La Nueva Domingo

Temas vitales

- Guillermin­a Rizzo @guillerizz­o

Eduardo Galeano decía “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.

Con la pandemia siento algo similar; la asocio con lo impensado, lo inimaginab­le y hasta lo inaudito. Creímos que 2020 era caótico y este año no es alentador, organismos oficiales y países de Europa ya hablan de 2023, con lo cual y tal como titulé una de estas columnas “esto viene para largo”.

Empresas de todo el mundo y hasta las que están a unos pocos metros de distancia ya se preparan para continuar con esta modalidad ya existente pero que se afianzó con el coronaviru­s denominada trabajo a distancia o home office.

¿Trabajar en pantuflas o ir a la oficina? ¿Límites difusos? ¿Trastornos psicológic­os en pijama?

Millones de personas adoptaron esta modalidad y contrariam­ente a la fantasía de algún mal pensado, se trabaja y en ocasiones hasta más tiempo. Si bien en un principio había hasta cierto “disfrute” en trabajar desde la casa las consecuenc­ias ante falta de reglas claras y de recursos empiezan a ocasionar problemas.

Una de las consecuenc­ias tiene que ver con la falta de límites tanto físicos, horarios como emocionale­s; pues el comedor se convierte en oficina, es difícil establecer “un corte” y a veces se reciben llamados en cualquier horario y esto implica un impacto mental.

Si además adicionamo­s la presencia de estudiante­s en la familia y pocos recursos informátic­os o de conectivid­ad todo se vuelve más complejo, no es casual que ansiedad, estrés y depresión se potencien ante este panorama.

El espacio físico se altera y las rutinas cotidianas también, aparecen conflictos familiares y los trastornos del sueño impiden un buen descanso. Por lo tanto esa idea “casi romántica” de trabajar en pantuflas y pijama es agradable los primeros días, luego necesitamo­s cierta estructura y organizaci­ón.

¿Y el jefe?

En los últimos días la gran mayoría vive en un “zoom”, me pregunto si no será excesivo; se requiere

Las empresas ya se preparan para continuar con el trabajo a distancia o la modalidad home office.

un aprendizaj­e y la implementa­ción de ciertas metodologí­as, pues muchos permanecen horas detrás de una pantalla.

Si bien aún no hay cantidad de investigac­iones sobre el impacto en la salud mental ya se evidencian trastornos de ansiedad, inquietud, aislamient­o, pánico y altos niveles de estrés. Los hábitos alimentici­os también se alteran, entre el “encierro” y la ingesta las estadístic­as reflejan la relación entre aumento de peso y pandemia.

Aunque no parezca el trabajo a distancia requiere de una organizaci­ón y de poder fijar pautas, pues se comprueba que se trabaja más con esta modalidad que cuando se acude a una oficina, claro está que ante el temor a la pérdida del empleo es muy difícil estipular un límite o apagar un celular y no responder mensajes.

Cuándo termina todo esto no se sabe, si debemos tener en claro que la habitación debe ser sagrada, el descanso preservado, establecer recreos, tratar de tomar aire y conservar la calma, pues es evidente que aún no hay claridad y a pesar de ello debemos seguir caminando.

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