Facundo Arens metió un doble y se quedó con el título más valioso de su carrera
El bahiense se graduó en la Universidad de Kutztown, su lugar en el mundo en los últimos cuatro años. “No descarto comenzar una vida acá si surge una oportunidad de trabajo”, contó.
“The future belongs to those who believe in the beauty of their dreams”.
La frase lleva la firma de Eleanor Roosevelt, una escritora, activista y política estadounidense que fue primera dama entre 1933 y 1945 de su esposo Franklin.
La misma ocupa un lugar especial en la Universidad de Kutztown, el hogar de Facundo Arens en los últimos cuatro años. Y él más que nadie puede decir que “el futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños”.
Estos comenzaron a forjarse en la cancha de Olimpo, con una pelota de básquetbol en sus manos, y en el colegio Claret, entre libros, apuntes y exámenes. Siempre, claro, respaldado por sus amigos y su familia, la misma que le inculcó la importancia del estudio. Y de los sueños.
“Los estadounidenses no entienden cómo en Argentina el deporte y el estudio están separados. Mis padres siempre me insistieron que estudie y yo quería jugar, así que lo ideal para mí siempre fue venir a Estados Unidos”, relató desde Pensilvania.
El bahiense partió a Norteamérica en 2017 con un nivel de inglés “muy malo” y ahora habla “fluido”. Ah, además se recibió en dos carreras: Sport Management y BA Spanish.
Sin embargo, la historia contemporánea comenzó con un duro revés para Facundo, quien en principio iba a recalar en la universidad de Hartford.
“Ellos no quisieron arriesgar a que la NCAA no me permita jugar porque había participado profesionalmente en Olimpo. Me habían mandado el contrato y todo, pero se tiraron para atrás. Ahí, Pepe (Sánchez) —a quién conoce de su paso por Bahía Basket, donde jugó Liga de Desarrollo— buscó otras alternativas y la única que me bancaba sin jugar era
Kutztown”, relató.
“Entonces, era ir a Kutztown o quedarme en Bahía Blanca a empezar Agronomía en la UNS; yo ya me había anotado y todo. A partir de ahí, comencé el proceso de acomodarme tanto a la universidad, como a la cultura y al idioma”, detalló.
Finalmente, la NCAA se expidió favorablemente y — con la temporada en marcha— Arens pudo debutar en la División II el 30 de diciembre de 2017: fue ante West Chester, de titular y con dos puntos en 23 minutos.
Desde entonces, al 29 de febrero de 2020, cuando jugó su último partido oficial (sumó 8 tantos ante Shippensburg), Facundo totalizó 74 encuentros y promedió 5,4 puntos, 2,7 rebotes, 1,6 asistencias en casi 22 minutos. Fueron tres temporadas, ya que la última se canceló, por la situación sanitaria debido a la pandemia de coronavirus.
“En estos cuatro años crecí mucho como persona y no tanto como deportista, pero siempre supe que cuando me graduase iba a ver la posibilidad de dedicarme a lo que había estudiado. Y la verdad es que me encantaría meterme en el mundo del deporte acá en Estados Unidos, donde hay muchos puestos de trabajo y organizaciones deportivas. Quizá, si me ayudan, podría obtener un puesto y ahí la NBA podría ser un objetivo”, mencionó.
A la hora de analizar su futuro inmediato, el bahiense dijo que “la realidad es que yo todavía no tengo ciudadanía europea para ir a jugar allá, a Argentina no quiero volver y la única opción que tengo es seguir en Estados Unidos, pero el siguiente paso sería la NBA y estoy a millones de kilómetros de poder jugar en la NBA”.
“Sí me encantaría llegar a la NBA con una oportunidad de trabajo —continuó—, dejando el básquet y comenzando una vida acá”.
“Acá” es lejos de Bahía Blanca, donde gran parte de su familia siguió el acto de graduación como pudo.
“Durante el acto pensé mucho en mi familia, que me iba a ver por un link, pero que no sé por qué no les anduvo. Y pensar que yo me la pasé saludando a la cámara ja, ja, ja. Mi mamá estaba en la graduación y por suerte pudo grabar un video”, narró.
Arens empezó a estudiar
“Estoy muy orgullosa porque lo ha logrado; se lo propuso, estudió y jugó al básquet. Vivió la experiencia que quería”, dijo su mamá Silvia.
kinesiología tras rendir dos veces el examen de ingreso y pasar “raspando” el segundo. Aunque su inglés no era el mejor y una charla con su DT lo guió.
“En el primer examen de química saqué el 15 %; entonces me agarró mi coach y me dijo ‘mirá Facu, todo muy bien, pero si querés quedarte con nosotros cuatro años deberías elegir una carrera más accesible porque tu inglés no es muy bueno y estas carreras son muy difíciles por su vocabulario’. Leer libros sobre biología y kinesiología en español eran difíciles para mí, imaginate en inglés”, recordó.
Para mantener la beca necesitaba un buen promedio académico y decidió cambiarse a la carrera de manager deportivo y asegurar su escolaridad.
“Poder irte de tu país, seguir con el deporte y a la vez estudiando es un proceso largo y difícil, pero no imposible. En lo personal, aprendí mucho y lo haría de vuelta. Además de tener dos títulos, la experiencia me dio muchísimo y ahora estoy evaluando oportunidades”, detalló.
“El acto de graduación fue bastante corto, no tiramos los gorros para arriba como es costumbre y algunas cosas más, por los protocolos del Covid. Pero la verdad yo solo deseaba que me entreguen el diploma. Ahora quiero estar en Argentina, recuperar algo de tiempo con mi familia y mis amigos”, completó.
Llegó la hora de volver a soñar y elegir caminos...