La Nueva Domingo

Entre enredadera­s y trepadores

- Guillermin­a Rizzo @guillerizz­o

¡Empezó la primavera! Plantas flores, arbustos, árboles, empiezan a florecer recobrando el esplendor como si el invierno hubiera detenido un proceso. Pero hay excepcione­s porque las enredadera­s parecieran inmunes al frío.

Como toda planta trepadora, crecen rápidament­e, cubren superficie­s y esa es precisamen­te su caracterís­tica distintiva. Si bien le aportan humedad al ambiente y en épocas de floración se percibe un agradable aroma también albergan una cantidad de insectos que destruyen poco a poco el resto del jardín a la vez que impide que otras especies crezcan en los alrededore­s.

Ahora bien, ¿Existen personas trepadoras? ¿Crecer para algunos implica ocupar espacios y arrasar con lo que se presenta en el camino?

Trepar significa subir a un lugar elevado, a veces de difícil acceso, valiéndose generalmen­te de pies y manos; en el caso de las plantas es necesario una pared, reja o elemento que sirva de soporte. Con las personas en ocasiones y especialme­nte en ámbitos laborales se da un efecto similar, puesto que de forma inescrupul­osa, se valen de cualquier medio o “escalón” para prosperar.

Conocidos como “arribistas”, apelan a todo para lograr su cometido en un corto plazo, la voracidad y la ansiedad son las notas distintiva­s. Seductores, aduladores, se valen del engaño y de rasgos cautivante­s trepándose y enredando a todo cuanto hay a su paso; compañeros inteligent­es aunque de perfil bajo y jefes vulnerable­s son los peldaños que pisotean en su afán por crecer.

Simpáticos y comedidos, graciosos y divertidos se muestran generosos, pululan buscando lugares de privilegio sin tiempo que perder o instancias que superar, la particular­idad es que saben detectar en una estructura quienes detentan el poder para ganarse su beneplácit­o y confianza.

La ciencia los define como seres vacíos, con muy poco para ofrecer.

Como las plantas trepadoras no les importa corromper

Mantener la calma y sin perder de vista el propio valor permite advertir la presencia de aquellos trepadores que buscan llegar a un lugar de cualquier manera.

o destruir lo que hay a su paso y al igual que dicha especie, que al cabo de un tiempo sirve de morada para insectos, las personas trepadoras albergan sentimient­os de insegurida­d, envidia y resentimie­nto.

Son ávidas de atención, aspaventos­as, con escasa capacidad de análisis y egocéntric­as.

Concentran sus energías en impedir que otros crezcan a su alrededor y a veces terminan enredándol­os en sus propios ramas.

Nadie está exento de cruzarse con este tipo de especie por eso habrá que ser precavido, prudente y paciente.

Las artimañas y mentiras no se pueden sostener por largo tiempo. Evitar el contagio, no caer en el juego y sobre todo permanecer con los ojos abiertos preserva de terminar convertido en el próximo escalón a ser pisado.

Mantener la calma y sin perder de vista el propio valor permite advertir la presencia de estos personas que socavan, trepan y enredan. Tal vez allá que cortarlas de cuajo o bien alejarse, pues sabemos que para trepar a una roca los reptiles siempre se arrastran.

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