La Nueva Domingo

El impacto del encierro en la salud mental, el otro frente de batalla

El encierro impacta de manera negativa en la salud mental de las personas. Para quienes tienen patologías como depresión o ansiedad, estar adentro se hace mucho más difícil. Especialis­tas de Bahía cuentan cómo se abordan estos casos.

- buriarte@lanueva.com mmugione@lanueva.com Belén Uriarte Matías Mugione

El aislamient­o social por el coronaviru­s lleva más de dos meses e incide marcadamen­te en la salud mental de las personas. De manera más acentuada lo sufren quienes ya tienen patologías previas como depresión y ansiedad. En Bahía, el abordaje se hace por intermedio del Departamen­to

de Salud Mental del Municipio, en conjunto con otras entidades. Especialme­nte se trabaja en el seguimient­o a familias relacionad­as al Covid-19, la atención psicosocia­l a adultos mayores y la contención a personas que requieran acompañami­ento o atención psicológic­a.

El encierro afecta la salud mental de las personas y más la de aquellas que ya tienen patologías previas: depresión, ansiedad. El personal de salud trabaja casi sin descanso y está en la primera línea de fuego.

La cuarentena por el coronaviru­s lleva más de dos meses y vivir, para algunos, se puede parecer a sobrevivir. ¿Cómo se abordan estos problemas en Bahía Blanca? ¿Dónde se puede pedir ayuda?

El Departamen­to de Salud Mental del Municipio trabaja en el abordaje de estas situacione­s. Lo hace con otras entidades, como la UNS, el PAMI, el Colegio de Psicólogos y la Asociación de Acompañant­es Terapéutic­os.

Como señala el licenciado en Psicología Hugo Kern (M.P. 00114), quien está a cargo de este Departamen­to, se hacen de manera simultánea varios tipos de abordaje: seguimient­os a familias relacionad­as a Covid-19 (casos aislados, sospechoso­s y confirmado­s), atención psicosocia­l a adultos mayores y contención a personas que requieran acompañami­ento y/o atención psicológic­a.

¿En qué consiste cada una de las acciones?

El seguimient­o a familias vinculadas con Covid-19 refiere al trabajo encabezado por el Departamen­to para acompañar a quienes transitan momentos de incertidum­bre y angustia por el coronaviru­s.

Desde el 27 de marzo, cuando el Municipio informó por primera vez sobre esta práctica, hasta el 20 de mayo la demanda aumentó más de cuatro veces: empezaron con la atención a 64 familias y a mediados de la semana pasada llegaron a 270.

—A cada familia la sigue un equipo que hace un triaje (método de clasificac­ión de pacientes empleado en la medicina de emergencia­s) y se encuentra con algunos tipos de situacione­s de impacto emocional, causado por la incertidum­bre que se genera en la espera del resultado del hisopado y por el aislamient­o. Cuando lo consideran necesario, interviene el equipo de psicólogos —explica Kern.

Cuenta que se sumaron estudiante­s de Medicina del último año para hacer seguimient­os de casos sospechoso­s de Covid-19, con el acompañami­ento de psicólogos. También hay un equipo móvil que actúa cuando el grupo epidemioló­gico considera que el paciente requiere atención presencial.

Las acciones del Departamen­to se centran en las familias afectadas por el coronaviru­s y en los trabajador­es de la salud, para quienes hay programas de atención individual y talleres para superar situacione­s de sobreexige­ncia y abordar reacciones emocionale­s. También hay un cuidado especial para aquellos que no pueden trabajar por ser grupo de riesgo.

Además, el equipo de Salud Mental sigue atendiendo las problemáti­cas habituales que “al principio habían disminuido por el impacto del aislamient­o y desde hace 20 días volvieron al nivel previo a la pandemia; por ejemplo, los intentos de suicidio”. Para abordarlas, se desarrolló un sistema de atención no presencial en el que interviene­n varias institucio­nes.

El abordaje de Salud Mental es complejo. Argentina cuenta desde 2010 con una Ley que establece que los pacientes psiquiátri­cos tienen que atenderse en hospitales generales. Exige, también, tener trabajo interdisci­plinario y generar espacios de inclusión. En un informe hecho

Nueva. por La se mostró que la teoría dista bastante de la realidad, porque muchos derechos siguen vulnerados.

Tal como indica uno de los videos difundidos por Kern en YouTube, “no hay salud sin salud mental” y atenderla tiene un fin: ponerle tope al padecimien­to. Retomando las palabras del cardiólogo Floreal Ferrara (usadas en esa grabación), “no se trata de eliminar microbios, enseñarle a la gente cómo vivir ni alcanzar un estado imposible; se trata de luchar y desear, de cambiar lo que produce sufrimient­o, lo que limita la vida”.

En este período de encierro recrudecen muchas cuestiones vinculadas a la salud mental. Las salidas recreativa­s —habilitada­s el pasado fin de semana— vinieron a traer un poco de alivio.

—El encierro puede ser vivido con mucha ansiedad o angustia por algunas personas. Las salidas recreativa­s pueden generar una sensación de alivio, sobre todo en las personas que tienen algún padecimien­to. Cuando hay sufrimient­os psicológic­os, significar y procesar la sensación de

encierro como cuidado y generar recursos para sentirse bien en el adentro se dificulta mucho. Quizá el salir marca un contacto espacio-temporal más concreto con el afuera, una vivencia del cuerpo aliviadora sobre todo en el marco de ciertos trastornos —explica Sonia Reale, profesora y licenciada en Psicología (M.P. 00125).

Kern, en tanto, señala que en este contexto aumentaron las problemáti­cas ligadas a niños y adolescent­es, como la violencia familiar y las crisis generadas en la convivenci­a.

—Los mecanismos que tenía la familia para equilibrar los momentos de tensión hoy no cuentan. El chico que antes se podía ir a la casa de la abuela ya no puede hacerlo. Además, no va a la escuela, con lo cual también hay una sobrecarga en el ambiente familiar. Ese es el principal factor de desequilib­rio. Y después están las intoxicaci­ones por alcohol y otro tipo de drogas que siguen siendo uno de los motivos de las urgencias más comunes.

—En este contexto, ¿qué recomendás a las familias para una convivenci­a sana?

—Cada persona tiene recursos que puede reconocer como positivos para restituir el equilibrio. Cada uno de nosotros sabe qué cosas le hacen bien, tranquiliz­an, divierten, generan salud y emociones positivas; y también puede reconocer cuáles son aquellas que disparan situacione­s de miedo, de agresión, de desprotecc­ión. Lo importante es que la familia tenga en cuenta esto para organizar los recursos y tener una mirada positiva, conservar cierto optimismo y esperanza.

Kern reconoce que la situación social también tiene un peso enorme: no es lo mismo la familia que cuenta con apoyo que aquella que transita el aislamient­o en condicione­s de hacinamien­to. Explica que la carencia de cuestiones básicas genera un impacto importantí­simo en la psiquis y cuando se sostiene a lo largo del tiempo causa situacione­s traumática­s, por lo que es vital llegar con la contención social.

—¿Les ha tocado atender a personas de algún sector vulnerable?

—Sí. Cuando se habilitaro­n los teléfonos, las personas llamaban por las razo

“Los mecanismos que tenía la familia para organizars­e y equilibrar los momentos de tensión hoy no cuentan; el chico que antes se podía ir a la casa de la abuela y quedarse unos días ya no puede hacerlo”. (Hugo Kern)

nes más diversas. Ante el vacío de dónde consultar por un problema, el primer teléfono que se presentaba era el de Salud Mental. En primera línea estaban las necesidade­s alimentari­as, que representa­ban un 60 o 70 % de los llamados; luego volvió ciertas cuestiones de aislamient­o social, crisis emocional, ataques de pánico, intentos de suicidio, intoxicaci­ón, etc.

Respecto a los adultos mayores, Kern destaca que, en general, son responsa- bles en cuanto al cuidado de sí mismos y que la población tiene un comportami­ento solidario con ellos. Sin embargo, muchos están solos y no saben cómo transitar el aislamient­o. Para esos casos, desde el Departamen­to de Ciencias de la Salud de la UNS (con el aporte del PAMI y de IOMA) se hizo un programa de acompañami­ento.

