Raffaella Carrá puso su sello imborrable en el espectáculo
La conductora, actriz y cantante falleció a los 78 años dejando una huella imborrable en el espectáculo europeo y latinoamericano.
En los años de su apogeo internacional -durante las décadas de 1970 y 1980-, Carrá se repartía entre la pantalla chica y el estudio de grabación.
La popular figura de Raffaella Carrá en sus diversas facetas públicas y mediáticas en buena parte del mundo, no la alejaba de sus convicciones políticas y por ello en 1977 no tuvo reparos en decirle a la prensa española: “Yo siempre voto comunista”.
Y ya en los ’90 con el mundo aún sacudido por la caída del Muro de Berlín que en su derrumbe arrastró lo que quedaba de la experiencia del mundo comunista, expresó: “En un conflicto entre trabajadores y empresarios, yo siempre estaré del lado de los trabajadores”.
Ese espíritu también alcanzó a parte de su repertorio musical donde le cantó a la homosexualidad (en “Luca”, dedicada a un muchacho del que se enamoró) y al sadomasoquismo (en la canción “Santo Santo”).
El Vaticano también llegó a censurarla, pero por un motivo bastante más visible y menos intrincado: por mostrar el ombligo en sus actuaciones en televisión.
Estrella
Raffaella Maria Roberta Pelloni -su verdadero nombre- nació en la ciudad de Boloña 1943, fue la máxima estrella de la TV italiana, quien trascendió las fronteras de su país, marcando una época a partir de su talento y de su personalidad desprejuiciada, libre y fuera de serie, con la que cautivó a millones de fieles admiradores.
A lo largo de su vida, Raffaella cultivó un eterno romance con Latinoamérica; fue amiga de Diego Armando Maradona e inspiró a Susana Giménez, y conquistó a varias generaciones a partir de canciones pegadizas e inoxidables como "Fiesta" y "0303 456".
También en la Argentina rodó el filme musical "Bárbara", con el que volvió a la actuación tras una década y bajo dirección de Gino Landi compartió roles centrales junto a Jorge Martínez.
La cinta, realizada íntegramente en la Ciudad de Buenos, muestra a Martínez como un heredero millonario que se enamora de Bárbara (Carrá), una cantante italiana que visita el país.
Durante ese año, también, la cantante realizó una serie de especiales llamados "Millemilioni", con el cual intentaba unir las ciudades de Moscú, Londres, Ciudad de México, Roma y Buenos Aires, por medio de supuestos ciudadanos comunes, quienes, en medio de sus quehaceres, cantaban algunos hits de la diva.
Pero ese suceso no burló el duro clima impuesto por la dictadura cívico-militar que la obligó a modificar el texto de otro éxito de su cuño como "Hay que venir el sur”.
Censura
"Para explicar la censura que vivíamos en Argentina durante el Proceso siempre uso el mismo ejemplo: en España la canción decía 'Para hacer bien el amor hay que venir al sur' y en Argentina 'Para enamorarse bien hay que venir al sur'", señaló a modo de ejemplo el productor cinematográfico Axel Kuschevatzky en su cuenta de Twitter.
En los años de su apogeo internacional -durante las décadas de 1970 y 1980- se repartía entre la pantalla chica y el estudio de grabación (registrando 25 discos de estudio y vendiendo más de 60 millones de unidades).
Empezó su carrera profesional a la edad de nueve años, tras ser elegida para un pequeño papel en la película “Tormento del pasado”, que marcó su debut en la pantalla grande. Trabajó en Hollywood en la década de 1960, pero retomó pronto su carrera en Europa, en cine y TV.
A los 18 años debutó en la TV en el programa “Tempo di danza” en 1961, luego se desempeñó en algunos espectáculos y en la comedia musical “Scaramouche” (1965). En 1970, comenzó a presentar el programa “Canzonissima” en la RAI.