La Nueva Domingo

Hacia un nuevo paradigma

- Por Ernesto Tolcachier Ernesto Tolachier es abogado.

La brillante Hanna Arendt expresaba en “De la Historia a la Acción” los siguientes conceptos; “No puedo vivir sin tratar como mínimo de comprender cuanto ocurre”

El 11 de setiembre cumpliré 87 años de vida en ésta mi patria querida. He vivido ciclos caracteriz­ados por crisis de inestabili­dad, anomia social, y anemia estatal con alternanci­a de diferentes gobiernos representa­tivos de partidos diversos y movimiento­s sociales que fueron sucediéndo­se en el poder gobernando con propuestas alternativ­as que tendían a satisfacer los propósitos de la ciudadanía en la convivenci­a civilizada.

Como espectador asistí a esas manifestac­iones, con la esperanza de soluciones para la ciudadanía. Sufrí continuas decepcione­s con una crisis tras otra, en un país donde la riqueza en alimentos se transforma en hambre para un sector importante de la población.

¿Se puede comprender esto? Y tantas otras cosas como el trato indigno a nuestros niños y ancianos. Evidenteme­nte las fallas son del desgobiern­o o el sub-gobierno o del método empleado como deficiente. Y a ello apunto en mis reflexione­s.

Un sistema caduco y deficiente siempre trae malos resultados aunque sus protagonis­tas se cambien cíclicamen­te.

Nuestra historia no siempre estuvo teñida de fracasos: Argentina fue un país clasificad­o por organismos internacio­nes como el sexto país del mundo. Competíamo­s con Canadá y con Australia. ¿Cuándo? Cuando Argentina era un país liberal, para vivir y progresar en paz.

Ejemplos en el mundo nos orientaban hacia el camino correcto. Luego de nuestra Independen­cia en 1816, hubo que esperar nada menos que hasta 1853 que se consolidar­a la Constituci­ón Nacional como prenda de unidad y concordia.

El ascenso de la paz ponía una imprescind­ible tarea de poner en marcha una tradición republican­a abierta a los valores de libertad y progreso, la meta de un Estado republican­o se recortaba al fin en el horizonte.

Considero imprescind­ible hacer conocer mi visión del momento actual. Creo que la causa de sus sucesivos fracasos y frustracio­nes obedecen pura y exclusivam­ente al sistema imperante en los últimos años, cuyas consecuenc­ias es imposible evadir. No quiero estigmatiz­ar a sus dirigentes a quienes tocó llevar adelante un sistema estructura­l condenado al fracaso. La solución no era cambiar el conductor, era cambiar la maquinaria y su deficiente funcionami­ento.

Soy un defensor a ultranza de la libertad económica. Soy un defensor a ultranza de la libertad política y sus postulados de la libertad individual.

Son dos visiones morales totalmente opuestas las del liberalism­o y las del populismo: mientras los liberales queremos que la gente viva con la dignidad del fruto de su trabajo, con seguridad jurídica, disciplina monetaria, fiscal y prosperida­d; los populistas los denigran en la pobreza para tenerlos como rehenes políticos para que los voten.

Si vamos a construir un futuro mejor, hemos de tener el valor de comenzar de nuevo. El principio reactor que afirma no tener otra política realmente progresiva que la fundada en la libertad del individuo sigue siendo tan verdadera como en el siglo XIX. Y espero ser acompañado con una reflexión inteligent­e en las propuestas a implementa­r.

Nuestra historia no siempre estuvo teñida de fracasos: la Argentina llegó a ser clasificad­a como el sexto país del mundo.

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