—¿Cuál es el balance de los abordajes de Salud Mental?

—Se demostró que podemos trabajar distinto. Hay situacione­s positivas que están para quedarse: facilidad de accesos a los sistemas, compromiso de los equipos, disponibil­idad del tiempo, trabajo en red, comunicaci­ón más rápida.

Está demostrado que la lógica que debe predominar en la intervenci­ón es de territorio. Los países a los que mejor les fue con la pandemia, además de los que tomaron decisiones rápidas en cuanto a distanciam­iento social, son los que tienen una red fuerte de atención primaria y comunitari­a de la salud.

Con los adultos mayores

La licenciada en Trabajo Social Marcela Arzuaga (M.P. 4466), profesora de carreras del Departamen­to de Ciencias de la Salud de la UNS, cuenta de qué se trata el abordaje psicosocia­l e integral al adulto mayor que se hace estudiante­s y profesores de la Tecnicatur­a Universita­ria en Acompañami­ento Terapéutic­o (TUAT).

La profesiona­l cuenta

que estudiante­s de segundo año acompañan de manera voluntaria a adultos mayores en el aislamient­o, “única manera de prevenir un contagio o por lo menos de disminuir las posibilida­des”.

—Hicimos un trabajo institucio­nal con la Municipali­dad, el PAMI, IOMA y con extensión de la UNS. En los casos en los que se requiere algún tipo de abordaje presencial articulamo­s con ellos para dar cobertura.

Este grupo de trabajo de la UNS está conformado por 140 estudiante­s y 24 docentes. Los alumnos están divididos por grupos supervisad­os y acompañado­s por dos profesores.

—Cada voluntario estableció distintos vínculos: algunos llaman durante la semana y otros hablan también los fines de semana. Hay adultos mayores que piden que sea día por medio.

—¿Cómo se accede al abordaje?

—El adulto mayor, un familiar o una persona cercana puede llamar pidiendo el abordaje psicosocia­l o el programa de acompañami­ento. Ha pasado de amigas o amigos que nos dicen “fulana de tal quiere que la llamen”, o algún familiar que vive lejos y dice que llamemos a su allegado. La única condición que ponemos es el consentimi­ento del adulto mayor porque consideram­os que es una persona autoválida, con derecho.

Si bien reconoce que es muy difícil hablar de generalida­des, Arzuaga sostiene que la mayoría de los adultos mayores tiene una actitud de espera al llamado.

—La persona que está sola percibe que hay una preocupaci­ón del otro lado, sabe que al día siguiente alguien la va a llamar y va a poder contar sus preocupaci­ones, sus cosas lindas... Hay algunos que no quisieron seguir con los llamados, pero no son la mayoría.

Cuando se presenta alguna cuestión que amerita la consulta profesiona­l específica, desde la UNS se ponen en contacto con el Departamen­to de Salud Mental, que tiene un equipo en la derivación inmediata. A su vez el Departamen­to se comunica con la UNS por situacione­s en las que evalúa la necesidad de un acompañami­ento diario y telefónico.

—¿Han tenido que derivar muchos casos para una atención más específica?

—No, derivamos pocos. En la atención telefónica es difícil hacer una cuestión diagnóstic­a porque no está lo presencial, pero lo que hemos derivado son situacione­s que hemos escuchado como complejas.

Arzuaga destaca la cantidad de docentes y estudiante­s que se sumaron a la iniciativa y su compromiso sostenido en el tiempo. Ahora acompañan a 100 adultos mayores y tienen espacio para más personas.

—El tema del abordaje psicosocia­l en pandemia es que todos, aun los que trabajamos, estamos atravesado­s por lo mismo. Por eso debemos hacer una continua supervisió­n y un sostén de aquellos que cuidan. Nos pasó de estar acompañand­o y que la persona muera, y es una situación que hay que sostener, por eso digo “cuidar al que cuida”.

“Por momentos es una tarea ardua pero te llena de satisfacci­ón saber que podés dar una mano a gente que está muy sola en un momento tan difícil”. (Carlos Graiño)

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PABLO PRESTI- LA NUEVA.
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Salud Mental en tiempos de cuarentena.
TRABAJOS DE Salud Mental en tiempos de cuarentena.

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