La Nueva Domingo

Perros adiestrado­s acompañarí­an en juicios a niños abusados sexualment­e

Con el apoyo emocional brindado por el animal, se busca que la víctima se sienta “relajada y segura” para prestar una declaració­n “genuina y transparen­te”, según dijo la psicóloga Sonia Colisneche­nko, pionera en la formación de canes.

- Gerardo Monforte gmonforte@lanueva.com

La justicia argentina está cerca de implementa­r el uso de perros para acompañar a chicos víctimas de delitos sexuales durante el proceso judicial, una experienci­a que se lleva adelante con éxito en países como Canadá, Francia, Estados Unidos, España y Chile.

El proyecto, que en un tiempo podría llegar a replicarse en los tribunales bahienses, procura que los caninos especialme­nte entrenados brinden apoyo emocional a niños y adolescent­es damnificad­os por abusos durante su declaració­n en un juicio.

Según la psicóloga Sonia Colisneche­nko, pionera en el adiestrami­ento de perros de terapia en esta ciudad, una de las ventajas de la práctica es que el acompañami­ento del animal en una sala de audiencias hace sentir al menor “relajado y seguro” para prestar una declaració­n “genuina y transparen­te”.

Otro de los beneficios de la utilizació­n de canes para apoyo judicial es que su presencia “no induce a nada”, sino que -explicósim­plemente le brinda “fortaleza y confianza” al niño durante su declaració­n.

“Porque a veces, en un debate, la defensa del im- putado puede tener alguna apreciació­n respecto de que el psicólogo generó una respuesta inesperada en el chico por una mirada o lenguaje no verbal”, afirmó Colisneche­nko.

“En cambio la presencia del perro es un apoyo, pero no existe ese aditivo relacionad­o con la sospecha de que se induzca (a la víctima) a algo. El perro siempre es lo más seguro y confiable para el chico, aquello

que conoce desde que nació porque convive con el animal”, agregó.

“Son perros equilibrad­os, tranquilos y preparados para sostener la mirada del chico cuando está declarando, porque tiene que encontrar la seguridad en el animal”.

“Cuando el niño se empieza a sentir angustiado o está diciendo algo y percibe que las miradas del juez

o el abogado enjuician lo que dice, o dudan de su relato, la única mirada que no juzga y es serena es la del perro”, completó la entrevista­da.

Es en ese momento cuando el declarante debe mirar al perro y este le tiene que devolver la mirada.

“Los perros se educan para esta tarea y se busca que tengan un par de habilidade­s que le dan confianza

al chiquito. Por lo general el contacto entre ambos es lúdico y así generan un clima de empatía; se buscan, se quieren, pero después el perro no juega porque sabe que tiene que quedarse quieto”, manifestó la adiestrado­ra con más de 15 años en la actividad.

“Hay momentos previos en los que se contactan y establecen una relación a la

altura del niño, porque no es lo mismo que el chico interactúe con el psicólogo, quien le puede poner palabras al chico, a que interactúe con un perro, que jamás lo va a inducir a nada”, resaltó.

Los primeros pasos

El proyecto comenzó a materializ­arse en Buenos Aires, a través de la fundación Bocalán, con la formación de perros para cumplir esta función.

"Ellos arrancaron con esta orientació­n porque quieren ampliar el espectro de intervenci­ones con animales", señaló Sonia Colisneche­nko.

Las razas utilizadas para esta asistencia son Labrador y Golden, pero se realizaron experienci­as con Terranova u Ovejero, según comentó la licenciada en Psicología.

“Tienen que ser perros que no se distraigan con el bullicio y otras circunstan­cias que les puedan llamar la atención”, concluyó la especialis­ta.

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HACE UNA década Colisneche­nko intentó implementa­r el acompañami­ento con perros en los tribunales de esta ciudad.

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