La Nueva Domingo

La ruptura es total con Moyano

- Por Eugenio Paillet info@lanueva.com

En el Gobierno utilizan la palabra "prescindir" para graficar el paso. ¿Qué significa? Que Mauricio Macri ha decidido dejar definitiva­mente de lado cualquier chance de reacercami­ento, si es que a esta altura fuese posible, con el camionero. "Macri decidió prescindir de Moyano, no lo tiene más en cuenta", dicen con firmeza en el primer piso de la Casa Rosada.

Para el presidente, el exlíder cegetista "es un caso perdido" para los intentos del Gobierno por encuadrar a los dirigentes sindicales dentro de la lógica discusión que se abre -y que descuentan que no será fácil- para negociar salarios, la reforma laboral, la productivi­dad, el necesario achicamien­to del Estado elefantiás­ico heredado del kirchneris­mo, y otros ítems de los que el Gobierno necesita para salir del lugar en el que hoy se encuentra.

Con problemas en la economía de bolsillo, el dólar indomable, la inflación que no cede, sin poder enderezar la curva de la caída en las encuestas que se reafirman desde mediados de diciembre, y con un año por delante en el que deberá lidiar con varios frentes. Entre ellos, el del sindicalis­mo duro que le proponen Moyano y sus aliados.

Macri comenzó a desencanta­rse con Moyano cuando el Gobierno propuso debatir en el Congreso el proyecto de ley de reforma laboral. El presidente le reprochó entonces, cuando creía que el dialogo todavía era posible, que no haya movido un dedo para desautoriz­ar a su hijo Pablo, que asoció la iniciativa con la "Banelco" que tiñó de sospechas de corrupción el arranque del gobierno de Fernando de la Rúa y que se llevó puesto a media docena de senadores.

El presidente piensa ahora que Moyano no hizo nada para frenar a su hijo porque no quiso. Aunque se canse de repetir en privado que Pablo "es inmanejabl­e". Corroboró después ese movimiento combativo del hombre con el que alguna vez inauguró un busto de Perón cuando volvió a guardar silencio, primero, y a criticar fuertement­e, después, la reforma previsiona­l.

Lo que siguió fueron eslabones de una misma cadena que llevaron ahora a la decisión del presidente de romper definitiva­mente lanzas con el camionero. Ocurrió primero cuando llamó "cucaracha" a Graciela Ocaña, la diputada de Cambiemos que más votos sacó en todo el país en las elecciones de octubre. Y siguió más acá cuando Moyano le auguró poco futuro al Gobierno y dijo que Macri no iba a durar mucho en el cargo. Venia de sentarse a la misma mesa de Luis Barrionuev­o en aquel asado de Mar del Plata, luego de que el gastronómi­co amenazara con voltear a Macri, para lo cual le recordó lo que les pasó a Alfonsín y De la Rúa, si se metía con él o con alguno de los muchachos.

La frutilla del postre ha sido el acercamien­to de Moyano con Cristina Fernández, con quien ahora dice que si lo convoca se sentaría a tomar un café. No solo el presidente: en sus costados dicen que Moyano viene de asociarse al club del helicópter­o que ya integran Cristina, Zaffaroni, Bonafini y el citado Barrionuev­o, por mencionar a los miembros VIP de ese colectivo destituyen­te.

Es cierto que hay quienes -en los despachos del gabinete nacional, un pensamient­o al que no es ajeno Macri- suponen con buenas razones que el volantazo de Moyano hacia posiciones extremas tiene que ver con su situación judicial. El líder gremial está convencido, y lo ha dicho en cada oportunida­d que se lo preguntaro­n, que Macri es justamente el autor de todos sus pesares.

La jugada del presidente para prescindir de Moyano no viene sola. Y hasta encerraría una estrategia que en medio del reguero de penurias que acompañan al Gobierno en su intento por despegar de una buena vez, podría servirle.

Macri se queda en el escenario con el resto del gremialism­o que ha dejado solo a Moyano, Barrionuev­o, Baradel, Micheli y algún otro cristinist­a, nuevo o arrepentid­o. Tiene el favor de los llamados "gordos" e "independie­ntes, que aprueban las modificaci­ones que el Gobierno propuso para el nuevo tratamient­o de la reforma laboral.

Del mismo modo que sigue contando con el apoyo de los gobernador­es peronistas que decidieron desembaraz­arse definitiva­mente de Cristina, hoy a punto de recibir con los brazos abiertos al camionero.

El grueso de esos dirigentes sindicales, que no se sumarán a la marcha prevista para el miércoles 21 de este mes, se sentarán a la mesa de Jorge Triaca y Mario Quintana para discutir salarios en base a una nueva fórmula.

Se partiría de un piso del 15 %, sin clausula gatillo, pero con reajustes automático­s o sumas fijas para el caso de que la inflación se dispare como efectivame­nte ocurrirá según pronostica­n todos los consultore­s. UPCN (estatales, del "amigable" Centauro Rodríguez) haría punta con un acuerdo del 15/16 % de arranque, a revisar en junio y noviembre bajo aquellos parámetros.

Macri tiene el favor de los llamados "gordos" e "independie­ntes, que aprueban los cambios que el Gobierno propuso para el tratamient­o de la reforma laboral.

 ??  ?? Otros tiempos. Mauricio Macri y Hugo Moyano, en la previa de las elecciones 2015.
Otros tiempos. Mauricio Macri y Hugo Moyano, en la previa de las elecciones 2015.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina