“Hay que redireccionar la agenda para atraer al sector privado hacia la bioeconomía”
Así, la disminución en las aplicaciones y en el laboreo redujo las emisiones en 23 mil millones de kilos de CO2, lo que equivale a sacar 15,3 millones de autos de las calles.
Otro aporte: ¿Cómo puede la biotecnología agrícola ayudar en la adaptación al cambio climático?
Está claro que el cambio climático, a través del aumento de las temperaturas, de los cambios en el régimen de lluvias y del aumento en la frecuencia y severidad de fenómenos meteorológicos extremos, tendrá un impacto importante en la productividad agrícola.
Por un lado, los cultivos se verán amenazados por estreses abióticos, como la sequía, el calor y las inundaciones, y por estreses bióticos, como nuevas plagas y enfermedades, que aparecerán con estos cambios.
Desde la entidad nacional se asegura que la biotecnología agrícola puede contribuir —en forma significativa— a superar estos desafíos, ya que brinda herramientas para mejorar la capacidad adaptativa y productiva de los cultivos a través de la introducción de características específicas. Estos son los casos: —Resistencia a insectos, para proteger a los cultivos de las principales plagas.
—Resistencia a hongos, virus y bacterias, para protegerlos de enfermedades.
—Tolerancia a herbicidas, para brindar más opciones para el manejo de malezas. —Tolerancia a salinidad. —Tolerancia a sequía. —Tolerancia al frío y a las heladas. —Tolerancia al calor. —Tolerancia a la inundación
—Mejor aprovechamiento del nitrógeno, a fin de producir más con menos.
“Latinoamérica debe tener como bandera a la bioeconomía; y ahí nosotros tenemos ventajas con respecto al resto del mundo. La provincia de Santa Fe, por ejemplo, siempre fue un gran productor de granos que apoyó la siembra directa, pero ahora se plantean nuevos desafíos: buscar talentos, financiamiento, equipamiento, establecer un marco normativo o regulatorio, adoptar nuevas tecnologías y administrar soluciones para esos desafíos”.
Lo aseguró Francisco Buchara, secretario de Asuntos Estratégicos de la provincia de Santa Fe, en el marco de la reciente Cumbre AllBiotech, el evento virtual que reunió a jóvenes líderes del ámbito de la biotecnología para debatir sobre los retos que enfrenta la bioeconomía en la región y crear iniciativas para atenderlos.
Buchara dijo que Santa Fe ya tiene un polo dedicado a la biotecnología y que, ahora, tienen que redireccionar la agenda para atraer al sector privado hacia la bioeconomía.
“El Estado provincial podría dar aportes no reembolsables, o subsidios a la investigación y la ciencia, creando un Fondo Soberano del Co
Los cultivos resistentes a insectos requieren menos aplicaciones de insecticidas, lo que resulta en ahorro de combustible y menos emisiones de CO2.
nocimiento, como tienen hoy Finlandia o Noruega. Podríamos crear un fondo público-privado de financiamiento para emprendimientos científicos y tecnológicos en etapas tempranas, cuando hay más riesgos”, explicó.
También dijo que otra iniciativa que están llevando adelante se denomina agro-makers, con jóvenes del interior provincial para desarrollar proyectos concretos, además de las materias tradicionales, y plantear soluciones para la comunidad.
Buchara sugirió pasar del conocimiento a la acción, como con la incorporación de jóvenes a la toma de decisiones; más mujeres en cargos directivos; potenciar a la bioeconomía y a la biotecnología, como un gran puente del conocimiento que se transforme, luego, en un producto o un servicio, y generar diálogo entre los países latinoamericanos, aprovechando que tenemos un idioma y una cultura en común.
“Para llevar adelante estas estrategias necesitamos un marco normativo y líderes e iniciativas, que ya las tenemos en América Latina, pero debemos potenciarlas para pasar al próximo nivel”, indicó.
Por su parte, Sandra Sharry, de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP y del Laboratorio de Biotecnología y Bioprospección secretario de Asuntos Estratégicos de la provincia de Santa Fe.
Universidad Nacional de Río Negro (CICPBA), dijo que el futuro ambiental, social, cultural y bioeconómico de los países de América Latina dependerá de la gestión y el uso sustentable de la biodiversidad.
“En tal sentido, existen tres razones básicas por las que esta región del planeta (por Latinoamérica y el Caribe) debe apostar por la bioeconomía: biodiversidad y biomasa residual, talento humano y voluntad política”, aseguró.
Sharry comentó que es fundamental brindar valor agregado a la biodiversidad a través de las tecnologías, generar beneficios sociales y amigables con el ambiente, e de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP involucrar a las comunidades locales.
Sharry dejó en claro que, si bien hay varias visiones sobre el tema bioeconomía, la latinoamericana se basa fundamentalmente en el uso de la biodiversidad y los recursos genéticos.
“Importan también los enfoques que tienen en cuenta cuestiones sociales, tales como invertir en educación e investigación, favorecer entornos sociales e industriales innovadores, y en el diálogo que llevará a una sociedad más inclusiva y sostenible”, describió.
“La biodiversidad debe tener en cuenta, además de la variedad de genes, de especies y ecosistemas, a la diversidad química y a la diversidad cultural. Por eso la biotecnología ofrece una oportunidad de convertir a la biodiversidad en un factor de desarrollo económico y social, a través de su valoración, uso sostenible y conservación”, explicó Sharry.
“En esta ecuación, la biotecnología brinda herramientas como, por ejemplo, clonación, propagación y generación de líneas celulares, y la biodiversidad los insumos o recursos”, agregó.
“La biodiversidad puede ayudar al desarrollo de biomateriales y de bioinsumos para las industrias alimenticia y farmacéutica, y para eso hay que darle valor agregado a través del conocimiento”, amplió.