Todo proyecto político necesita de un sector público ordenado.
El contrapunto por los subsidios a la energía y al transporte casi se lleva puesto al ministro Martín Guzmán, quien insiste en la necesidad de ordenar las cuentas.
Pareciera que los que manejan la política en el Gobierno consideran que la situación económica se ha normalizado desde setiembre del año pasado, cuando el dólar paralelo casi toca los $200 a la fecha.
Tanto es así que no sólo se oponen al ajuste tarifario para controlar el déficit fiscal sino que hasta sugieren de que el mismo déficit fiscal no sería un problema.
De aquí que proponen volver al confinamiento rígido con asistencia del Gobierno a través de los APT y los IFE, como el año pasado.
La calma en el dólar responde a medidas que se tomaron en la dirección correcta. Por caso, en lo que va del 2021 la asistencia del BCRA al Tesoro (emisión para cubrir el déficit fiscal) se frenó. En enero y febrero no hubo asistencia y en marzo y abril fue de $190.000 millones, que es menos del 10% de la base monetaria. El déficit fiscal también se redujo en el primer trimestre a la mitad de lo que fue en el mismo trimestre del año pasado. Esto le facilitó al Tesoro financiar sus vencimientos de deuda con títulos públicos.
El punto es que esta reducción del déficit fiscal del primer trimestre es transitoria. Se explica por un crecimiento extraordinario de los ingresos públicos que ya se apacigua en abril y por el retraso de salarios públicos y jubilaciones que crecieron sólo 31% interanual con una inflación del 40%. En lo que resta del año habrá demandas por recomposición salarial, las jubilaciones se van a ajustar por la regla de movilidad y, además, Anses tiene atrasadas casi la mitad de los otorgamientos de nuevas jubilaciones.
El sistema previsional, en general, otorga regularmente unas 350.000 nuevas jubilaciones y pensiones por año. En 2020 se otorgaron apenas 190.000, producto de que la Anses cerró sus puertas por el confinamiento.
A su vez, el financiamiento del déficit vía emisión de títulos públicos ya está poniéndose más caro. En la última licitación del Tesoro, el mercado pidió un aumento de tasas, aun cuando se mostró bastante amigable.
El mercado pidió una tasa de interés similar a la inflación por lo que el aumento de la tasa de interés se debió a que aumentó la expectativa de inflación. En otras palabras, no es que el mercado se puso arisco. Es el propio déficit fiscal el que hace subir la tasa de interés por las expectativas al alza de la inflación que produce.
En el mismo sentido, pensar que el BCRA puede atenuar el impacto inflacionario de la emisión, como lo hizo el año pasado, sacando dinero del mercado con Leliq y pases ya encontró sus límites. El stock de Leliq y pases es superior al total de depósitos a plazo fijo de los privados. Esto es consecuencia de que la bola de nieve de los intereses está creciendo. Creer que el mecanismo de las Leliq y pases puede ser indefinido es una equivocación porque la contrapartida son los plazos fijos, que tienen un límite.
Por todo lo anterior es que el ministro propone tomar medidas para reducir el déficit fiscal de manera permanente.
Una anécdota ayudaría a reflexionar al ala política del gobierno.
En Uruguay se formó una alianza con una veintena de partidos de izquierda que ganó la presidencia y estuvo en el poder casi 15 años. Es el Frente Amplio. Cuando perdió fue por muy pocos votos por lo que se puede decir que se fue por la puerta grande. Entró con una pobreza de 32% y se fue con una pobreza de 8%. Evidentemente que es un proyecto político de envergadura y más que interesante. Bueno, el Frente Amplio nunca descuidó el déficit fiscal. Siempre lo tuvo controlado para así tener controlada la inflación. Esto es lo que lo hizo ganar tantas elecciones y reducir la pobreza.
La enseñanza del FA de Uruguay es que todo proyecto político sustentable debe pararse sobre el equilibrio fiscal. Más cuando dice estar a favor de los pobres.
La reducción del déficit fiscal que implementó el Gobierno durante el primer trimestre va en el buen sentido, aunque es apenas transitoria.
De enero a marzo de 2021, la partida de subsidios creció a un ritmo interanual del doble con relación a la evolución del gasto previsional.
(*) El autor es presidente del Instituto para el Desarollo Social de la Argentina.