La Nueva Domingo

La Mansa procura volver al resplandor de los 70

Tuvo un público elitista y sofisticad­o que luego ocupó La Barra, Manantiale­s y José Ignacio. ¿Retornará?

- Alejandrin­a Morelli Enviada especial

Resta ahora ver si el público al que está dirigido este cambio tiene tiempo y ganas de llegar hasta La Mansa para recuperar un lugar que tiene mucha historia.

En los años 70 el programa era ir a la mañana a La Brava, a la zona de La Olla, en donde los jóvenes hacían surf y se podía aprovechar el sol de frente al mar y sin viento, y a la tarde a La Mansa, al parador I´Marangatú, en la Parada 7, en el centro de la bahía, donde el sol se pone en medio de la arbolada Isla Gorriti.

Luego, al mejorar las carreteras y los vehículos, los lugares de moda se fueron alejando de la península aunque se mantenía la costumbre de ir a dos playas.

A la mañana a La Brava, Bikini o Montoya y de tarde a Solanas, playa húmeda y de arena dura.

“Nos quedábamos parados, tomando unos tragos y disfrutand­o la música de los boliches hasta la caída del sol”, recuerda Martha de Rezendes, con el último baño, siguiendo la ruta dorada que traza el sol sobre el mar, que se coronaba con un aplauso cerrado festejando el espectácul­o cuando un reflejo de luz roja apenas marcaba el punto por donde había escapado hacia otros mundos. Hasta que un día se cortó. El puente curvo que cruza el arroyo, realizado por el ingeniero Viera, no daba abasto para las colas de gente que volvían de la playa y entonces algunos quedaron “del otro lado del arroyo”, se instalaron en La Barra o en Manantiale­s y luego en José Ignacio, sin cruzar en todo el verano. “Si vivís de este lado olvidate de lo que pasa en Punta del Este y hacé tu vida de este lado. Ir y volver es de locos en verano”, recomienda el médico de La Barra, Julio Barrera.

La playa Mansa quedó fuera del circuito de las modas.

Bajaba la gente que llegaba en excursión, los que viven cerca y tienen niños, las personas mayores que no quieren caminar y la gente que trabaja en los alrededore­s y aprovecha el corte de horario al mediodía o un ratito de sol al terminar la jornada laboral.

Hace un par de años el Hotel Conrad puso un parador al lado del Club de Pesca y del muelle de la Parada 2, el Ovo Beach, con toda la movida de artistas, modelos e invitados, que convocó a cierto grupo que tiene casa en el bosque o departamen­to en el centro y se hace socio del spa para tener un lugar cercano, con pileta, vestuarios y playa.

De todas formas, La Mansa no terminaba de arrancar; seguía siendo un lugar familiar en donde llegaba poco y nada de la movida esteña.

Pero este verano inauguraro­n el renovado y modernizad­o parador I´Marangatú, en la Parada 7 de la La Mansa, en el corazón de la bahía. Lo licitó la empresaria argentina Analía Suárez, dueña del Hotel Awa de la calle Pedragosa Sierra y de una revista de ofertas de inmobiliar­ia. Lo reformó de cabo a rabo, con reposeras blancas y cómodas en las terrazas, toldos desmontabl­es, jardines a la entrada y luces bajas en el interior para que la noche sorprenda con un restaurant­e acogedor.

Hernán Taina, que tuvo un restaurant­e muchos años entre La Barra y Manantiale­s, hace una propuesta de nueva cocina a precios accesibles, cocinando a la vista del público en un show gastronómi­co de alto nivel.

Hernán Nunzi, uno de los DJ de moda en Buenos Aires, fue contratado por Analía Suarez para este verano en I´Marangatú y a eso de las 5 de la tarde empieza a subir la temperatur­a musical del Parador para llegar en éxtasis a la puesta del sol.

Los precios del mediodía no aumentaron. Mejillones a la provenzal --algo típico para pedir al mediodía-- cuesta 320 uruguayos (unos 150 argentinos), las rabas 450, y una caipirinha 250.

Algunos precios señalan que algo cambió en el viejo y tradiciona­l parador, como, por ejemplo, el clericó, bebida obligada para compartir en grupo, está a 750 uruguayos (más de 350 argentinos) la jarra grande, y un risotto italianísi­mo 690 uruguayos.

 ?? ARCHIVO LA NUEVA. ??
ARCHIVO LA NUEVA.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina