Cárcel de Villa Floresta: el rugby puede ser la llave para otra oportunidad
A pesar de las críticas extramuros, por un rato el rugby puso a todos frente a las mismas posibilidades, en la Unidad Penal de Villa Floresta.
“Hoy más que nunca compromiso. Más que nunca tenemos que ser amigos. Más que nunca tenemos que ser compañeros. Tenemos que olvidarnos del lugar donde estamos y realmente hacer el deporte este que nos enseñó mucho, tiene mucha disciplina, nos abrió muchas puertas y tenemos que abrir otras puertas que todavía están cerradas. Así que ahora adentro de la cancha (tenemos que) ser un equipo, alentarnos unos a otros, cuidar al equipo rival también. Tratar de no lastimarnos. Tratar de que todo salga bien. Y demostrar que tenemos la predisposición para salir adelante, como personas, como equipo. Demostrar que podemos. Les pido hoy compromiso y les doy las gracias por dejarme compartir todo este tiempo con ustedes. Uno, dos, tres... ¡¡¡Warriors!!!”.
La búsqueda de la libertad tiene diferentes caminos dentro de la cárcel. En Villa Floresta, sede de la Unidad Penal Nº4, el aprendizaje y desarrollo del rugby ofrecen una vía para la reinserción.
Es una apuesta social compleja. Consiste en cambiar el marco de referencia de la vida y sus cosas en individuos con diferentes problemáticas y condenas. Además, un trabajo de construcción colectiva ingrato, porque es lógico que caiga mal entre quienes fueron víctimas de delitos.
Sin embargo, el exrugbier Bernardo Stortoni acumula experiencia suficiente tanto en Los Pumas como en clubes de Francia, Inglaterra y Escocia como para sentirse seguro y con liderazgo para confirmar: “Es por acá”. Hoy, como subsecretario de Deportes de la municipalidad y como entrenador del plantel superior de Sociedad Sportiva, encabeza el desarrollo de un programa muy difundido ya en la Provincia.
En nuestra ciudad esta iniciativa dio otro paso. Los Warriors pudieron jugar partidos a tiempo reducido -seven- con Argentino, El Nacional, Sportiva y Los Centinelas (ver aparte), ante la mirada de una tribuna numerosa de reclusos, los propios policías y la prensa invitada. Habían jugado ante Sportiva tiempo atrás, pero esto fue otra cosa.
El director del penal, prefecto mayor Ariel Martínez, encaminó toda la organización interna para que no faltase nada. La cancha delimitada, las haches improvisadas con tirantes de madera aferrados a los palos de los arcos de fútbol, el agua mineral, los vestuarios para que cada equipo y el tercer tiempo.
“Se nota en el cambio de conducta de los internos. Hay muchos que quisieron acercarse. Estamos recibiendo mucho apoyo del doctor (Claudio) Brun, juez de ejecución penal Nº1 de la ciudad. Es más, esta semana recibimos una donación de la Unión de Rugby del Sur, que se hizo presente su presidente (Juan Pedro Gardes) por una gestión del doctor Brun. Recibimos 20 equipos completos de rugby”, dijo Martínez.
Agregó que sumaron rugby a otras disciplinas dentro del penal, como fútbol y boxeo, por la práctica creciente en las cárceles bonaerenses.
“A nivel provincial se expandió mucho. Por eso cada año, dos o tres veces, se hacen interunidades y se juega al rugby. El año pasado fuimos a Junín, y antes a Mar del Plata. A Junín fuimos cinco y a Mar del Plata ocho equipos. La infraestructura es diferente en Mar del Plata, por eso se puede hacer. Es una cárcel de 16 hectáreas intramuros, 22 hectáreas extramuros... Acá estamos muy limitados a nuestro espacio. Es más, ellos entrenan en la subunidad, la cárcel nueva. Tenemos el sector A, que tiene 110 años y el nuevo que tiene 18. A futuro la idea es sacarlos a jugar afuera”, dijo.
Los Warriors son entrenados por Lucas Armengol, uno de los profesores de educación física de la unidad.
“El proyecto lleva casi dos años de ejecución. Hoy podemos decir que vemos los frutos de este deporte y principalmente de los valores que transmite, que nos sirven mucho en la parte de la con-
Se nota el cambio de conducta de los internos. Hay muchos que quisieron acercarse (A. Martínez).