Pigüé: Pía Foissac suma otro desafío en la lucha para volver a ver la luz
Su familia comenzó a recaudar fondos para un tratamiento con células madre en China. Cuesta U$S 60.000 dólares.
La vida de Pía Foissac es un desafío permanente. Desde el mismo momento en que salió de las entrañas de su madre, Anabel, con 24 semanas de gestación, 980 gramos y 45 centímetros, el 13 de agosto de 2002, en el hospital Italiano de Bahía Blanca.
Sabe de qué se trata eso de iniciar un camino lleno de espinas. Recién le dieron el alta el 13 de agosto, con 2 kilos justos y, tras varios tratamientos infructuosos, en febrero de 2003 su familia tuvo la confirmación de que se trataba de un caso de ceguera Grado 5, como consecuencia de la Retinopatía del prematuro (ROP).
La visión de Pía se oscureció por completo pero, como se verá, su vida recién empezaba.
“¡Acá estoy, trabajando a full para hacer las urnas! Es lo que nos pidieron varios comercios y clubes; y en eso estamos”, asegura Pía Foissac, desde la casa de Libertad al 200, en Pigüé, a 132 kilómetros de Bahía Blanca.
Es pura energía. No para. Pasa por encima la estimulación y los incentivos. Así se mueve de un lado para otro. ¿Un límite? No parece haberlo en la superficialidad.
“¿Cómo llegamos hasta esta posibilidad? Por curiosidad. ¡Soy muy curiosa! Pero no porque me queje de la vida que tengo. Para nada, pero ahora que me informé y estoy en tema tuve que empezar con la psicóloga para controlarme un poco”, dice.
“La palabra justa es… ansiedad. ¡Sí, esa, ansiedad”, agrega.
Pía se refiere al tratamiento para pacientes diagnosticados con ceguera a causa de Retinopatía del prematuro (ROP), quienes pueden recuperar la visión a partir del implante de células madre mesenquimales.
La posibilidad surgió luego de un comentario de una compañera de la Escuela Nº 507, Mayra Roselló, quien iniciará este camino el venidero 20 de noviembre, en la ciudad de Beijing, China.
Pero lo que moviliza a Pía, y a toda la familia, es una empresa nada sencilla: deben reunir unos 60.000 dólares para el venidero 14 de marzo, fecha en que le otorgaron el turno para el tratamiento, tras la evaluación pormenorizada de su caso que, por lo menos, puede llegar a tener una recuperación del 20 % de la visión.
“¡No se puede creer el furor que esto está provocando en Pigüé!”, añade Pía.
“Todos están al tanto respecto de la búsqueda de fondos y tan entusiasmados como nosotros. Ya se trabaja en torneos, reuniones y rifas”, dice.
La actividad plena de Pía
ahora discurre en los torneos de arquería, en los que participa no sólo en Pigüé, sino en toda la región, bajo el ala del instructor José Luis Ferreyra. Este domingo era en Tres Lomas.
“Vamos en el auto de mi mamá. Manejaría yo si viera, porque mi papá (Gabriel Peña, quien reside en Bahía Blanca) ya me enseñó, pero...”, lamenta.
Mientras tanto, ya comenzó con los clases de bajo.Y se toma un tiempo para planear el futuro.
“Quiero estudiar ingeniería en sistemas. Me encanta programar. Para empezar hice un curso de robótica en la UNS en junio. Fueron cuatro clases. ¡Me encantó!”, afirma.
Anabel, la mamá de Pía, es docente en la Escuela Primaria Nº 5 General San Martín de Pigüé. También tiene un comercio de ropa de mujer y hace decoraciones.
“Ella siempre fue curiosa. Por ejemplo, en el jardín — dice— tocaban el tema de los seres vivos y cuando regresaba a casa prendía el televisor y miraba Animal Planet, se informaba y al otro día seguía el tema”, explica.
Y necesita aclarar: “Una vez me dieron un folleto que decía que nunca hay que evitar la palabra ‘ver’. Nosotros vemos con los ojos, pero Pía ve con las manos y con los oídos.
“Mira televisión y ahora en Netflix, por fortuna, hay películas con audiodescripción, aunque antes miraba igual y las entendía. También vamos al cine; hace poco fuimos a ver Los Vengadores”, indica.
Recuerda que le costó mucho aprender a caminar, porque para un ciego es muy difícil mantener el equilibrio.
“Empezó a caminar a los 2 años y, desde entonces, se iba a la casa de mis padres, que estaba al lado”, recuerda.
Anabel comenta que están haciendo un cronograma de actividades, aunque no dejan de sorprenderse por la cantidad de gente que los llama y los apoya.
“En septiembre haremos un festival en un club; luego, en la fiesta de la primavera, que es el 28, intentaremos vender bolsitas con el logo de Pía. Ahora estamos terminando de armar las urnas que nos han pedido los comercios. Y en octubre haremos una cena”, cuenta.
“Para hacer rifas ya tenemos camisetas de fútbol firmadas por jugadores. Hay de Boca, River, Racing e Independiente. También de Argentinos Juniors, con la firma de Diego Armando Maradona”, amplía.
La cuenta para reunir los fondos, gestionada ante el Banco Nación, recién estará abierta la semana entrante.