Domingo. Aplausos
Con su intrincada historia y sus tres horas de duración, es- crita, dirigida y protagonizada por Rafael Spregelburd, remató la heptalogía inspirada en
de Hieronymus Bosch, y se transformó en un inusitado éxito de crítica y público durante 2017 en el Teatro Cervantes-Teatro Nacional Argentino.
fue la última de las piezas escritas del ciclo de siete obras que comencé en 1996 y de alguna manera recoge, resume y reformula casi todas las novedades estilísticas y formales que fui desarrollando poco a poco en las piezas anteriores; es una de las más ambiciosas y complejas. Tanto que tuve que esperar casi diez años a encontrar las condiciones ideales (las que me ofreció el Teatro Cervantes) para poder montarla aquí", expresó Spregelburd.
La obra ya se había estrenado en Alemania, Francia, Suiza, Italia y España, pero nunca en la Argentina. nista. Muchas veces el fascismo no va gritando a voz en cuello "yo soy el mal" sino que viene disfrazado de progreso, de orden, de buena noticia.
"Este es su verdadero peligro. Nuestro atribulado comisario Planc quiere crear una lengua que logre evitar las disidencias del mundo; un sistema matemático que reduzca todos los conceptos a números en una lista. Detrás de muchas de las lenguas artificiales se esconde este principio de orden a ultranza; un principio del cual la vida en general tiende a escaparse. Sin saberlo, este Planc inventa la cibernética.
-Aquella versión era para una puesta de cámara, en una sala pequeña, y era encarnada por solo cinco actores, que debían realizar los 13 personajes, cambiándose de ropa mil veces por función a toda velocidad. Lo cual tenía su gracia. Pero para este montaje del Cervantes, en sala grande, rebosante de recursos escénicos, con una escenografía giratoria de dos pisos, fue mucho mejor redistribuir los roles en 13 actores reales, lo cual nos permite todo ese juego de superposiciones, de simultaneidades.
"Y hay también una diferencia más, nada desdeñable: la realidad argentina se imprimió sobre esta versión como un papel de calco: el giro hacia la pérdida del estado de derecho que estamos atravesando, la militarización en el cuerpo policial, son signos muy claros de un cambio frenético en el espíritu de la época", aclara.
-No tengo mucha opción: hago mi teatro para vivir en él y de él. No mido las consecuencias de tener que actuar o dirigir dentro de éste, ya que siempre que haya un rol que creo poder hacer, me resulta absurdo no formar parte del elenco. Pero es cierto que la complejidad de la pieza se sumó a la complejidad del personaje.