Preocupa el número de junio
volátil durante las primeras semanas del mes de julio genera dificultades ante el objetivo de iniciar una fase desinflacionaria, esencialmente a través de desalineamientos de expectativas que generan decisiones de precios con ajustes hacia el alza.
"En economías inmersas en procesos inflacionarios de períodos prolongados, los ajustes de precios ante eventos y tensiones no esperadas, ya sean endógenos o exógenos a esas economías, tienden a presentar sobrerreacciones adicionando impulsos inerciales sobre la dinámica general de precios", advierten desde el IAE.
El registro inflacionario de junio tuvo un marcado distanciamiento respecto al objetivo de inflación del Ejecutivo, ya que arrojó un 3,2%, posicionando a la inflación interanual en un peligroso 50,2%.
"En ese sentido, ante la ausencia de un programa de acción de mayor alcance y de acuerdos que generen incentivos a los efectos de minimizar aumentos de precios, la dinámica inflacionaria será sustancial en términos relativos respecto
Diferentes economistas tomaron con preocupación el dato oficial de la inflación de 3,2% en junio, que si bien marcó una desaceleración respecto de los meses previos, sigue siendo la más alta de la región.
El dato genera preocupación porque se dio a pesar de la contención de la cotización del dólar oficial, la vigencia de precios administrados para algunos productos de la canasta básica y el aumento de los subsidios para evitar una disparada en el valor de las tarifas de servicios públicos.
Al respecto, el director de la consultora Econviews, Miguel Kiguel, remarcó que pese al 3,2% del nivel general "lo más preocupante es que la inflación núcleo subió a 3,6% y los estacionales la tiraron para abajo porque subieron sólo 0,5".
"Los bienes suben más que los servicios a pesar de que el dólar está planchado", acotó Miguel Kiguel, quien fuera ex secretario de Finanzas. a la coyuntura de potencial cuarentena", señalaron.
En tanto, el índice de salarios total correspondiente al sector privado y público mostró un crecimiento de 3,2% en abril de 2021 respecto al mes anterior, como consecuencia de un incremento de 4,7% del sector privado registrado y un aumento de 1,6% del sector público.
Corolario de esta situación los ingresos del trabajo presentan una pérdida de poder adquisitivo mensual de 1%, mientras que la pérdida acumulada respecto del año 2020 es del 9,3%.
"En este sentido, la pérdida de ingreso real de los trabajadores no solo afecta el consumo y la demanda agregada, sino que tiene efectos de impulso en los niveles de pobreza en una coyuntura de alto desempleo", manifiestan los técnicos de la Austral.
Pensando en lo que viene, las proyecciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), realizado por el Banco Central, estiman que la inflación minorista de julio se situará en 2,9%, mientras que en agosto sería 2,8% y en septiembre 2,7%.
A su vez, la inflación anual para el año 2021 se proyecta en un nivel mayor respecto al estimado del mes anterior, ascendiendo a 48,2% y, para el año 2022, a 42,1%.
"La gestión económica no logra establecer un sendero de estable para la recuperación de la actividad económica frente a la incertidumbre y tensiones en aspectos fundamentales de la economía como el mercado cambiario", señaló el informe citado.
"Notamos la necesidad cardinal establecer un programa de estabilización macroeconómico con metas de corto y mediano plazo dado que las tensiones cambiarias e inflacionarias pueden converger a un nivel mayor", se insiste en el documento.
Producto, en parte, de la falta de un programa de estas características, la recuperación de la actividad económica intermensual, iniciada en mayo de 2020, se revirtió durante el trimestre febrero-abril 2021, con lo cual, deriva en una fase recesiva.