Una bandera en tierra argentina
Gratifica que los familiares de los héroes de Malvinas puedan estar junto a sus seres queridos en el territorio de las islas.
A 37 años de la Guerra de Malvinas (1982), un grupo de argentinos viajó a esas islas para ser parte de una ceremonia que por su trascendencia conmueve (y mucho) a propios y ajenos.
SE TRATA de la visita al cementerio de Darwin por parte de familiares de 22 de los soldados que descansan en ese lugar y que han sido identificados debidamente luego de mucho tiempo.
COMO SE sabe, en ese cementerio existían 122 tumbas de soldados argentinos caídos en combate y jamás reconocidos, por lo cual cada una lucía una placa con la leyenda “Soldado argentino sólo conocido por Dios”.
UN COMPLEJO camino se debió recorrer hasta que expertos argentinos pudiesen acceder a esas tumbas, exhumar cuerpos, hacer exámenes de ADN y poco a poco dar identidad a cada uno de los restos.
HOY 112 de los 122 tumbas están debidamente identificadas.
NO RESULTA difícil entender la trascendencia que tiene para cualquier persona haber pedido a un hijo, a un hermano o a un padre en esa insensata guerra y tener que sufrir la situación de no tener conocimiento preciso de dónde está enterrado. De saber con certeza que llora en su tumba y coloca flores en su nombre.
EN LA ceremonia registrada días atrás, los familiares pudieron además desplegar una bandera argentina durante la ceremonia, un hecho no permitido en las islas desde que terminó el conflicto bélico.
HUBO ADEMÁS una misa celebrada por un sacerdote argentino y otro británico, y un excombatiente tocó con su trompeta el conmovedor “Silencio Militar”, que debe haber conmovido hasta al viento del lugar.
MÁS ALLÁ de que la cuestión de las islas Malvinas sigue siendo una herida abierta para los argentinos, que la soberanía no es tema de discusión, la realidad es que los británicos han convertido al lugar en una verdadera fortaleza militar, y que nunca más el camino de las armas puede ser la manera de buscar una respuesta a décadas de reclamo.
MIENTRAS TANTO gratifica que los familiares de esos héroes puedan acercarse, estar junto a sus seres queridos, ser recibidos y tratados como victimas de algo que no debió haber ocurrido.
ES DE esperar que, más allá de un reclamo legítimo que jamás debe terminar, el tiempo deberá sanar heridas y acercar a las partes.