La Cámara Federal de Apelaciones
Hace 88 años, en agosto de 1931, se habilitó en nuestra ciudad la Cámara Federal de Apelaciones, ubicada hoy en la calle Mitre 60.
A fines de 1920, los juzgados federales locales atendían los asuntos propios de su competencia, pero todas las apelaciones se remitían a la Cámara Federal de La Plata, con las consiguientes demoras. Ese panorama se modificó en 1928, mediante el proyecto presentado por el diputado nacional Eduardo González, a
fin de crear una delegación en Bahía Blanca.
La delegación local comenzó a funcionar tres años después, en 1931, con jurisdicción sobre La Pampa, Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, islas Malvinas y Antártida Argentina.
El prestigioso abogado Ernesto Sourrouille fue su primer presidente y comenzó a a trabajar ocupando un despacho en el edificio de Tribunales de la primera cuadra de calle Estomba.
A fines de ese mismo año, la Cámara se mudó a un local alquilado en O'Higgins 77, que sería sede hasta que el estado nacional adquirió una propiedad como sede definitiva.
La operación inmobiliaria tuvo lugar en 1937 y significó una satisfacción para la ciudad, pues el inmueble era uno de las más destacados del patrimonio arquitectónico.
La vivienda fue construida en la década del 20 por el vecino Juan Antonio Canessa, según un proyecto del ingeniero Domingo Pronsato y mano de obra de la empresa de Francisco Luisoni. Su estilo responde a los lineamientos de los denominados petit hoteles.
A poco de fallecer Canessa, en 1929, fue adquirida por el médico Aristóbulo Barrionuevo, quien instaló allí su moderna clínica. Finalmente, en 1936, fue comprada por el Estado.
La Cámara Federal de Apelaciones fue desde entonces celoso custodio del bien, consciente además de su valor artístico y cultural.