En medio de la crisis, algunos gustos solo se permiten en casa
Esta vez fue el turno de los empleados. Diez trabajadores de distintos rubros explicaron qué hacen para llegar a fin de mes y qué placeres o actividades tuvieron que suspender a causa de la crisis.
Con una crisis económica que no da tregua, el dinero alcanza cada vez menos. Y los empleados que dependen de su sueldo lo sufren a diario. El fin de mes parece adelantarse y las prioridades pasan básicamente por el pago de alquileres y servicios. Para la gran mayoría, los gastos se reducen y los gustos quedan postergados. Los principales recortes se originan en las salidas a cenar, los paseos al centro comercial, la diversión y hasta en la regularidad de los asados en familia o con amigos.
Sabido es que la situación de los comerciantes de nuestra ciudad dista mucho de ser buena y que hace tiempo que no reciben buenas noticias. Esta vez era el turno de averiguar cómo repercute la crisis más reciente en el bolsillo de los trabajadores en relación de dependencia, cuyo salario no depende –-en la mayoría de los casos-- de las ganancias del mes, pero sí, al igual que la billetera de sus patrones, debe afrontar semana a semana los embates de la inflación.
Más allá de sus diferentes ingresos o composiciones familiares, todos los consultados coincidieron en dos aspectos: el día del mes en que empieza a apretar el bolsillo se adelanta cada vez más, y el recorte principal de gustos/gastos se da en las salidas a cenar o paseos de fin de semana, o bien en el asado en familia o con amigos.
Ser anfitrión, ya no
Sebastián es encargado en una carnicería, está casado, tiene dos hijos y asegura que “la remamos para llegar a fin de mes”. Sobre los gustos que su familia ya no se da, sostiene que han achicado "más que nada en las salidas, ya no vamos al cine ni salimos a comer”.
“Otra cosa es que ya no podés ser el anfitrión en una juntada, tenés que pensarlo dos veces. A la hora de comprar comida se busca lo más barato o en realidad lo que podamos comprar. Como decía mi mamá, si salís del cuarto, apagá la luz”, agregó.
“Primero se pagan las prioridades, los impuestos, servicios, la escuela de los nenes, la ropa, y si te queda algo, los podés llevar el domingo al parque”, cerró el carnicero.
Alejandro, playero en una estación de servicio, casado y con una hija, asegura que “estos últimos meses se me adelantó el 'fin de mes'” y que la prioridad cuando cobra es pagar el alquiler, los servicios y las tarjetas.
“No me estoy dando tantos gustos como antes, corté las salidas a comer y las picardías como comer helado o chocolate”.
“Si la compañía de teléfono me ofrece 50 % menos en algo, lo agarro. Mi señora me dice que hay oferta de leche, compro leche, de carne, compro carne. Ahora la prioridad es la oferta”, analizó el joven.
Julia, en pareja y sin hijos, empleada en una juguetería y polirrubro, afirma que en su caso “el bolsillo aprie
ta todo el mes”, y que después de cumplir con el pago del alquiler y de los servicios, solo gasta en colectivo y en las compras para consumo diario.
“Tuve que recortar en salidas, o en pavadas que antes me gustaban y las compraba. Hay un momento del mes en que te das cuenta que hasta el próximo cobro tenés que comer fideos y arroz”, agregó.
Claudia, en pareja y con hijos, es empleada en una panadería y cuenta que lo primero que hace cuando cobra es pagar impuestos, servicios y “algo en la tarjeta que siempre consumís”.
“El 20 de cada mes tenés que empezar a achicar, en mi caso recorté en salidas, ahora en vez de ir a un restaurante, con mis amigas nos juntamos en una casa.
Estos últimos meses se agravó la situación”, agregó la panadera.
Si no tengo, no gasto
Ariel, de 45 años, separado y con una hija, trabaja en una cochera. “Una vez que cobro pago todos los impuestos y servicios, después tengo la suerte de pagarle una escuela privada a mi hija, y a partir de ahí se compra lo justo y necesario para comer, nada de más. Las salidas a comer se achicaron”.
“Otra medida es que me niego a tener tarjeta de crédito, porque es mucho gasto y si no pagás el total después te caen los intereses. Compro con lo que tengo, si no lo tengo, no lo gasto”, añadió.
Mauro, de 29 años, soltero y empleado en una heladería, asegura que con la crisis empezó a priorizar sus necesidades. “En el día a día no me doy cuenta, pero cuando llego a mi casa y reflexiono digo 'pucha, antes podía comprar más cosas'. Lo noto más que nada en el tema de la comida, trato de comprar lo más urgente”, explicó.
Sobre lo primero en pagar una vez que cobra, el joven sostiene que prioriza el alquiler, los gastos comunes y después “si se puede voy ahorrando por si pasa una emergencia o algo. Para mí con el tema de las elecciones hay tanta incertidumbre que el miedo pasa por ahí, uno empieza a guardar algo de plata porque no sabe qué va a pasar de acá a fin de año”.
Maximiliano, de 29 años, en pareja y con un hijo, es empleado en una armería. “Se complica siempre, y eso que trabajamos mi señora y yo y siempre nos hemos administrado bien, pero de todas formas, salir a comer o ir al shopping se cortó bastante. Además hubo que limpiar gastos en las tarjetas, comprábamos cosas sin pensar y ahora nos tenemos que cuidar porque ya a mitad de mes se empieza a complicar la cosa”, manifestó el vendedor.