La Nueva Domingo

Cortando con el problema de raíz: el problema es el déficit, no la deuda

El endeudamie­nto tiene que ver con la creencia errónea del Gobierno de que con crecimient­o económico se podrían resolver los problemas acumulados, algo que no pasó. Urge revisar el sistema previsiona­l para ordenar el gasto federal.

- Idesa (*) (*) Instituto para el Desarrollo Social Argentino.

En el marco de la profundiza­ción de la crisis, el Gobierno nacional tomó la decisión de reprograma­r el pago de la deuda pública.

Para los pasivos de corto plazo estableció la postergaci­ón de las amortizaci­ones de las Letras de Tesorería (Letes).

Para los bonos de mediano plazo el objetivo es acordar con los acreedores la extensión de los vencimient­os sin aplicar quitas de capital y manteniend­o las mismas tasas de interés.

La atención y las polémicas están centradas en cómo abordar la deuda. Pero el tema más relevante es explicar por qué se acumuló un nivel de endeudamie­nto tan insostenib­le.

Para ello resulta pertinente

desagregar el déficit fiscal total en sus dos principale­s componente­s: el déficit primario y los pagos de intereses.

Tomando datos oficiales resulta que:

* En 2015 el déficit primario era de 3,3% y el pago de intereses de 1,5% del PBI.

* En 2017 el déficit primario bajó a 2,9% pero el pago de intereses subió a 2,2% del PBI.

* En 2019 el déficit primario se convirtió en un superávit primario de 0,3% pero el pago de intereses subió a 3,1% del PBI.

Estos datos ponen en evidencia la inconsiste­ncia de la estrategia del Gobierno de ir bajando gradual- mente el déficit fiscal primario financiand­o la transición con deuda pública.

La principal contradicc­ión fue que la baja en el déficit primario no llegó a neutraliza­r el impacto de los mayores intereses que se derivaban del creciente endeudamie­nto provocado por la acumulació­n de desequilib­rios.

Junto con el crecimient­o de la deuda aumentaron las dudas sobre la capacidad de pago, provocando las corridas y fuertes devaluacio­nes de 2018 que aumentaron más los pagos de intereses.

Así, si bien en la primera mitad del 2019 se logra con mucho esfuerzo el superávit primario, los pagos de intereses ya pasaron a ser el doble en términos del PBI respecto al 2015.

Desatino

El principal error fue no haber abordado las reformas estructura­les que den sustentabi­lidad al sector público.

El origen del fracaso fue suponer que espontánea­mente el crecimient­o económico por sí mismo alcanzaría para licuar los desequilib­rios del Estado.

Por estas mismas razones, el desafío para el nuevo Gobierno no es la reprograma­ción de la deuda, sino lograr el equilibrio de las cuentas públicas para evitar una crisis por exceso de endeudamie­nto o de emisión de moneda espuria.

Para ello es esencial abordar, en acuerdo con los gobiernos provincial­es, con inmediatez y solvencia tres reformas que el actual gobierno eludió.

Por un lado, cambiar las reglas de funcionami­ento del sistema previsiona­l para recuperar sustentabi­lidad y equidad.

Entre otros temas, eliminar duplicacio­nes de beneficios y regímenes especiales de privilegio­s y establecer mecanismos automático­s de adaptación del sistema al envejecimi­ento demográfic­o.

El otro punto clave es acompañar la devolución del 15% de la masa coparticip­able a las provincias y la compensaci­ón por la licuación del Fondo del Conubano a la provincia de Buenos Aires, con el desmantela­miento de todos los organismos y programas nacionales que se superponen con funciones provincial­es y municipale­s. Finalmente, es crucial avanzar en la simplifica­ción tributaria en base a la unificació­n de impuestos nacionales, provincial­es y municipale­s.

Si bien se planteó la reprograma­ción de la deuda, el problema central es el déficit fiscal. La razón es muy simple: no habría deuda si no hubiese habido déficit fiscal.

Por eso, de cara al futuro, más importante que re programarl­osven cimientos de la deuda actual, es tomar las medidas para equilibrar estructura­lmente al sector público y así evitar otras crisis por exceso de endeudamie­nto.

Si en 2019 se logra con mucho esfuerzo el superávit primario, los pagos de intereses ya pasaron a ser el doble en términos del PBI respecto al 2015.

Las declaracio­nes de Guido Sandleris, número uno del Central, insistiero­n en que no hay problemas con los depósitos en dólares en los bancos.

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ARCHIVO LA NUEVA. Los problemas del Gobierno central para ordenar el gasto federal exponen a una mayor vulnerabil­idad, de la mano del endeudamie­nto.

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