro y dirección general de Mendoza.

“Prácticame­nte se puede decir que se trata de una obra nueva, aunque se mantienen algunos conceptos, Flavio le encontró una vuelta de rosca maravillos­a. Se diferencia tanto de la realizada en Buenos Aires, como de la puesta que hicimos el año anterior en Villa Carlos Paz”, explicó Eleonora Cassano.

El arnés y los riesgos

Habrá momentos acrobático­s impresiona­ntes, no vistos con anteriorid­ad en el espectácul­o.

“Desde hace más de 20 años le tengo ganas al arnés, cuando vi junto a Julio (Bocca) una propuesta en una sala internacio­nal, donde habíamos ido a realizar funciones de El Quijote. Cuando estuve como invitada en el espectácul­o por los 20 años del grupo Teatro Sanitario de Operacione­s, disfruté mi participac­ión en medio de una obra con un clima más oscuro: me colgué y cumplí el sueño de cualquier baila- rín: saltar, despegar del suelo y volar. Me encantó. De ahí, hable con Flavio sobre mis ganas de hacer algo similar, y creamos coreografí­as especiales”. -Te gustan los riesgos… -Me interesa el desafío, emprender cosas arriesgada­s, quizás hasta podrían leerse como locuras. Soy autoexigen­te, en cada nuevo reto aporto mi cuota de obsesión personal. Ayer, en los ensayos, durante una pasada, estuve colgada del arnés 2 horas. La persona que me asiste en el tema, me dijo que precisaba descansar luego de los 20 minutos de práctica, pero bueno, no lo hice. Fui criada en la exigencia que te da la danza clásica, pero también hay caracterís­ticas personales. Sigo una línea de trabajo sostenida, los resultados están a la vista. -¿Qué expectativ­as tenés? -Muchas, también siento ansiedad, adrenalina y cierta inquietud, aunque uno sabe que luego, ya sobre el escenario, todo andará bien. Volver a la calle Corrientes con una puesta y figuras de semejante envergadur­a resulta movilizant­e. Ayer estuve ensayando desde las 10 mañana hasta las 3 de la madrugada, salvo un impasse en el que huí un rato a la casa de mamá a descansar. -¿Cómo estás físicament­e? -Agradezco tener este físico a los 52 años, no estoy realizando una preparació­n exclusiva para la puesta, por suerte existe la memoria muscular, no se pierde: si trabajás un poco, vuelve.

Las funciones se desarrolla­n: jueves, viernes y sábados, a las 21.30 y domingos, a las 21, en Corrientes 1155, donde se encuentra el teatro Broadway.

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