El suizo del barril
Hace 78 años, en febrero de 1941, llegó a Bahía Blanca “el suizo del barril”, uno de los andarines más pintorescos que pasaran por la ciudad. Un punto de inflexión en la historia de estos andarines --personas que recorrían enormes distancias caminando-lo había dado el obrero petrolero Guillermo Larreguy, popularmente conocido como “el vasco de la carretilla”, quien en 1935 inició una travesía a pie desde la localidad patagónica de Comandante Luis Piedra Buena, con sus bártulos en una carretilla.
Larreguy alcanzó enorme popularidad al terminar su gira dando una vuelta a la Plaza de Mayo con su mítica carretilla. Acaso estimulado por esta acción, el 23 de noviembre de 1940, otro inesperado andarín, Hugo Maggi, suizo de naciona- lidad, partió desde San Julián, provincia de Santa Cruz, con la intención de caminar hasta la Capital Federal.
A diferencia del vasco, el suizo se armó un singular vehículo, consistente en un barril --que oficiaba de rueda--, al que colocó dos varas sobre los costados y, en la parte superior, una plataforma para cargar sus efectos personales. El barrilcarretilla totalizaba el bonito peso de cien kilogramos. Maggi le agregó dos elementos, apostando a conseguir algún auspicio.
Colocó (por propia decisión) dos mensajes publicitarios: uno, de vino (“Toro es el mejor”) y otro de cigarrillos (“43 insuperables”).
Hasta el arribo a nuestra ciudad, Maggi no había tenido mayores inconvenientes, salvo la rotura --debido al calor-- del barril con el que había partido, por lo cual debió conseguir otro y reforzarlo mediante zunchos, “lo que me originó --dijo-- un desembolso extraordinario”.
Luego de unos días de descanso, el suizo continuó su marcha, empujando su barril por los caminos de tierra, a puro pulmón y sano entusiasmo.