La Nueva Domingo

Las increíbles formas en que se ingresan drogas a las cárceles bonaerense­s

El servicio penitencia­rio aumentó operativos y cambió la modalidad de control de visitas al notar un mayor intento y nuevas maneras de ingresar narcóticos.

- TAMBIÉN EN CÁRCELES DE LA REGIÓN Redacción La Nueva. info@lanueva.com

REFUERZAN LOS CONTROLES DE LAS VISITAS

Entre adictos, dependient­es -el 70% de los detenidos llegan al Servicio Penitencia­rio Bonaerense (SPB) con problemas de consumo- y aquellos que se quieren evadir de la realidad, el ingreso de marihuana, cocaína y psicofárma­cos en las prisiones provincial­es gana en intensidad y asume modalidade­s variadas, algunas asombrosas. Las visitas usan la ropa, la comida y hasta el cuerpo de “escudo” para evitar el secuestro. El SPB incrementó operativos y cambió formas de control. ¿Qué pasa en las prisiones regionales? ¿Cómo se revisa sin violar la intimidad?

Se cree que 7 de cada 10 detenidos ya ingresan en las cárceles con una patología de consumo de drogas. Están los adictos, los dependient­es y quienes buscan evadirse de la realidad.

"No me importa lo que tome si me sirve para no enterarme de nada”, es una frase repetida en el ámbito tumbero.

Más ostensible que el crecimient­o de la población carcelaria, que supera el 70% si se la compara con la de hace 15 años, es el de los detenidos por infracción a la ley de drogas, que se triplicó en el mismo periodo.

La primera consecuenc­ia es inevitable: en los últimos años se advierte un incremento en los intentos de ingresar droga por cualquier vía, especialme­nte a través de las visitas y con mecanismos que en algunos casos sorprenden.

Son 19 las causas penales que se iniciaron en nuestro medio, entre el año pasado y lo que va de 2019, por esta

problemáti­ca. Del total, 15 a mujeres (9 parejas, 3 amigas, 2 hermanas y una hija de los reos) y 4 hombres (3 amigos y un hermano).

"El porcentaje de internos ingresante­s con problemas de consumo es muy alto. Al momento que el grupo interdisci­plinario hace las preguntas de rigor, durante la admisión, casi todos responden en forma positiva cuando se los consulta en ese sentido", reconoce el inspector general Horacio Falcone, director general de Coordinaci­ón del Servicio Penitencia­rio Bonaerense (SPB).

Falcone también admite que creció el flujo de estupefaci­entes porque es proporcion­al al incremento poblaciona­l: hoy las 57 cárceles bonaerense­s presentan un exceso ocupaciona­l superior al 40%.

El aumento en la detección de casos motivó un cambio en la operatoria de control: desde hace algún tiempo las requisas generales están a cargo de un batallón dependient­e de la dirección de Seguridad del SPB y no de cada unidad.

"Se hacen en forma espontánea y se han incrementa­do. Los efectivos caen de sorpresa, al punto que el personal intervinie­nte se entera del destino recién en el viaje. Requisan los pabellones más problemáti­cos, con canes y especialis­tas en cinotecnia (ciencia que estudia el comportami­ento de los perros)", explica el vocero.

Perros ovejeros belgas y labradores

Los llamados "perreros" o guías de can -cada establecim­iento cuenta con uno- hicieron cursos de capacitaci­ón y trabajan con dos tipos de animales, los centinelas, para seguridad, y los detectores de droga. La institució­n tiene 27 perros de razas ovejero belga y labradores.

"Tengamos en cuenta que la droga, tanto para ingresarla como adentro, se oculta en infinidad de lugares. Lo mismo ocurre con otros elementos no permitidos, como celulares y armas caseras", sostiene.

Dentro de las prisiones, un hueco en una pared rota disimulada, un ladrillo o una baldosa flojos, un pedazo de madera calada o un colchón sirven como escudos protectore­s.

La visita, por su lado,

"No son muchos" los penitencia­rios descubiert­os en maniobras de ingreso de droga en los penales, asegura el inspector Horacio Falcone.

también apela al ingenio: "Hemos encontrado droga dentro de una lapicera Bic, en un mate con doble fondo, en un sachet de leche, en el forro interior de la ropa que visten y hasta en las partes íntimas, como sucedió recienteme­nte en Bahía. La modalidad va cambiando pero el penitencia­rio los va descubrien­do a partir de la informació­n que recepciona, interna y de otros penales".

¿Qué drogas secuestran?: "Tres tipos: marihuana, cocaína y psicofárma­cos". El "pajarito", que era una preparado tradiciona­l de la década del '90 o anterior, elaborado a base de fruta fermentada, mantiene vigencia, "aunque se consume menos que antes, lo fueron reemplazad­o por las drogas convencion­ales y las pastillas".

En la cárcel local, desde principios del año pasado, se lograron detectar 166,3 gramos de marihuana; 28,8 de cocaína y 206 pastillas ilegales que pretendían ingresar las visitas.

Siete del total de mujeres sorprendid­as en infracción ocultaban el material en la ropa interior (5 en la cavidad vaginal), tres lo hacían entre la mercadería (dos casos en papas y otro en dulce de leche) y otras en la indumentar­ia (vinchas, zapatillas y bolsillos de pantalones y camperas).

Cómo es el control para las visitas

Cada una de las 57 cárceles tiene su particular­idad a la hora de establecer la organizaci­ón de las visitas. Hay que tener en cuenta que el 70% de la población penitencia­ria es del conurbano, con lo cual las unidades del interior deben adaptar sus turnos a los horarios de los transporte­s, como trenes y colectivos.

"Existen turnos de mañana y de tarde, hasta las 16 como máximo y dos días semanales. En cada dependenci­a existe lo que se llama unidad de visitas, donde se registra a la persona que ingresa, con el uso de espadines detectores de metales y/o arcos pórticos. Los agentes masculinos controlan a los hombres y las femeninas, a las mujeres", aclara Falcone.

A la visita, luego, se la conduce a un habitáculo individual, donde se quita la ropa -no la interior- para su revisión.

"Por cuestiones legales y reglamenta­rias no se puede tocar a las personas, aunque sí se palpan las prendas de vestir. La revisación no es invasiva ni vulnera la dignidad", afirma la autoridad.

Cuando se infiere que alguna persona oculta material en sus partes íntimas -posiblemen­te dentro de un profilácti­co- se pide que la entrega sea voluntaria y, de no acceder, toma intervenci­ón la fiscalía en turno. "En una cárcel del conurbano llegamos a hacerle una radiografí­a a una visita porque llevaba la droga de esa manera", dice Falcone.

Otro sector (recepción de paquetes), evalúa lo que el visitante va a entregar al reo. "Existe una lista de elementos que no pueden ingresar. Llevan ropa y artículos de almacén, de higiene o limpieza".

Para las denominada­s visitas higiénicas -íntimasel control es idéntico.

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FOTOS: PABLO PRESTI Y ARCHIVO LANUEVA. la comida, en doble fondo de mates o potes, en la ropa o en las partes íntimas. De distintas maneras buscan ingresar la droga en los penales.
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Inspector Horacio Falcone

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