Domingo. Los chicos, el objetivo de dos voluntariados bahienses
El voluntariado Doña Clara Jaratz de la Asociación Israelita donó un proyector de cine a la ONG Red de Voluntarios por una infancia mejor, coordinada por Matías Corvatta. Más niños podrán ver sus películas favoritas en distintos barrios.
No hay infancia sin películas. O no debería haberla. Que los chicos de los barrios más vulnerables de nuestra ciudad puedan compartir esta experiencia audiovisual, cultural y social es algo que no tiene precio. Sus caritas de alegría cada vez que llega el Cine a los barrios es la recompensa para los integrantes de la Red de Voluntarios por una infancia mejor, coordinada por Matías Corvatta, ONG que hace todo a pulmón para darles esta posibilidad.
No solo se proyectan películas, se comparte un momento con ellos, hay juegos, escuchas, miradas. Surgen abrazos y contención. Y se les da la leche y también apoyo escolar y se celebran los cumpleaños y fechas especiales como el Día del Niño con tortas y regalos.
Unos 150 voluntarios -no todos ellos activos- colaboran para que esto suceda. Para que una vez por semana se lleven a cabo programas sociales y proyectos en los barrios Loma Paraguaya y alrededores, Noroeste, Nueve de Noviembre y Stella Maris.
La ONG está activa desde 2003 y cada miembro colabora desde su lugar: logística, voluntariado, administración, comunicación y relación con las instituciones.
Todos trabajan por una infancia mejor y para construir posibilidades de elección para chicos que, por su situación vulnerable y contextos que no favorecen su desarrollo integral, muchas veces sienten que el futuro no puede ser mejor.
“Elegimos las películas con los chicos, son infantiles, y generalmente se trata de títulos recientemente estrenados en el cine. Las proyectamos sobre una pared o llevamos una tela. Es un momento muy lindo y especial”, contó Matías Corvatta.
En consonancia con el espíritu solidario de este grupo, el voluntariado de la Asociación Israelita Doña Clara Jaratz, este año, decidió realizar su té tradicional anual -cuyo lema es "una tarde para compartir y disfrutar, Una tarde para colaborar"- a beneficio de esta Red de Voluntarios.
Gracias a este evento, del que participaron más de 300 personas –quienes disfrutaron de sorteos, shows artísticos y platos tradicionales judíos- lograron recaudar fondos para donar un proyector de cine a la Red de Voluntarios, que suma la posibilidad de dar cine simultáneamente en dos barrios distintos.
“El año pasado le donamos una pastalinda. Normalmente se reúnen en la casa de Matías, hacen las pastas, las venden y con el dinero recaudado compran leche, zapatillas y útiles escolares”, dijo Bárbara Daich, la coordinadora del grupo.
“Es una oportunidad para llegar a muchas personas, con acciones pequeñas. Todo voluntariado es una esperanza de dos, del voluntario que da y de quien recibe. Nos sentimos muy bien por esta tarea”, dijo.
Las mujeres del voluntariado –son unas 20, y amplia mayoría-, enmarcan su trabajo embebidas en los valores judaicos de comunidad y solidaridad. No solo generan y sostienen iniciativas que benefician a sus asistidos directos (miembros de la comunidad judía) sino que llevan a cabo acciones que benefician a instituciones de la comunidad en general.
Para el té anual, ellas mismas cocinan exquisiteces y platos típicos de la gastronomía judía, se encargan de la difusión y ventas de entrada y atienen personalmente a los presentes el día del evento, con calidez y atención personalizada.
“Nos gusta trabajar en el mismo marco donde está la escuela hebrea, para que los chicos se contagien de nuestra solidaridad. Como el lema de nuestro voluntariado es "Las acciones valen más que las palabras", los chicos nos
El lema del voluntariado Doña Clara Jaratz es “Las acciones valen más que las palabras”. Por eso, constantemente realizan acciones. No solo se proyectan películas, se comparte un momento con ellos. Hay juegos, escuchas, miradas. Surgen abrazos y contención.