La campaña fina 2021/22 tiene cara de récord: 23,6 millones de toneladas
Condiciones climáticas; precio internacional para la comercialización, manejo más eficiente y una demanda sostenida son las razones para la proyección de una siembra que aún no se implantó.
Los congresos sobre los cultivos icónicos del sudoeste bonaerense, el trigo y la cebada, terminaron de confirmar —en la voz de los expertos— las presunciones respecto de la campaña fina 2021/22 en nuestro país.
Así entonces, están dadas las condiciones climáticas; de precio internacional para la comercialización; un manejo más eficiente y de una demanda sostenida para el récord proyectado de producción que puede llegar hasta las 23,6 millones de toneladas.
Tanto en A todo trigo, como en Cebar 2021, el optimismo se repitió en no pocas ponencias, tal como hacía varios años no se apreciaba y donde la cebada está liderando un cambio virtuoso por razones que, acaso, vayan más allá de la coyuntura.
Para entender de qué se trata, bien valen algunas referencias de la temporada que concluyó y de la campaña que se viene.
—Se espera, en el país, una siembra de trigo de 6,5 millones de hectáreas. Es semejante a la campaña 2020/2021, pero se presume un mejor paquete tecnológico que puede dejar al cultivo en una recolección final de 19 millones de toneladas.
—En el caso de la cebada se prevé un incremento de siembra del 28 %, para llegar a 1,15 millones de hectáreas. De ser así, la producción puede llegar a las 4,6 millones de toneladas, unas 500.000 Tns. más respecto de la campaña previa.
—En caso de ratificarse las cifras, de unos cultivos que aún no se han sembrado, el producto bruto de ambas cadenas alcanzaría los 4.570 millones de dólares en esta campaña 2021/22. En tanto, las exportaciones de trigo y de cebada se elevarían a U$S 3.790 millones, de acuerdo con las estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Agustín Tejeda Rodríguez, economista jefe de la entidad, destacó el buen escenario de precios para el nuevo ciclo agrícola, en el cual la cebada ha mostrado aún mayores incrementos de competitividad.
Como resultado de los incrementos esperados en la producción, subrayó que las exportaciones podrían alcanzar las 12 millones de toneladas en trigo y las 3 millones de toneladas en cebada.
Tejeda Rodríguez sostuvo que las cadenas de trigo y de cebada harán, en base a estas estimaciones, una contribución récord a la economía de 2022, después del gran aporte que se está realizando en el año en curso.
“El producto bruto del trigo alcanzaría los 3.720 millones de dólares. De lograrse, sería la sexta campaña consecutiva de crecimiento”, comentó.
El economista agregó que el producto bruto de la cebada también tendría un importante incremento: 850 millones de dólares.
“También tendríamos crecimiento en el resto de las variables”, añadió.
“Las exportaciones de trigo y de cebada alcanzarían los 3.790 millones de dólares; la inversión de los productores unos U$S 1.910 millones y, ambas cadenas, aportarían 1.250 millones de dólares en recaudación fiscal”, explicó.
De acuerdo con el último relevamiento de tecnología agrícola aplicada en trigo, Sofía Gayo —analista del Departamento de Investigación y Prospectiva Tecnológica de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires—, sostuvo que la adopción de nivel tecnológico alto en trigo se ha mantenido constante a lo largo de las últimas tres campañas, lo que ha permitido un interesante piso tecnológico.
“Dentro de eso, hay aspectos de la aplicación de tecnología que siguieron mejorando, especialmente relacionados a la agricultura de conservación, como siembra directa, cultivos de cobertura y rotación”, describió.
En cuanto a los cultivos de servicios, en cinco campañas prácticamente se quintuplicó el porcentaje de productores que los siembra, ya que, actualmente, lo hace casi un 20 % de los productores argentinos. En tal sentido, se estiman unas 350.000 hectáreas sembradas.
“Estas prácticas se reflejan, luego, en la mejor performance ambiental del trigo argentino en relación a sus competidores, como surge de un trabajo realizado por el INTA y el INTI para Argentrigo, en donde se mide la huella de carbono del cultivo”, relató.
“Conocer la huella ambiental permite generar conciencia sobre la producción y consumo responsables”, dijo.
“Por otro lado, al ser un estándar en el mercado internacional nos abre posibilidades comerciales allí mismo”, aseveró Gayo.
Para Ramiro Costa, subdirector ejecutivo de la Bolsa de Cereales porteña, en un contexto en donde las perspectivas mundiales siguen siendo inciertas, los
“La cebada posee la opción de variedades y el salto en rendimiento se ha producido por cambios en la genética”, dijo el Ing. Agr. Mario Cattáneo.