Fuerte por fuera y sensible por dentro
Muy temprano, mientras amanecía, sonó el teléfono. Salté de la cama. A esa hora, una llamada inesperada, generalmente viene acompañada de malas noticias. Y se cumplió. Como hacía 23 días, tras la partida de Lito Fruet, esta vez escuché: “Falleció el Flaco Lista”. Otro golpe para el básquetbol bahiense y un triste despertar. Afloraron sentimientos, recuerdos y nostalgia.
Con su salud ya deteriorada, en el último tiempo de vida ya no era él.
Se había perdido el “viejo” cabrón, temperamental, impulsivo… También, el tipo simple, solidario, sensible, frontal… Esa combinación que llevaba tiempo poder interpretar.
Hasta conocernos, nos generó discusiones, enfrentamientos, opiniones encontradas y, con el tiempo, situaciones de admiración hacia él y hasta algún abrazo de festejo compartido con ese hombre que, en su función de dirigente, siempre exteriorizó el amor por el básquetbol bahiense y la Asociación, “su” Asociación.
Por eso, despedirse de su segunda casa no fue simplemente bajarle la persiana a otra etapa de la vida: “Lo voy a sentir y me voy a lamentar”, dijo, cuando admitió que no continuaría en su cargo, luego de 21 años.
Aquella noche del 9 de marzo de 2016 en la ABB, cuando terminó su vínculo activo con el básquetbol se trató, acaso, de un final anunciado. Nunca lo dijo, pero así lo sintió. Se había terminado su carrera.
Esa que lo hizo conocer desde adentro todos los estamentos y en la que aprendió a ganar y perder, siendo un jugador mañero, árbitro severo, técnico temperamental y dirigente emprendedor, san- guíneo y, sobre todo, frontal.
Con sus virtudes y sus defectos, como todos, así vivió, sintió, enseñó y transmitió sus valores Adolfo José Enrique Lista, el mismo que, en lo más alto, será uno de los abanderados en la historia de la Asociación Bahiense, la que siempre defendió ciegamente.
Ojalá se le destine en su memoria, un lugar acorde a su trayectoria. Porque el Flaco hizo de todo en el básquetbol bahiense, aunque, sin dudas, no fue un presidente más...