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Y... La foto en el gimnasio suma. Ahora todo el mundo vive para las redes sociales”, afirmó.
¿Dentro de estos recintos hay que prohibir o hay que reglamentar?
“Siempre digo que hay que educar, en cuanto a que las alumnas se tomen esa horita para ellas. El teléfono te resta enfoque, concentración... Por ahí estás en medio de una serie, escuchás un mensaje, vas a ver y seguís con las repeticiones. Otra situación se presenta con aquellos que quieren usar una máquina y tienen adelante a otro que mira el teléfono”, sostuvo Conte.
Teijeiro contó de qué forma intentó abordar la problemática en su salón deportivo.
“En el gimnasio puse un cartel: 'Es su momento, conéctese con usted mismo'. Y te digo que bastante bien me va, pero siempre tenés alguno que en la pausa va y lo mira por trabajo... Y yo les digo que de ser necesario, de alguna manera los van a ubicar. Que ese es su momento”, explicó.
“Hay que hacer un mea culpa de los profes -agregó- porque no educamos a la gente, no le explicamos que es su momento, que se concentre 50 minutos en lo que hará. No sé si es una moda o qué. Artículos sostienen que recurrimos al móvil unas 85 veces por día y que esto desplazó las distintas funciones cognitivas del ser humano”.
Ocampo también habló de lo que observa a su alrededor.
“La gente va y deja el móvil en el mostrador. Pero lo miran. Y cuando lo pueden tener encima, lo tienen. Por ejemplo cuando se suben a la cinta lo primero que hacen es agarrar el teléfono para escuchar música. O en la bicicleta. Se sientan y se ponen a mirar el teléfono. También lo usan de un modo práctico para medir el tiempo, por ejemplo”, comentó.
Dijo que en su gimnasio no impone restricciones al uso de los smartphones.
“He tenido que llamar la atención en ocasiones, pero en general la gente que va a entrenar, entrena. Pero al teléfono lo van a mirar, eso ponele la firma. Nosotros no tenemos reglamentación al respecto, pero es cierto que con cada contacto con el teléfono, el tiempo de las rutinas se estira. Se pierde tiempo entre serie y serie”, concluyó.
El número de gimnasios crece año a año en Bahía