Egresó de la UNS y su historia trascendió por un texto que se hizo viral
Christian Amarilla, el joven egresado de la UNS que se hizo viral esta semana por una carta en la que habló de su historia de vida, abrió las puertas de su casa y contó sus deseos a futuro.
Christian Amarilla, un whitense de 26 años que se recibió en la UNS como licenciado en Química, atravesó por una semana muy particular. Una carta sobre su historia de vida redactada en su Facebook alcanzó notoriedad, incluso a nivel nacional. En el texto se refirió al bullying que sufrió de chico, a los dolores de espalda de su padre y a los vicisitudes de su madre en la cocina para alimentar a una familia numerosa. Hoy esas penurias se ven recompensadas por su esfuerzo y el título universitario.
Tiene 26 años, es whitense, el cuarto de seis hermanos y, luego de años gastando sillas en la sala de lectura de la UNS, hoy puede decir con alegría y satisfacción que Bahía Blanca tiene un nuevo licenciado en Química.
En el texto que redactó en su Facebook y esta semana se viralizó, Christian Amarilla cuenta, entre otras cosas, que de chico sufrió bullying, que jugó becado más de 10 años al básquet en el club de su barrio, que las porteras de la escuela le da- ban pan con mermelada para llevar a su casa y que el dolor de espalda crónico de su padre por años de trabajo duro y los malabares de su madre en la cocina para alimentar a seis hijos son también su dolor, su sacrificio y su recompensa.
En una semana sin descanso por los constantes llamados de medios locales, de la Capital Federal y de numerosas provincias, el joven whitense se hizo un hueco para recibir a “La Nueva.”
en su casa y presentar a parte de su familia.
Cada uno con su historia
Cursó sus estudios en el jardín 905, luego en la primaria N° 13 y en la secundaria Técnica N°1 -–todos de White--, donde, según cuenta, siempre fue aplicado al estudio y le fue tomando el gusto a la química, a la ciencia y al pensamiento crítico, que “se volvió una forma de vida”.
Consultado por sus años de secundaria, en los que los mismos compañeros que despectivamente lo llamaban 'negro' y otras cosas a continuación, también trabajaron duro todo un año para pagarle el viaje
de egresados, Christian contó que es duro “no ser Christian o Pachu, como me gusta que me llamen, algo que recién logré en la universidad, un nuevo entorno en el que llegué a ser consejero superior y vicepresidente del centro de estudiantes, algo que siento que me dio dignidad e identidad”.
Además, contó que de su
camada de la Técnica 1 él es recién el segundo que se recibe de una carrera universitaria, mientras que un tercero está por lograrlo. “Muchos intentaron pero la mayoría no llegó, pero eso no tiene que ver con mi historia de vida, cada uno con su historia”, comentó el flamante licenciado.
Lo difícil que puede resultar para un chico de bajos
recursos de Ingeniero White estudiar una carrera universitaria, Amarilla lo sabe muy bien.
“Más allá del enorme sacrificio de mis padres, lo pude hacer gracias a una beca que me acompañó toda la carrera, otorgada cada año por Compañía Mega y la Fundación Grierson a cinco chicos de White. Eso me permitió comer en el comedor universitario y tener para el colectivo siempre sin depender de mi padre”, agregó.
Para entender la determinación por estudiar, por progresar, por “ser alguien”, que siempre lo caracterizó, su mamá Sandra lo define muy bien con una simple anécdota.
“Cuando era chico y llevaba la mochila llena de libros, una vez le dije que estaba muy pesada y que le iba a hacer mal a la espalda. Él se dio vuelta y me dijo que más pesada era la ignorancia. Esa frase me quedó marcada a fuego”.
Su hermana Vanesa (24) destaca por su parte la importancia del hito que logró su hermano y el punto de inflexión que significó en la familia.
“Para mí es un referente, marcó la diferencia entre nosotros. Mientras que los tres primeros no fueron a la uni, él decía que se podía estudiar, que había que intentar conseguir las becas, porque nuestros padres obviamente no nos iban a poder sostener. Entonces que él lo haya logrado fue un impulso para darme cuenta de que yo también lo iba a poder lograr. Además cuando me veía en casa dando vueltas me decía '¿vos querés terminar la carrera? Dejá todo acá, andá a la sala de lectura, encerrate 12 horas y estudiá'”, dijo la joven que en 2020 se recibirá de farmacéutica, también en la UNS y también gracias a una beca.
“Cuando yo le decía que llevaba una mochila muy pesada, él me decía que más pesada es la ignorancia”. Sandra, madre.