Desde Francia, el físico Alejandro Franco aporta su ciencia al mundo
lejandro Franco recuerda intacta su infancia en Bahía, el calor y la amabilidad de la gente, su querida escuela 22, el “Ciclo” y sus veranos eternos en Monte Hermoso.
Parece que fue ayer, dice con nostalgia, vía correo electrónico, pero corrió agua debajo del puente hasta haberse convertido en un prestigioso profesor e investigador especializado en baterías de litio en la ciudad francesa de Amiens.
Concretamente la investigación de Alejandro se focaliza en entender cómo funcionan para proponer vías para mejorarlas a fin de que puedan ser utilizadas como fuentes de energía en autos eléctricos.
Alejandro
Atrabaja en la Universidad de Picardie Jules Verne y en el HUB de la Energía de esa ciudad. Estas baterías se utilizan en los teléfonos celulares y computadoras portátiles.
“Me fui de Argentina por una oportunidad de venir a trabajar a Francia en un tema que me encanta y que en ese momento no se desarrollaba. Luego la vida hizo que permaneciera aquí”, reflexiona, mientras agrega que posee fuertes lazos con su país.
“De alguna manera creo ayudar desde acá a formar científicos argentinos que luego regresan al país para aportar conocimientos nuevos y experiencia en manejo de equipos de última generación”, dijo.
Pero Bahía “tira”, según vuelve a señalar.
“Allí viven mis padres, Beatriz y Antonio, mi prima Silvana, mi tío Rubén. Se extraña la comida argentina, la carne, el dulce de leche, el mate, la simplicidad y amabilidad de la gente y el hablarse cara a cara y fácilmente con personas apenas conocidas”, reflexiona.
Su última visita fue el mes pasado y con Isabelle, su novia alemana.
En dos semanas logró completar un circuito que lo dejó feliz, porque visitó a su familia y también disfrutó de las maravillas de las Cataratas del Iguazú.