La única escuela secundaria de Indio Rico no baja los brazos
El instituto María Pierobón de Verdier es privado pero el monto de la cuota que recibe la cooperadora es voluntario. Tienen 100 alumnos que concurren de mañana al edificio de la EP Nº 8.
Antes de la pandemia, docentes, padres y ex alumnos del Instituto de Educación Secundaria María Pierobón de Verdier, fundado el 16 de marzo de 1959, organizaban todo tipo
de eventos para mantener en pie al único establecimiento que otorga enseñanza media en el pueblo de Indio Rico.
El Estado se hace cargo del salario de los docentes pero el resto de los gastos corren por cuenta de una Cooperadora que recibe una cuota solidaria por parte de las familias de los alumnos y alumnas.
Valeria Barruti, directora de la entidad, aseguró que
los gastos son muchos pese a que es una institución pequeña con una matrícula de 100 alumnos.
“Las instituciones de Indio Rico están pasando por una situación difícil porque la Pandemia ha afectado a todos. La escuela no es una excepción”, dijo.
“Al no poder realizar actividades que reúnan a gente como eventos musicales o con oferta de comidas, estamos limitados a la hora de recaudar fondos. Todos los meses pensamos cómo cubrir los gastos”, dijo.
Aseguró que con el dinero que reúnen solo están en condiciones de pagar el salario de la portera, único personal auxiliar y quien realiza la limpieza. Además, deben encargarse del pago de los seguros de los alumnos y docentes, de los productos de limpieza, elementos contables y muchos más.
“Es una suma importante con la que tenemos que contar todos los meses. El municipio nos da un subsidio pero no alcanza”, sostuvo.
El instituto funciona de mañana en las instalaciones de la Escuela Primaria Nº 8, de la localidad, en el partido de Coronel Pringles.
Barruti, de profesión Veterinaria, no es oriunda de Indio Rico, pero se radicó en este tranquilo terruño con su hijo hace 7 años.
“Ni bien llegué empecé a dar clases. Siempre le digo a los chicos, cuando dicen que le pueblo es chico y no hay mucho para hacer, que hay que valorar la tranquilidad y la paz de este lugar”, dijo.
“Acá podés andar en bicicleta y dejarla en cualquier lugar sin candado, dejar la puerta sin llave cuando nos vamos de casa y caminar al colegio escuchando los pájaros. También podés ver la puesta del sol y las estrellas en la noche. Hay que mostrar a los chicos la bendición que es poder estar en contacto permanente con la naturaleza”, evaluó.
El mes pasado la escuela organizó una actividad recreativa para recaudar fondos y a la vez dar a conocer los atractivos de este sitio declarado Pueblo Turístico, sin embargo, debió suspenderse porque los casos de Covid crecieron exponencialmente en 15 días.
“Habíamos organizado una caminata con senderismo y ciclismo para mostrar a la localidad turísticamente. Iba a ser en la Laguna del Cabo, a 8 km de la localidad en un campo privado, con paso en kayak y avistaje de aves y servicio de cantina, pero no lo pudimos concretar”, señaló.
La idea era recibir a los turistas en la laguna con un paseo en kayak, para que puedan pasar una tarde al aire libre, al sol, escuchando el canto de los pájaros y hasta ver las nutrias en las orillas.
“Quienes nacieron acá quizás no valoran tanto el contacto con la naturaleza como quienes llegan desde ciudades más grandes y se establecen. Aquí los chiquitos pueden ir a la plaza o jugar al handball o al fútbol solos, nos conocemos entre todos, nos ayudamos; todavía tenemos ese valor”, destacó.
Indio Rico se encuentra ubicado al sur de la provincia de Buenos Aires, en el partido de Coronel Pringles, 74 kilómetros al sudeste de la ciudad cabecera homónima.